Capítulo 9: ¿Qué cojones ha pasado con West?

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Entramos en la fiesta. No había mucha gente, pero tengo la sensación de que todos me miran, sobre todo West.

-Joder nena, si ya me pones con tu ropa amplia y tus vaqueros, imagínate como estoy después de verte así.

Me ofrece algo de beber, y opto por una cerveza. Me dice que si queremos ir a dar un paseo por su jardín, le digo a Diego que ahora vuelvo y me voy con West.

Estamos caminando y hablando casi una hora, hasta que al final veo que se decide:

-María, no eres como las demás, me gusta cuando me rechazas, me gusta lo difícil, y me gusta que no te importe lo que piensen de ti, que seas como eres, tanto por dentro como por fuera...- Veo como me recorre el cuerpo con la mirada y coge aire- Bueno, pues eso, que me encantas.

-West, desde que llegamos al instituto casi que ni hablamos.

-Porque tú no quieres María, llevo tirándote los trastos años, y tú pasas de mí.

-Y mientras te lías con medio instituto, ¿no?

-Solo quiero estar bien contigo, joder que a ti te quiero de verdad.

Me coge del cuello con sus manos, hacía mucho tiempo que no estaba tan nerviosa, y cuando se acerca a mis labios, se escucha una voz que me resulta familiar pero está demasiado lejos como para diferenciarla:

-West, preguntan por ti, es urgente.

-Enseguida vuelvo María, y recuerda que para mí siempre fuiste especial.

Cuando se va, me pongo a reflexionar y pienso en que no puedo jugar a dos bandas, que no es justo, o uno u otro, pero... ¿quién?

Me quedé pensando en ese banco sola, me apetecía tomar el aire. Empiezo a escuchar una sirena, era la policía, "será por el jaleo" pienso. Entro en la casa a ver qué pasa, y veo que todos los amigos de West están hablando con la policía.

-¿Qué ha pasado?

-West ha desaparecido, pero seguro que será una trastada de las suyas-. Me responde Diego.

-¿Pero quién ha denunciado su desaparición?

-Los padres de West. West les llamó, pero cuando cogieron el teléfono, sólo se escuchó un chillido al fondo, pensaron que era de West, y se colgó la llamada. Todo muy sospechoso, ¿no crees?

-Lo único que creo es que me voy ahora mismo para casa Diego, estoy muy agobiada.

Me acompaña a casa y le doy un abrazo y las gracias. Vaya mierda de noche, no he pegado ojo, estoy preocupada de verdad. Que no le haya pasado nada por favor. Ahora que lo pienso, sus últimas palabras sonaban a despedida. Joder, ¿y si le quiero de verdad?

"Mítica chica"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora