Rich me coge de la cintura y me sigue besando. Yo sé que debería parar, no está bien lo que estoy haciendo, lo noto, pero no puedo. Me encanta Rich, y me encantan sus besos.
Seguimos besándonos un buen rato. Hasta que decido parar antes de que la cosa siga avanzando.
-Rich... Lo siento, ha sido un impulso. Quizás...
-Pues menudo impulso, te podían dar más así.
-No quiero que pienses que soy una suelta, ni que me gustan todos. Primero Diego, después West, y ahora tú. De verdad que no sé que me pasa.
-Por besar a tres chicos no eres una suelta. Y, de todas maneras, a West ni le besaste, y a Diego le diste un simple beso, que ni fuiste tú quien empezó. Explicame, ¿eso es ser una suelta?
-Tienes razón, pero es que tú... Me gustas. Estos días contigo me han gustado de verdad. Pero no quiero hacerte daño.
-¿Hacerme daño?
-Creo que soy gafe. Todos los de mi entorno han acabado mal, y no quiero que te pase nada...
-Ésta conversación ya la hemos tenido María. No me va a pasar nada. Y, dejando eso a un lado, ¿por qué no podemos salir como dos personas normales?
-Porque estoy fallando a West. Apenas unos días que se fue, ¿y ya estoy con otro?
-Y que piensas, ¿quedarte sola toda la vida por alguien que no va a volver?
-Rich...
-Entiendo. Lo de ahora ha sido un error para ti, ¿no?
-Claro que no. Si lo empecé fue por algo. Me gustas, pero no entiendes lo que quiero decirte.
-Si te entiendo, no quieres que piense que te gustan todos, que estabas enamoradisima de West y a los dos días pensando en mi. Que no quieres fallarle saliendo con su mejor amigo. ¿No es eso?
-Pues sí que me entendías... Pero es que, no sé si estoy preparada.
-Podemos ir poco a poco María.
Asiento. Me gusta mucho Rich, y algo que no le he dicho es que me recuerda mucho a César. Y no sé si podré besarle, mirarle a los ojos todos los días y no acordarme de West. Pero tampoco voy a conseguir nada encerrándome en casa y no saliendo con nadie. Soy joven, tengo que vivir la vida, ¿no?
Además, West decía que yo le gustaba, pero bien que se liaba a la vez con otras. Así que, no estoy haciendo nada malo, claro que no.
Dos personas que se gustan, como es nuestro caso, ¿por qué no íbamos a estar juntos?
-¿Entonces vamos a mi casa no?- Asiento con la cabeza- Pues venga, subete al coche.
Tras 10 minutos de trayecto, llegamos a su casa. O mansión, no sé como llamarlo.
Me bajo del coche algo asombrada y miro su casa sin pestañear, es tan grande y lujosa.
Entramos y por lo visto no hay nadie.
-¿Subes conmigo al cuarto y me ayudas a escoger la ropa o te quedas aquí?
-Como quieras.
-Sube tonta. No voy a hacerte nada. O si quieres sí, claro.- Me guiña un ojo.
Le pego un puñetazo en el brazo sin hacerle daño, y sonrío, no puedo evitarlo.
Subimos a su cuarto y aunque está un poco desordenado, se puede apreciar el buen tamaño.
-Sientate en la cama si quieres nena.
Abre el armario y coge varias camisas de cuadros situadas en diferentes perchas.
Escojo la de la derecha. Una camisa blanca con cuadros negros y grises.
Se quita la camiseta que lleva puesta y se pone la que yo le he aconsejado.
Tiene un cuerpo de diez, para qué mentir, se nota que es un chico deportista. No puedo evitar mirar su abdomen, y sé que él se ha dado cuenta, pero no me importa.
-Si quieres puedes tocar.
Suelta una carcajada que hasta me hace reír.
A continuación se va al baño que tiene incorporado en su propia habitación y se coloca unos nuevos calzoncillos que acaba de coger de la mesita de noche. Sale sin pantalones.
-Y estos calzoncillos, ¿te gustan? ¿O prefieres que me los cambie?
-No hace falta, con esos vale, nadie te los va a ver.
-Otro día será...
Coge unos pantalones vaqueros pitillos y se los pone. Le quedan de escándalo. A continuación un jersey gris clarito.
-Ya estoy, nos podemos ir.
-Coge una chaqueta, igual hace frío.
-¿Lo haces para que luego te la deje en plan romántico?
-Tú cogela.
Y antes de irnos al coche me agarra del brazo y me tira hacia él. Me planta un beso que se alarga un poco y nos vamos.
Subimos al coche y nos dirigimos al bar Cullen. Tardamos unos 15 minutos, más o menos. No hablamos mucho, a pesar de lo que había pasado hoy, y de que los dos estábamos contentos por ello, según se acercaba el momento, nos íbamos poniendo más y más tensos. No sabíamos lo que nos iba a esperar en ese bar, y si íbamos a salir vivos de ello.
Cuando llegamos, y me dispongo a salir del coche, Rich me agarra de la mano.
-¿Estás preparada para entrar? ¿Seguro no?
-Sí, segura. ¿Y tú?
-Si tú lo estás, yo voy contigo. Aunque ya sabes que no me hace mucha gracia. Tengamos cuidado, por favor.
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"Mítica chica"
Teen FictionMaría no es la mítica chica. Es diferente, no es como las demás. Su problema es que tiene miedo, nunca se ha atrevido a expresar sus sentimientos. Hasta que se da cuenta de que estaba enamorada del chico equivocado. Y cuando se da cuenta, ya es tard...