Ecos #2

Capítulo 16: Confesiones en el ascensor

Se aparta de mí y me mira unos segundos antes de darse la vuelta y entrar en el hotel.

¿Pero qué...? ¿Por qué narices se va ahora?

—¿A dónde va este ahora?

¿Se va y me deja así?

Corro detrás de él y entro en el ascensor justo en el momento en el que se estaba cerrando, con Pablo dentro. Estamos solos.

—¿Qué haces? ¿Por qué has...?

—Tranquila África, te prometo que no volverá a pasar, no te preocupes.

—¿Por qué?

Yo no quiero que no vuelva a pasar, eso lo tengo claro. Sus besos son pura droga y me he declarado adicta.

—Tienes razón, es mejor que me aleje de ti. Eso es lo que quieres, ¿no? Al menos eso dijiste antes, ¿acaso mentías?

Está jugando conmigo, quiere que le pida una oportunidad, que sea yo la que se arrastre un poquito.

Oh, bebé, sigue soñando porque yo no doy mi brazo a torcer.

—Sí, es lo que quiero.

Me mira desconcertado. Él quería que yo le dijera que no, que quiero estar con él, y aunque es la pura verdad odio perder.

—Pero...

—Joder Pablo, dejémonos de tonterías de una vez. Ya somos mayorcitos para esto, ¿no crees? Mira, si quieres segur así allá tú, yo estoy harta ya de todo esto.

Las puertas del ascensor se abren y cuando voy a salir Pablo presiona un botón y las puertas se cierran de nuevo, parando el ascensor.

—¿Acabas de encerrarnos?

—Sí.

—¿A ti qué cojones te pasa?

—Tú, acaba esa frase de antes.

—Eres muy, pero que muy idiota, ¿no podías decirme eso sin tener que encerrarme en el ascensor?

—Así es más de película.

—A ver... Ya somos mayorcitos y creo que después de todo lo que hemos pasado juntos tendríamos que poder ser sinceros el uno con el otro sin tener tanto miedo.

—Supongamos que soy tonto, explícalo mejor pequeña.

¿Me acaba de llamar pequeña? Dejo de lado el hecho de que podría reírme de que prácticamente se ha llamado tonto a sí mismo y le miro con la cara muy seria.

—¿Vas a hacerme decirlo?

—Sí.

—Joder, Pablo. Lo sabes perfectamente. Vine aquí para decirte que te quería y que quería volver contigo, me hablaste mal y se me quitaron las ganas, como las otras veces que lo he intentado. Eres la primera persona a la que he querido de esta manera y todo siempre ha sido muy intenso, y por más que lo he intentado no puedo olvidarte. Sé que siendo tan guerrera no tendría que necesitar a ningún hombre para ser feliz y que suena machista, pero te necesito en mi vida, me completad, me haces feliz y me has hecho un regalo muy inesperado pero de lo que no me arrepiento. Te quiero, joder, y no quiero volver a separarme de ti en lo que me queda de vida. ¿Te parece suficiente explicación o te hago un dibujo para que lo entiendas? No me gusta declarar mis sentimientos, soy muy reservada en esas cosas y me duele sufrir por esto.