Miré el reloj en la pantalla de mi móvil y vi que ya eran las 8:30, así que bajé de la cama suspirando y salí del cuarto con pasos lentos y perezosos. Ahora mi encantadora compañera de habitación estaría armando el mayor lío del mundo por una pequeñez y ya podía ver como Elliot y el comandante Rogers volvían a por mí con más acusaciones y sermones interminables. ¿Cómo era que siempre acababa metiendo la pata con todo?
Cuando hube bajado todas las escaleras y llegado al comedor, me di cuenta de que era una de las pocas personas que no habían entrado en aquella sala todavía, puesto que había tenido dificultades para encontrarla y había tardado más de diez minutos en bajar hasta aquí.
Abrí las puertas metálicas pesadas y entré respirando hondo. Quizá era una tontería, pero estaba bastante nerviosa. No quería llamar la atención por nada del mundo y esperaba poder encajar lo mejor posible.
En cuanto puse un pie sobre aquel suelo abaldosado, pude oír como las risas y altas conversaciones se volvían susurros y murmullos incómodos de pronto. Las miradas de todos estaban clavadas en mí mientras caminaba hacia la barra y me cogía una bandeja. Adiós a lo de no llamar la atención. Traté de ignorar los comentarios sueltos que lograba entender como "Es ella." o "Me han dicho que está loca.". Avancé junto con la corta fila de personas delante mío y una cocinera malhumorada me puso un plato de algo con pinta de ser avena caliente rancia y dejó que sus ojillos se fijasen en cada rasgo de mi rostro. Tragué saliva y bajé la mirada. Cogí la bandeja con ambas manos tan fuertemente que mis nudillos se pusieron blancos. Odiaba que me observasen de esta manera tan descarada.
Busqué una mesa en la que sentarme y vi como una redonda del fondo estaba ocupada por Ben, Lucas, Amanda y Fin. Sonreí aliviada y me dirigí hacia ellos con la mirada puesta al frente, tratando de no prestarles demasiada atención a las demás personas de la sala y menos a sus comentarios. Sin embargo, no puede evitar darme cuenta, de que mayormente estaba ocupada por personas de nuestra edad más o menos, no había gente anciana o adulta. Quizá tenían el comedor dividido en secciones o las personas restantes desayunaban más tarde.
Coloqué la bandeja sobre la mesa y el repiqueteo de la cubertería se escuchó en toda la estancia. No soportaba este silencio interrumpido por los murmullos, sabiendo que todos iban dirigidos a mí. Me dejé caer en el sitio libre al lado de Fin y me aparté el pelo de la cara recogiéndolo en una coleta alta antes de comer. Estaba bastante emocionada por verlos a todos de nuevo, incluso a Amanda.
- Buenos días.- dije tratando de sonar amable y no irritada, aunque fuese como me sentía. Amanda asintió y se metió una cucharada de avena en la boca poniendo una mueca de asco digna de ser fotografiada. Fin murmuró una respuesta al igual que Lucas y Ben me sonrió levemente. Tenía bolsas bajo los ojos y sus mirada parecía dolida. No pude evitar preocuparme.
Comí un poco de avena con desgana y solté la cuchara en cuanto sentí aquel sabor insípido sobre mi lengua. Los demás estaban concentrados en sus platos. ¿Pero bueno que les pasaba? No entendía el por qué de este ambiente tan apagado. Ya tenía suficiente con que la gente de este edificio pensara que era un bicho raro con problemas psicológicos, sino que ahora encima mis supuestos amigos también parecían querer ignorarme.
- ¿Qué tal estáis?- volví a intentarlo, pero la respuesta a mi pregunta fue un silencio solamente interrumpido por las arcadas exageradas de Amanda. Me mordí el interior de la mejilla con fuerza para no soltar un grito de frustración. - ¿Os pasa algo? ¿Tenéis algo contra mí?- Fin puso los ojos en blanco a mi lado.
- Savannah déjalo.- me aconsejó y lo miré perpleja.
- No.- contesté. - Quiero saber que os pasa. ¿Por qué no me habláis?- Miré a Ben al decir esto último, pero el no parecía querer atenderme. Lucas carraspeó.
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El cambio - Elementos #AstraAwards #AstraFansiaAwards
FantasíaSavannah se considera a sí misma una chica normal. A sus 17 años no ha hecho nada especialmente emocionante, solamente sus peleas ocasionales en un antro de lucha libre la salvan de ser una adolescente mediocre, o eso es lo que ella cree. Lo que des...