Estaba completamente sola, o eso parecía. Mis pies descalzos se hundían en la húmeda tierra y notaba como poco a poco iban desapareciendo bajo el suelo. Pero no me importaba porque estaba en un lugar verdaderamente precioso. Sobre mí se cernía el cielo estrellado más bonito que había visto en mi vida. Se podían ver prácticamente todas las constelaciones y la luna era un disco perfectamente redondo y blanco que envolvía todo el paisaje en una brillante luz plateada. Una suave brisa me movía el pelo y acariciaba mi rostro. A pesar de ser de noche no hacía frío, me sentía muy a gusto. Bueno, me hubiese sentido mucho más a gusto de no ser por este fango horrible que ya me llegaba a los tobillos. Intenté sacar uno de los pies pero no fui capaz. ¿Qué era esta cosa? La tierra fangosa era como pegamento líquido y no podía salir de allí. Estaba atrapada. Comencé a tirar con más fuerza y a levantar las piernas todo lo que podía pero fue inútil. Una gota de sudor fría resbaló por mi espalda y me estremecí. Estaba en medio de un campo desierto, nadie podría ayudarme si gritaba. Gemí desesperada. Ya estaba hundida hasta la mitad de los gemelos y cuanto más me movía más rápido me hundía.
De pronto escuché un murmullo. Era apenas audible y no entendía lo que decía, pero ese murmullo significaba que había alguien más aquí. Miré al horizonte y efectivamente una especie de nube negra se acercaba a mí.
- ¡Ayuda!- grité con todas mis fuerzas. - ¡Ayuda por favor!- Los murmullos se iban haciendo cada vez más fuertes y pude distinguir formas humanas entre la nube. Me sentí aliviada. Iba a ser rescatada. - Estoy atrapada en esta especie de arenas movedizas. Si pudiesen ayudarme a...
Alcé la cabeza y abrí los ojos de par en par. Un escalofrío recorrió mi cuerpo de arriba a abajo, pero yo seguía sin poder reaccionar. Delante mío estaban los matones de Dan. Sabía que eran ellos pero esta vez me dieron mucho más miedo que la última. Esta vez eran diferentes. Parecían sombras más que humanos, ya que se fundían en la oscuridad de la noche cada poco tiempo. Su murmullo ya no me parecía motivo de alivio, sino más bien de pánico. Seguía sin poder entender lo que decían sus voces roncas, pero ya no quería escucharlo. Los miré fijamente y tuve la sensación de que me iba a dar un infarto del miedo allí mismo. No había ni iris ni pupila en sus ojos, estaban completamente blancos. Sobre sus caras se formaban sonrisas diabólicas y al fijarme bien pude ver que sus dientes eran afilados. Sus cuerpos se movían lentamente, como si les costase caminar. Los brazos colgaban a sus costados y más que meimbros parecían trapos que se movían de aquí para allá sin vida. Además cada vez que intentaba mirar sus cuerpos tenía que apartar los ojos porque me mareaba y me empezaba a doler la cabeza de una forma terrible. No dejaban de cambiar o de fundirse en la oscuridad como una acuarela en agua.
Respiraba con dificultad y mi corazón latía de forma tan rápida que creí que se me iba a salir del pecho. Ya estaban muy cerca, tan cerca que pude entender lo que decían sus murmullos y susurros.
- Morirás. Morirás esta noche Savannah. Nosotros nos aseguraremos de que así sea. Morirás.-
Entonces me entró el pánico. ¡Debía salir de allí! Tiré de mis piernas y agité mis brazos desesperada por encontrara algo a lo que agarrarme para poder salir de esas arenas movedizas. Grité con todas mis fuerzas. Grité tanto que la final se me agotó la voz y de mi garganta ya solo salían sonidos roncos. Me hundí en la tierra hasta la rodilla y los ojos comenzaron a lagrimearme de la angustia y del miedo de poder morir. Sentí una especie de caricia helada sobre mi brazo derecho y este se quedó paralizado. Era incapaz de moverlo. Miré hacia donde había sentido la caricia y volví a gritar sin voz. Uno de los matones estaba tocándome el brazo. Lo acariciaba delicadamente con su brazo muerto mientras su mirada estaba fija sobre mi piel. Su sonrisa de dientes afilados se hizo más amplia y sus ojos blancos brillaban como si hubiese vida en ellos. Mientras seguía intentando mover el brazo (sin éxito) volví a sentir la misma caricia helada en una de mis piernas. Esta vez no me giré hacia detrás porque no quería verlo. No quería ver como uno de esos seres tan repugnantes me ponía uno de sus brazos sobre la piel.
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El cambio - Elementos #AstraAwards #AstraFansiaAwards
FantasíaSavannah se considera a sí misma una chica normal. A sus 17 años no ha hecho nada especialmente emocionante, solamente sus peleas ocasionales en un antro de lucha libre la salvan de ser una adolescente mediocre, o eso es lo que ella cree. Lo que des...