Me miré en el espejo por última vez antes de suspirar resignada. Más no podía ni quería hacer.
Era viernes por la noche. Ese viernes. La noche de la fiesta. La verdad era que estaba bastante nerviosa, ya que nunca había asistido a una antes, a no ser que la del treinta cumpleaños de Karaile contase, cosa que no creía. Aquello era algo especial y quería hacerlo bien, dar una buena impresión en mi primera fiesta. Por ello me puse algo más mona que normalmente. He dicho algo más mona, no me puse nada increíblemente bonito ni nada por el estilo. Llevaba una sencilla camiseta negra ancha con mangas francesas combinada con unos vaqueros ajustados y mis converse (nunca me separaría de mis converse). Lo único lujoso, por así decirlo, que llevaba, era una cadena de plata que me había regalado Karaile por mi 14 cumpleaños y que solo me ponía en ocasiones especiales. Por lo demás no llevaba ni maquillaje ni potingues y el pelo me lo había recogido en un moño suelto. Iba sencilla pero más arreglada de lo normal.
Guardé mi móvil en uno de los bolsillos del pantalón y subí las escaleras para buscar a Ben. Exacto, Ben también venía. Después de súplicas, amenazas e incluso algo de chantaje, había logrado convencer al nada marchoso Ben de que viniera a la fiesta con nosotros. Él se había resistido y se había negado infinidad de veces, sin embargo tras amenazarle con dejar una sorpresa nada agradable en su cama, finalmente había accedido de mala gana a acompañarme. Al lograrlo se lo comenté a Lucas, que parecía irritado y sorprendido más que contento, sin embargo no se quejó y para mi eso era suficiente. Además estaba aliviada de que viniera Ben, porque así al menos tendría alguien de más confianza con quien hablar si me aburría o no sabía que hacer.
También había querido que Fin viniese con nosotros para que no se sintiese excluido o marginado, sin embargo Lucas rechazó la idea de inmediato, diciendo que Fin era demasiado pequeño para este tipo de fiestas y que lo iba a pasar mal. No sabía que edad tendría Fin, pero estaba segura de que sería bienvenido en la fiesta por su físico. Pero no quería discutir con Lucas, al fin y al cabo, yo nunca había asistido a una fiesta de este tipo y no sabía a partir de que edad se podía ir. Además, estaba segura de que Amanda lo tendría bastante entretenido.
Abrí la puerta que daba a la azotea sin llamar y entré en el cuarto de Ben. A diferencia del de Lucas, este estaba pulcramente recogido y ordenado y cada cosa estaba en su sitio. Una pequeña lamparilla de mesa iluminaba la estancia con una luz suave y agradable. Mis ojos cayeron sobre Ben, que estaba tumbado en su cama con un libro en la mano, el cual parecía leer muy concentrado. Ni se había dado cuenta de que había entrado.
Me acerqué despacio y en silencio, procurando que no me notase, a la cama de Ben. Estiré mis manos hacia el libro y de un fuerte tirón se lo quité de las suyas. Ben se incorporó aturdido, pero cuando me vio riéndome con el libro en las manos, su gesto se tornó enfadado y algo divertido.
Estiró la mano hacia mí.
- Savannah devuélvemelo.- exigió.
- ¿Qué estabas leyendo?- quise saber y me alejé de él mirando la portada del libro.
- Eso no es asunto tuyo.- Ben se me acercó y me quitó el libro, sin embargo me dio tiempo de leer rápidamente el título.
- No puede ser. ¿Nunca antes te habías leído "Percy Jackson"?- Ben negó con la cabeza.
- Pero ya voy por el tercer libro.- dejó el libro sobre la mesilla.
- ¿A qué es genial? Yo me los leí hace mucho pero eran increíbles.- Ben sonrió y asintió.
- Bueno, ¿qué querías?- preguntó y yo lo miré con una ceja alzada.
- ¿Qué voy a querer? Pues avisarte de que la fiesta empieza en media hora y que deberíamos estar ya abajo.
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El cambio - Elementos #AstraAwards #AstraFansiaAwards
FantasíaSavannah se considera a sí misma una chica normal. A sus 17 años no ha hecho nada especialmente emocionante, solamente sus peleas ocasionales en un antro de lucha libre la salvan de ser una adolescente mediocre, o eso es lo que ella cree. Lo que des...