Capítulo 8

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Miami, Florida - Estados Unidos.

Selena estaba llorando acostada aun en la cama, las sábanas llenas de sangre, temblaba y se cubría el cuerpo, mientras que aquel jodido dolor no daba tregua y la estaba matando. Su mente estaba nublada, su corazón palpitaba con fuerza y el miedo recorría cada centímetro de su ser.

¿Había sido cierto?, ¿no era producto de su imaginación?

¿Su padre y ella?

—¡Ya callate! — Ricardo ordenó sin remordimiento mientras se limpiaba con unas toallitas húmedas ya que quería mantener el olor de ella.—¡No es para tanto! —la vio a los ojos y aunque aquella vista lo irritaba, al mismo tiempo lo lleno de satisfacción. Ya no había vuelta atrás. Había estado adentro de ella y fue mejor de lo que pensó, mierda fue grandioso.

Ricardo se estaba acomodando la ropa, se vio al espejo y sonrió, se sentía completo y feliz, a pesar de escuchar los sollozos de su hija a sus espaldas, ahora le importaba poco.

—Ponte la ropa, pero primero toma una ducha—Ricardo ordenó, porque a su pesar debían de regresar, hubiese deseado detener el tiempo, pero no le quedaba de otra.

Selena se puso de pie por inercia aún incrédula, enrededó las sábanas en su cuerpo y recogió la ropa del suelo con mucho dolor ya que solo el hecho de inclinarse le dolía una vida, se metió al baño y cerró la puerta con seguro, se metió al baño y empezó a bañarse, mientras el agua caía, salió del shock y empezó a llorar más sonoramente.

—¿No es un sueño?, ¿por qué me pasó esto?, ¿por qué papá? — se cubrió los labios con sus manos mientras lloraba sin control, tratando de no gritar.

Se sentía sucia, usada, maltratada, asquerosa, se sentía como un monstruo, se sentía como una puta. Salió de la regadera y se cambió, mientras sus ojos estaban hinchados, y tenia algunos rasguños en sus senos y roto el labio inferior, en su vientre habían chupetones que su padre había hecho, el hombre no se midió cuando se trataba de dejarla marcada.

—¡Sal de ahí zorra inmunda!, ¿quieres que entre y saqué? — Ricardo gritó irritado viendo su reloj y teniendo su teléfono en las manos, no paraba de vibrar.

Selena tenía miedo, no quería verlo, no quería ver a su violador. Solo con escucharlo su cuerpo se congelaba, aún no quería creer lo que había pasado.

No pensaba, no soñé que mi primera vez sería así, quería rosas, quería velas, quería que alguien me amara tanto, quería que alguien.... Selena lloró mientras su corazón y su mente estaba hecha polvo, pero aún así se vistió para salir del baño.

Ricardo vio las sábanas con un poco de asco ya que estaban llenas de sangre pero siguió caminando, Selena lo siguió, ambos en silencio de vez en cuando se escuchaba un sollozo rebelde de Selena. Cuando llegaron al parqueo se subieron y él solo sonreía mientras conducía y Selena luchaba por no llorar mientras se mantenía cabizbaja.

—Escúchame bien Selena— habló después de un prologando silencio — ni una sola palabra de esto a nadie, si alguien se entera, tú serías la única culpable, nadie te querrá y nadie te hablaría, porque yo soy un hombre de bien y tu fuiste la que me sedujo— Ricardo habló suave — ¿entendido? — preguntó.

Selena no respondió y sus manos jugaban entre sí, se sentía tan asquerosa, aunque se había bañado sentía que no podía borrar el tacto, los besos, todo, todo de él...

Selena no respondió y sus manos jugaban entre sí, se sentía tan asquerosa, aunque se había bañado sentía que no podía borrar el tacto, los besos, todo, todo de él

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Cuando Sea Libre |Selena Gomez| •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora