Capítulo 3: ¿Tatuajes?

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Así que me conoce... Aiden me conoce...

Me suena de algo pero... ¿De qué?

No creo que sea importante de todas maneras. No pienso dejar que se convierta en alguien importante en mi vida.

Entro en casa y todos me miran.

-¿Qué pasa?-Les pregunto cuando me empieza a poner nerviosa tener tantos pares de ojos mirándome fijamente.-Me estáis poniendo nerviosa.

-¿Qué tal te ha ido con tus padres?

Me tenso y borro la sonrisa. Hubiera preferido que no sacaran el tema.

Mi madre siempre ha sido difícil, no es fácil hablar con ella. Antes lidiaba con ello, pero no pienso soportar que hable sobre mi hijo, no pienso dejar que decida sobre él.

-No quiero hablar de eso.

-Pero...-Se queja Alba

-He dicho que no. Voy a dormir un rato, estoy cansada.

-Pero si no has hecho nada...-Jorge ríe

-Estoy creando vida dentro de mí, alimentando a un bebé, y eso agota, cuando lo hagas tú me cuentas qué tal te va.

Subo a mi habitación y cierro los ojos.

Estoy en una habitación demasiado conocida, una habitación que encierra demasiados sentimientos y que ha visto muchas cosas. Muchas buenas, algunas no tanto.

La habitación de Pablo.

Camino y miro alrededor, hasta que un ruido hace que me gire.

Y ahí está él, vestido solo con esos pantalones grises que tanto me gustan y con una sonrisa que logra parar mi mundo entero.

-Hola, mi vida

Mi vida... Suena tan bonito escuchar eso salir de sus labios...

No le respondo, simplemente me acerco a él y le beso.

Echaba de menos sentir sus labios, echaba de menos sentir el amor que me transmite ese gesto, necesitaba sentirlo de nuevo.

-Te quiero...

Sonríe y me lleva hacia su cama, se tumba y quedo encima de él, le beso de nuevo con más pasión y nos deshacemos de la ropa.

Río mientras trazo los tatuajes de su pecho con mis dedos.

Un momento... ¿Tatuajes? Pablo no tiene tatuajes.

Levanto la mirada y veo a Aiden, sonriendo y mirándome fijamente.

¿Qué está pasando?

-Vamos gatita... No es la primera vez que me besas... Y espero que no sea la última...

¿Qué?

Despierto y miro a mi alrededor, todo está normal, no estoy en la habitación de Pablo y no le he besado, ni a él ni a Aiden.

¿Qué narices pintaba Aiden en mi sueño subidito de tono con Pablo?

Ni en mis sueños deja de molestarme.

Lo bueno es que puedo echarle la culpa de esto a las hormonas del embarazo, y también a que hace más de dos meses y medio que no... Bueno, que no estoy con nadie. No digo que lo eche de menos, que también, pero ahora me avergüenza haber soñado que casi me acuesto con Pablo en sueños.

Ecos #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora