Diciembre.
Navidad.Se supone que la navidad es fría, porque las películas la pintan así y porque Papá Noel vive en el polo norte y porque la mayoría de los lugares se llenan de nieve y hay villancicos y amor y propuestas de matrimonio y familia.
Y hoy yo no tenía nada.
Tenía ojos hinchados y un cuarto vacío. No es navidad si estás solo.
La herida en mi mano izquierda renació al tacto de mis sábanas, resulta que olvide como usar un encendedor, y en parte es bueno porque significa que nunca serví mucho para fumar y ser un chico popular, pero me lastimó físicamente al quemar una carta.
Era un día a penas caluroso en Carolina del Sur, respiraba por primera vez aire fresco pues estaba solo y había perdonado a Michael aunque él no lo supiera. Se sentía como adelantar todos tus papeles un mes antes de los exámenes finales. Como descansar por una eternidad.
Hasta que mi paz fue interrumpida por unos golpes en la ventana. Era noche buena y aunque ya había perdonado a Michael, perdonar no significaba olvidar. Y el ruido en la ventana me recordaba a él y a su canción, tirando piedras a tu ventana en la madrugada.
Entonces corrí las cortinas y ahí estaba. Como si me persiguiera, ahí estaba parado sacudiendo la mano de lado a lado. Llevaba unos jeans entallados y una sonrisa plantada.
Iba a actuar como si nada sucediera, ya lo había decidido. El destino quiso que Michael no me escuchara, y lo pensaba dejar de ese modo.
—¿Q-qué haces aquí? —Me reí un poco, para esconder la confusión ante su llegada y para que mis ojos se encogieran y Michael no notara la hinchazón.
—Quiero hablar contigo sobre algo. —Y eso se sintió como si un día antes de los exámenes finales me regresarán todos mis papeles y trabajos sólo para decirme que estaban mal y debía de volver a hacerlos.
—¿Sobre qué? —Dije ahora con miedo.
—Sólo ven, que sea mi regalo de navidad.
Y en menos de un minuto estaba mordiendo mis mejillas por dentro gracias a los nervios. En todo el día no me había duchado y aún usaba aquel pijama improvisado, una camiseta enorme de greenday y ropa interior.
—¿Entonces?
—He visto el encendedor en mi ventana. —De repente la sonrisa se le esfumó y me miró directo a los ojos. —¿Qué ha pasado, Luke?
—Pues eso. —Me reí porque los nervios me invadieron y no tenía nada que decir. Era ya obvio que lo había ido a ver, y se asumía el motivo. —Que te he perdonado y supe exactamente qué decir, pero no estabas ahí para escucharme.
Su expresión se vino aún más abajo. Se podría decir que le dolía no haber estado ahí o tal vez pensaba en lo bueno que era que estuviéramos bien.
Otra parte de mi mente se imaginaba otra situación. A lo mejor Michael pensaba en sí mismo hablando con Dallas después de que muriera. Capaz le había dicho lo mismo, le pedía cierto permiso para salir con alguien nuevo. Lo veía muy claro: Hoy he besado a Luke en el lago, al chico del que te he hablado. Está bien, ¿cierto?
Podría seguir, pero no era saludable. No por mí relación con todo eso, sino porque me dolía el simple pensamiento de Michael sufriendo.
—Oh, Luke no sabes cuánto lo siento. Lo he arruinado, ¿no es así? ¿Nosotros? Lo he arruinado, Luke, y sólo por una cena estúpida. Odie cada segundo y definitivamente lo hubiera preferido pasar escuchándote. Pero...sólo, lo siento.
—Ya no pidas mi perdón. —Me encogí de hombros. Mi enorme problema es que yo hacía un enorme drama de todo lo relacionado con Michael, y no podría seguir así. —Ya lo tienes. Y bueno, dije sólo eso, que nos hacemos mal y que he besado a Flynn. Está bien, ¿no?
Y me encontré a mi mismo repitiendo lo que él seguramente le habría preguntado a Dallas.
—Oh...sí, supongo. Yo quiero que estés bien Luke, y si ese chico te hace bien, no tienes ni por qué preguntarlo.
Me había dicho que no había problema, y aunque seguramente debería sentirme relajado, no era así. Seguía a un día de mis exámenes finales, con diez proyectos que entregar. Metafóricamente.
Tal vez me hubiese gustado que me dijera que no, que le dolía, que aún hay algo.
Pero ya había sido suficiente, de algo mínimo yo lo convertía en algo enorme sólo porque lo incluía a él. No era justo.—Ahora, hay alguien más que te quiere ver. Es mi regalo de navidad.
Fruncí el ceño sin idea alguna de quién podría querer verme a media noche, prácticamente en navidad.
Y entendí su emoción cuando detrás de un arbusto salió Ally para abrazarme.Hacía meses que no sabía de ella. No desde las bromas de May ni desde la playa.
Me hundí en su cabello, olía a fresco, mi mejor amiga ahora parecía más que nada una pausa, un respiro. Y se sentía bien.
—Te he extrañado, joder. —Y eso fue lo que me rompió, fueron sólo dos o tres lágrimas, pero en ese momento reaccioné al fin: había abandonado a mi mejor amiga por algo de lo que ella no estaba ni enterada.
—Ally, tienes que perdonarme.
Entonces me dijo que lo hacía, por todo. Por May, por las bromas, por el abandono, por no dejarle que me explicara. Y nos recostamos en el pasto porque era lo que se sentía bien en ese instante. Le tome la mano a Ally y ella a Michael. Respiraba el rocío de la noche y de repente ya no estaba tan mal pasar la Navidad el el Astex con los ojos hinchados y un cuarto vacío.
—¿Quieres? —Desde el otro extremo Michael me ofreció un cigarrillo con uno ya en la boca, porque él solo fumaba para celebrar. Pero yo negué con la cabeza y le enseñé un parche de nicotina.
Era patético, pero yo celebraba ya por dentro. Mis luces de fiesta eran las estrellas, y no necesitaba humo porque el aire nocturno ya era mejor.
No es navidad si estás solo, pero yo no estaba solo.
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I'm Not Okay::muke
FanfictionLuke había estado bien, hasta que conoció a Michael. •Libro 2, secuela de I'm Not Gay •Muke