Cuando Sea Libre |Selena Gomez| •Editando•

Capitulo 3

Miami, Florida —Estados Unidos

—¿Podrías creer que ahora ya puede un maldito maricón y una zorra marimacho casarse? —Ricardo estaba molesto mientras le hablaba a Mandy.

—¡Dios mío! —Mandy abrió los ojos de forma de sorpresa y se llevó las manos al rostro —deberían quemarlos o ponerlos en tratamiento, aún hay lugares que ayudan a curar esa enfermedad —Mandy negaba con la cabeza.

Gracie solo los vio en silencio.

Selena estaba tomando su jugo sin decir nada, realmente comer sólo un sándwich el día anterior, la tenía hambrienta.

—Lo que debían autorizar es una ley, una jodida ley para que matar a esos fenómenos, la gente ya no tiene temor de Dios, ¿cómo han podido caer tan bajo?, es el diablo, es el diablo que manda a esos maricones para envenenar a la gente y hacerlos como ellos, los maricones hacen ritos, orgías, son unos insaciables, los padres deberían mejor matar a sus hijos antes de dejarlos que sean maricones o marichamas, gente disfuncional, no estudian y viven solo envenenando la sociedad, son demonios —Ricardo hablaba con rabia.

—Tienes tanta razón amor, como siempre —Mandy sonrió y lo tomó de la mano tratando de calmarlo.

Es un idiota pensó Gracie.

—¿Podrías pasarme la fruta Gracie?, por favor —Selena habló.

Gracie asintió en silencio y se la dio.

—Vean hijas, por eso mismo es que debemos seguir la ley de Dios, ven a esa gente enferma, ¡jamás se junten con una marimacho, las hará como ella!, ¡Jamás!—Ricardo las vio a ambas

—Si, señor —ambas dijeron en coro.

—Papá, la nieta de Isabel de O'Day, está por la ciudad. ¿Lo sabías? —Selena preguntó.

Ricardo suavizó su rostro —No lo sabía, pero que bueno, una oveja más en el rebaño —Ricardo sonrió.

Selena solo formo una sonrisa aun con sus labios cerrados.

—¿En serio para eso me llamas? —Anna contestó.

—De verdad lo siento, yo te quería, aún te quiero mucho —declaró.

Anna empezó a reírse sarcásticamente —Si me querías, ¿por qué pegaste una foto mía por toda la universidad?, de verdad que manera mas rara la tuya de querer —reclamó.

—Anna, en serio lo siento —pausó y se escuchó unos sollozos —yo estaba enojada, en serio yo te amo, estaba molesta porque terminaste conmigo sin razón, así sin más —ella le dijo llorando.

—¡¿Sin razón?! —gritó Anna— tú pasabas celandome siempre, yo en serio te quería mucho pero tus celos sin sentido, y que te empeñaras que siempre estuviéramos juntas en todo, eso mato el amor, te enojabas hasta porque respiraba cerca de una chica, qué por qué me iba a dormir, qué porque no tenía tiempo, ambas estábamos en la universidad y tantas cosas que arruinaron lo nuestro —Anna soltó.