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Al cabo de una hora aterrizamos en un campo verde y bien cortado que lindaba con un bosque frondoso y oscuro. Salí la primera del helicóptero y estuve a punto de pegar gritos de alegría al sentir suelo firme bajo mis pies. Respiré hondo y en seguida me sentí mejor a pesar de todo lo que había pasado durante el vuelo. El olor del césped todavía húmedo por el rocío y el aroma a piñones fueron como un bálsamo para mis nervios.

El prado estaba justo delante de una enorme casa de campo, o más bien, mansión de campo. Estaba construida entera de madera clara y era tres veces más grande y alta que mi pequeña casa en Houston. Me quedé realmente sobrecogida ante la imagen de tal edificio.

- ¿Ha estado bien el vuelo?- nos preguntó Ben sacándome de mis pensamientos. Lo miré y me limité a asentir mientras Lucas, con su arma en mano pasaba a nuestro lado sin contestar. Se dirigía a la casa de campo y Ben y yo lo seguimos. Me hice un moño suelto, para que al menos mi pelo no pareciese tan despeinado. Si íbamos a conocer a los dueños de la casa debía estar presentable como mínimo.

- ¿Es aquí?- le pregunté a Ben, ya que Lucas estaba mucho más alejado y no tenía ganas de dirigirle la palabra. El aludido asintió y un rizo castaño claro calló sobre su rostro. No me había fijado antes pero era bastante atractivo. Alto, de piel morena y ojos profundos. - Es un lugar muy bonito.

- Sí. Pertenece a Jules y Elliot Mirror.- Ben se volvió hacia mí mientras caminaba despacio. Así que ellos ¿eh? Bien, según Lucas podrían responderme a algunas preguntas.

- ¿Y quién vive aquí?- lo miré con curiosidad.

- Pues ellos, Lucas y Amanda Mirror y yo.- Me sorprendí de que tan poca gente viviese en una casa tan grande, pero no comenté nada. Esas personas iban a ayudarme y no quería ofenderlas ni nada con mis comentarios inadecuados. Pero más sorprendente me resultó escuchar que Lucas tenía una hermana. Ojalá no fuese tan insoportable como él.

Llegamos a la mansión y Lucas se volvió hacia nosotros, bueno, más bien hacia Ben.

- ¿Tienes las llaves?- preguntó. Parecía estar molesto. Ben sacó un manojo de llaves de uno de los bolsillos de su vaquero y se lo pasó.

- Lucas entra en silencio, Jules podría estar durmiendo.- le advirtió antes de soltar las llaves sobre sus manos. Lucas simplemente bufó como respuesta mientras abría la puerta. Ben se inclinó hacia mí y me susurró al oído:

- Siempre está de mal humor al despertarse.- No creía que fuese simplemente por la cabezadita que se había echado en el helicóptero y estaba segura de que Ben tampoco, pero tuvo la suficiente educación de obviarlo. Se lo agradecí de todo corazón. Con la vista clavada al frente contesté también susurrando:

- Creí que era su carácter habitual.- Ben soltó una suave y grave carcajada y se apartó de mí. Lucas abrió la puerta de un fuerte empujón y entró en la casa con pasos ruidosos. Ben se encogió y lo fulminó con la mirada mientras se colocaba el dedo índice sobre los labios. Yo pasé algo vacilante, lo más silenciosa posible acompañada de Ben, que cerró la puerta detrás nuestro. El interior era incluso más bonito que el exterior. Me encontraba en un descansillo moderno y enorme repleto de muebles que parecían ser más caros que la corona de la reina de Inglaterra. Eran de madera oscura y tenían detalles en colores vivos y blancos por todas partes.

- Por aquí.- me indicó Ben mientras me guiaba por un pasillo que acababa en una puerta blanca. Me dejó pasar a mi primero. Entré en una habitación muy acogedora que parecía ser una especie de sala de lectura. Había estanterías con libros a los lados y un gran sofá, que tenía pinta de ser muy cómodo. En él se encontraba tumbada una chica joven, puede que más que yo, que miraba la pantalla de su móvil con aire aburrido. Al oír la puerta abrirse alzó la cabeza y miró a Ben desde unos ojos azules muy parecidos a los de Lucas. A mí no pareció ni notarme.

El cambio - Elementos #AstraAwards #AstraFansiaAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora