Capítulo 22: Amigos, nada más.

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Rich

Llevo pillado por María mucho tiempo. No estoy enamorado de ella ni mucho menos, apenas le conozco. Pero me había fijado en ella bastante. Mucho antes que West. Ella no es como las demás.

Siempre las chicas han venido a mi por interés, porque soy guapo (perdonad mi ego), por mi cuerpo, o por mi dinero. Nunca se han parado a conocerme de verdad. No soy quién para criticarlo, ya que me he enrrollado con miles de tías, y todas ellas estaban buenas. Ni me paraba a conocerles. Pero ha llegado un punto en el que igual quiero algo serio. Alguien con quien hablar de todos los temas. Alguien que me comprenda. Alguien con quien levantarme después de echar un polvo.

¿Y por qué no iba a ser María? Tengo que ir despacio. No quiero perderla. Y todavía no está preparada para estar con nadie, y menos conmigo, le recuerdo demasiado a West.

Pero estoy dispuesto a esperar. Esperaré por ella.

Abro los ojos y veo a María acurrucada sobre mi, dormida. Es tan guapa. Ya son las 9:00 de la mañana. Pero no he dormido nada. Tenía miedo de despertarla. Me he limitado a observar su rostro y sonreír. Pensar en mis cosas y aclararme, aunque no me ha servido de mucho.

En ese momento María abre los ojos y me mira.

-¿Qué hora es?- Dice entre bostezos.

-Las 9:00 de la mañana, preciosa.

-¿¿QUÉ??, ¿Ya?

-Ajá.

-¿Y tú has dormido aquí toda la noche? Siento si te he molestado y no has podido moverte mucho. Podías haberme despertado y mandarme a mi cama.

-Tranquila, he dormido bien. Estaba a gusto aquí.

-¿Desayunamos?

-Por mi bien, tengo bastante hambre.

-Vamos a la cocina. Creo que mis padres no están, pero seguramente hayan dejado algo preparado arriba.

-Me parece bien. Cuando desayunemos, vamos a seguir mirando cosas sobre West.

-Claro que si Rich, subamos.

Subimos a la cocina y María se recoge el pelo en una coleta. Definitivamente, es preciosa.

-¿Qué desea caballero?

-¿Preparamos tortitas monada?

-Mmmm, tú prepara las tortitas, yo caliento el café.

-Como mandes jefa.- Cuando me doy cuenta, María ya me había dejado preparado sobre la mesa todo lo que necesitaba para cocinar.

Pasan unos minutos hasta que uno dice algo.

-¿Y... ésta noche no sales Rich?

-No tengo ganas de mucha fiesta. Supongo que me quedaré en casa.

-¿Sólo?

-Sí, no veo mejores planes.- Me mira-¿O si?-Me guiña el ojo.

-Había pensando en ir al cine y luego tomar una hamburguesa. Pago yo, por supuesto.

-Mira que eres cabezona...

-¿Entonces? ¿Aceptas?

-Claro que sí nena. Pero no es una cita.

-Claro que no. Somos amigos, nada más.- Se acerca y me da un beso en la mejilla.

"Mítica chica"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora