Fault - Sarion

04. - Upa

30 de Enero, Hotel de Mendoza.

Estaba en mi habitación, tirado en la cama apunto de dormirme hasta que escucho que tocan la puerta.

Agustín: Quién es? - dije con toda la paja del mundo.

Guillermo: Soy yo.

Agustín: Que vienes a buscar?

Guillermo: A ti.

Agustín: Ya es tarde.

Guillermo: Por qué?

Agustín: Porque quiero dormir no me jodas infeliz ahre chau andate

Guillermo: - rió. - No pienso irme hasta que me abras.

Que rompe pelotas loco.

Abro la puerta y veo que en una mano tenía fernet y en otra coca.

Agustín: Mañana jugamos boludo, que haces con eso?

Guillermo: Que cagón que sos. - se rió burlándose. - igual voy a tomar yo porque vos no tenes huevos seguro.

Agustín: Pf, sabes lo que te falta a vos?

Hablábamos de todo mientras tomábamos re tranquilos, un vaso... dos vasos... y perdí la cuenta de cuantos más.

Agustín: Queee calor boludo. - ya estaba re loco el agus (?). Me saqué la camisa. Abajo tenía una musculosa negra. - ya vengo, me voy a cambiar.

Guillermo: Cambiate acá boludoo, si somos hombres, tenemos lo mismo. - rió. (picarón)

Le hice caso, no sé porqué, me saqué los pantalones para ponerme un short que tenía. No daba más del calor.

Guillermo: Apa, que físico tenes eh, no me había fijado.

Agustín: Viste? todo natural bue

Guillermo: No sé, hasta que lo compruebe... - se acercó. - vamos a ver... - tocó mis brazos. - bien. - tocó mi torso, pero de una manera suave y... ¿provocativa?

Agustín: ¿Q-q-que haces..? - estaba re nervioso. Quería irme, pero no podía.

Guillermo: Compruebo si sos un hombre. - comenzó a oler mi cuello peligrosamente. - me gusta tu perfume. - dejó un beso corto en mi cuello. - mucho.

Agustín: Eeehm... Guille... - estaba temblando.

Guillermo: Sh... - puso su dedo en mi boca. - dejame a mi. - comenzó a dejar besos en mi cuello, quería pararlo, quería empujarlo, pero mi cuerpo no respondía, porque a la vez quería quedarme ahí. El calor empezó a apoderarse de mi cuerpo de una manera violenta. Ya estaba re caliente.
Dejó de besarme el cuello, se puso a unos centímetros de mi boca y suspiró.

Guillermo: Como me podes, Agustín... - susurró, para después morderse el labio.

Rosó sus labios contra los míos, haciendo que mi amigo despertara.

Empezó a besarme pero yo no respondía, quería negarme, quería cagarlo a piñas pero la calentura era más fuerte que yo.

No aguanté más.

El beso comenzó a provocarnos cada vez más calor, yo ya había perdido la noción. Él me hizo retroceder hasta sentarme en la punta de la cama, paró de besarme para sentarse encima mío haciendo un vaivén con sus caderas.

Estaba en el cielo.

Le saqué la remera y la tiré a cualquier lugar, lo empujé a la cama dejandolo acostada y comencé a besar su abdomen bajando cada vez más hasta llegar a su pantalón. Le saqué el cinto y estaba a punto de bajar el cierre de su pantalón.