Capítulo 25.

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La mesa en  la que encontraba estaba alejada de cualquier ventana, pero seamos realistas, las cámaras de aquellos paparazzis tenían un aumento impresionante. Debería de mantener la cordura y ser muy serio con ella, acerqué mi silla un poco más a la mesa cuando estuvo a unos cuantos pasos de mi. 

—Hola, mi amor.- dijo muy segura. Rodé los ojos.—Como quieras.-  puso los ojos en blanco. Sacó la silla de la mesa y se sentó.

Se acercó a mi rostro para besarme en la mejilla pero antes de que lo hiciera, corrí el rostro. Resopló.

—Esto es serio, Kendall.- mi voz era dura y sin ningún tipo de emoción.

—Claro, claro, tu amas a la zorrita esa.- alzó una ceja mientras rodaba los ojos con odio. 

No permitiría que hablara de ella así.

—Escúchame bien, esta es mi vida, no la tuya, puedo estar con quien yo quiera, así que déjanos en paz, por dios, yo la amo, daría todo por ella por eso estoy aquí.- sin más dije.

No dijo nada durante 30 segundos, para a continuación dejar salir un suspiro de derrota. Alzó las manos.

—Esta bien, esta bien.- tomó su bolso y se puso de pie. Antes de largarse me miró.

—Solo una cosa, cuando te aburras de ella, como lo hiciste conmigo, no me busques.- guiñó su ojo derecho, para después salir de ahí.

Si que estaba demente. Ella y yo nunca tuvimos algo serio, como lo que hay entre _______ y yo. 

Apoyé mis codos en la mesa y tiré de mi cabello hacia atrás. Guarda la calma, Harry.


En mi vida había visto un juego de bascketball. El juego iba 36-18 a favor del equipo contrario, Niall no paraba de comer palomitas de maíz que compró en la entrada del recinto, y pues digamos de Liam no paraba de abuchear al equipo contrario, claro, en tono bajo, si no recibiría una paliza de los admiradores de aquel equipo. Di un suspiro, me alegraba estar con los chicos, pero haciendo esto, no tanto. Mi móvil sonó, lo saqué de mi bolso y automáticamente mi estado de ánimo cambió, el nombre de 'Maddie' apareció en mi pantalla. Le hice una seña a Niall de que volvería pronto, salí de ahí para atender la llamada, lejos del ruido. Estaba casi en la salida.

Apreté el botón verde y lo puse en mi oreja.

— ¿Hola?.- dije casi al borde de las lágrimas. 

—¿_______?.- la voz de mi mejor amiga, tenía tanto sin escucharla. 

—Esa misma.- reí. 

—¡Dios mío, _____! ¿Cómo has estado?.- se escuchaba muy feliz.

—Dentro de todo, bien, ¿y qué tal tú? no hemos hablado en, dios, mucho tiempo.

Comenzaba a caminar de un lado a otro. 

—Lo lamento tanto, ¿recuerdas el trabajo de conducción en The X Factor?.

—Por supuesto.- fruncí el ceño.

—Bueno, el trabajo no era aquí, en Estados Unidos, ¡si no en Australia!.-Podía sentir su felicidad.

—Por Dios, Maddie, eso significa que, ¿¡estas al otro lado del mundo?!.- casi se me salían los ojos de la cara.

—¡Sí! ¡Es una locura!, en fin, estuve muy ocupada, tuve que tomar clases de conducción y demás.- se seguro rodó los ojos.

—Estoy tan feliz por ti, Maddie. ¿Y cuándo regresaras?.

Dating with style(s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora