Capítulo 1: Una llamada demasiado corta y demasiado fría

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Llevo días encerrada en mi cuarto. No hablo con nadie, como lo mínimo e intento dormir algo, pero cada vez que cierro los ojos empiezo a escuchar llantos de bebé y me despierto asustada.

No puedo con esto, no estoy preparada para ser madre. Aunque tampoco es que tenga elección, es mi responsabilidad.

Jorge llama a la puerta pero no espera a que le diga que pase, sabe que quiero estar sola y que le diré que no.

-Se acabó.-Dice cabreado.

-¿Qué?-Pregunto confundida.

-Que se acabó. Estamos hartos de que estés así. No puedes seguir así, ahora tienes que cuidar a alguien que está dentro de ti y depende de ti para sobrevivir. No pienso dejar que destroces dos vidas.

-No puedo con esto...

-¡Deja de pensar solo en ti por una vez en la vida! No seas egoísta.-Sollozo y relaja su expresión. Se acerca a mí y acaricia mi mejilla.-Escúchame, tienes que sobreponerte a esto. Tu bebé te necesita, necesita que le quieras. Hasta te has perdido tu cumpleaños...

Es cierto, ni siquiera lo recordé, fue hace dos semanas.

-No valgo para ser madre, Jorge. No quiero que mi bebé pague por mis errores.

-Eso es algo bueno, significa que te importa.

-¡Claro que me importa! Es mi bebé... Pero tengo mucho miedo Jorge...

-Nos tienes a nosotros para lo que quieras, vamos a estar contigo. Pero necesito que te animes, que sonrías y que hagas un esfuerzo, por favor. Te quedan 7 meses y medio para tener al bebé y tienes que ser feliz, por él y por ti.

-Está bien... Lo intentaré.-Sonríe y me abraza.

Me levanta la camiseta y mira mi tripa, que aun no parece de embarazada.

-Tu madre está loca.-Le doy un golpe en la cabeza.-¡Ay! Pero la quiero mucho y tú la vas a querer también.

Me da un beso en la mejilla y me hace levantarme de la cama.

-¿Piensas cambiarte de pijama en algún momento?

-Eres tan gracioso... Anda, vete, me cambio y bajo, ¿vale?

-Más te vale bajar porque Alba está haciendo tortitas para ti.

¿Alba? ¿Cocinando? Esto es nuevo. El amor realmente cambia a la gente.

Y a mí me ha cambiado para mal, al parecer.

Me ducho, me seco un poco el pelo con una toalla, me pongo unos pantalones cortos de chandal y una camiseta de Jorge y bajo a desayunar. A las 12:30, como buena madrugadora.

-Buenos días.

-¡Oh, dios! ¡Es el espíritu de África que viene a visitarnos!-Alba ríe y me da un plato con tortitas y mucho sirope.

-Ja-ja, sois todos unos grandes cómicos...

-Lo sé. Pero ahora en serio... Me alegra que salgas de tu cuarto.-Sonríe

Ecos #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora