Capítulo 23: Fiesta elegante

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Pablo cumplió su promesa y no ha intentado contactar conmigo durante estos días, ni siquiera sé cuando vuelve y tengo ganas de verle, por supuesto, pero sigo dolida por lo que hizo.

El muy capullo ni siquiera me dijo cuando vuelve.

No, si luego yo soy la que se olvida de las cosas...

Paso, tengo cosas más importantes que hacer que preocuparme por ese. Como, por ejemplo, bailar.

Me he levantado muy activa esta mañana, como si me hubiera metido un chute de energía. Tengo que aprovecharlo, ya que me paso la mayor parte del día cansada.

Pongo la música en modo aleatorio y espero hasta que "Drunk in love" empieza a sonar a tope en mi habitación.

No es que me pueda mover mucho, pero mientras pueda mover el culo al ritmo de la música todo irá bien.

—¡Drunk in looooooooooooove!

Y ahora que lo pienso, muchos de mis encuentros con Pablo antes de que saliésemos juntos ocurrieron con alcohol recorriendo mis venas, o las suyas.

El alcohol te da valor para hacer cosas que no te atreverías a hacer normalmente, pero no se debe abusar. Aunque no me arrepiento de la mayoría de cosas que he hecho.

Me muevo al ritmo de la música y canto a todo pulmón, aunque creo que lo que hago es gritar.

—¿Es raro si digo que esto me parece bastante sexy? Porque me lo parece.

Me giro sobresaltada y dejo de bailar cuando veo a un rubio sonriéndome pícaramente desde la puerta de mi habitación.

—¡Estás aquí!—Corro hacia él y le beso antes de que diga algo.

Me tengo que inclinar bastante para que mi barriga no nos separe, pero merece la pena.

Le doy un pequeño puñetazo en el hombro, pero no debería quejarse, la intensidad con la que tenía planeado pegarle era mucho mayor, dado que mi enfado ha bajado un poco desde que hablamos. Solo un poco.

—Esto es por Laura, tenía que desahogarme un poquito, pero ya está todo bien.

Me mira y sonríe de lado.

¿Soy yo o es la sonrisa más bonita y traviesa que he visto?

No, no soy yo. Es un loquillo.

—Da igual, sabía que me esperaba algo así cuando volviera, aunque de verdad creía que me dejarías sin descendencia...

—No te haría eso... Creo.—Rio.—¿Cuánto tiempo llevabas en la puerta?

—Más o menos desde que empezaste a hacer esto.—Intenta imitarme moviendo el culo exageradamente.

Tendría que grabar esto.

No puedo evitar partirme de risa y me lanzo a sus brazos.

—No lo haces bien...

—Podrías enseñarme...—Besa mi nariz y río.

—Tienes mucho que aprender, bebé, y yo te puedo enseñar muchas cosas... Pero bailar no es una de ellas.

—No bailas nada mal... Créeme.

—Te echaba mucho de menos. No hubiera aguantado un solo día más viendo a Jorge y Alba revolcándose cada minuto. Desde que han vuelto del hospital parece que quieren recuperar el tiempo, y me dan ganas de vomitar arco iris. Pero ahora que estás aquí puedo irme de aquí. Llévame a algún sitio, por favor.

—En realidad... Va a haber una fiesta con los músicos y el equipo del disco aquí, esta noche. ¿Quieres venir conmigo?

—¿Me está invitando a una cita señorito Moreno?

Ecos #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora