Capítulo 8: Un sudado (pero guapo) idiota

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Es un completo y absoluto idiota.

¿Cómo se atrevió a preguntarme si estaba segura de que él era el padre? Tendría que haberle matado en ese instante. Sé que no soy ningún angelito y que soy un culo inquieto, pero no voy con el primero que se cruza en mi camino, y mucho menos nada más acabar una relación tan intensa como lo ha sido la nuestra.

Me dolió mucho que me preguntara eso. Ya tengo bastante con llevar en mi vientre al bebé del chico que tanto bien y tanto mal me ha hecho. ¿Acaso no entiende que las cosas no están siendo precisamente fáciles para mí?

Él ha podido alejarse y concentrarse en la música, pero yo le veo todo el tiempo, en cada cosa que veo. No puedo huir de él y Pablo tiene la libertad de marcharse y olvidarse de todo, sin pensar en que ha dejado un poquito de él en cada rincón de Málaga y, literalmente, dentro de mí.

No sé qué debería pensar, me siento hinchada, cansada y bipolar. Este bebé me está haciendo perder la poca cordura que me quedaba.

Le odio mucho, si no me hubiera dejado embarazada todo sería fácil, yo estaría tan contenta con Aiden y nada se entrometería en mi camino, estaría tranquila y sin preocupaciones.

Pero no es así y tengo que adaptarme.

¿Cómo vamos a criar un hijo si no puedo ni verle? ¿Cómo voy a mantener a mi bebé trabajando de camarera? ¡No tengo ni idea de lo que voy a hacer con mi vida!

Sé que soy una inmadura, sé que mi bebé lo pasará mal por tenerme como madre, y sé que no estoy preparada.

Hoy es un nuevo día, y tengo que ponerme a buscar otro trabajo que sea adecuado para cuidar del bebé.

Bajo las escaleras y me encuentro con Alba, que me mira con el ceño fruncido.

-¿Qué te pasa? Pareces triste.

-Le odio tía, le odio mucho. Me preguntó si estaba segura de que él era el padre y no Aiden... ¿Te lo puedes creer?

-Joder... Lo siento. Aunque supongo que él no sabía que vosotros aun no...

-Ocurrió ayer. Y fue diferente. Quiero decir, no soy una santa y he estado con bastantes pero llevaba mucho sin estar con un chico y ha sido raro que no fuera con Pablo. Además estar tan grande me da mal rollo, como si le fuera a pasar algo al bebé.

-No te preocupes por eso, no le pasa nada al bebé por el sexo. Creo que es bueno incluso.

-Bueno para mí, querrás decir.-Río

-Para todos, así dejarás de parecer tan... Amargada y bipolar.

-¡No estoy amargada!

-No... Claro que no.-Ríe.

-Me voy a dar una vuelta, a ver si dejas de pensar con partes del cuerpo que no son tu cerebro.

-Eso es lo que haces tú, no yo. Además, a veces seguir los impulsos es bueno.

-Ya, seguro. Los impulsos son precisamente lo que han causado esto.-Señalo mi vientre y siento una patada.

No te cabrees que yo te quiero mucho.

-Pues eso, es algo bueno, ¿no?

Ecos #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora