Capítulo 15: Sal y lluvia

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—¿Qué quieres?

Me estremezco un poco ante su tono. Vale que le he despertado, que es tarde y que no soy su persona favorita en este mundo, pero no tiene que hablarme así.

Aunque, si digo la verdad, yo siempre le hablo así.

¿Soy demasiado agresiva?

Nah

—Eh... Yo...—Titubeo

Genial, ahora se me ha olvidado lo que quería decirle.

No puedes hacer más el ridículo África...

—¿Tú, qué? ¿Vas a hablar o solo has venido a joderme la noche? ¿Es eso? Porque de ti me lo creo.

¿Perdón?

—¡No me hables así!

Se acabó, a mí este no me chulea.
Para chula yo.

—Claro, porque tú eres siempre tan agradable conmigo... Yo soy el raro, ¿no?

—Lo admito, no soy un amor, pero yo soy así, tú no. Tú no eres así con nadie.

—Tú no sabes nada.—Lo dice con tanto desdén que me dan ganas de llorar.

Pero no lo hago. Cambio la cara y le miro desafiante.

—Lo sé todo, cariño.

—¿Vas a decirme para qué has venido?

Suspiro y se tumba en su cama desecha. Yo me quedo de pie mirándole.

—¿No vas a entrar?

Muerdo mi labio y paso, me siento en una silla alejada de la cama y le miro.

—Pensé que querías hablar conmigo...

—Y yo pensé que tenías mejores cosas que hacer, que Aiden siempre estaba antes que yo, por encima de mí, y que te importa bastante poco lo que tengo que decirte. Lo dijiste, él siempre va a estar por encima de mí, así que... ¿Por qué no vuelves a Málaga y te quedas con él? Es lo mejor.

Sollozo y me mira extrañado. Sus ojos se suavizan un poco, pero sigue a la defensiva.

—Tienes razón... H-ha sido u-un error v-venir.—Digo entre sollozos.

Me mira serio, sin saber qué decir.

Me acerco a la puerta y salgo de la habitación.

Cuando llego al vestíbulo del hotel y estoy a punto de irme su voz hace que me dé la vuelta.

—¡Espera!

Viene corriendo hacia mí, vestido solo con unos pantalones de chandal, descalzo y sin camiseta. Ni siquiera me fijo en su torso porque estoy demasiado avergonzada.

Dios, si le ve alguien va a ser un escándalo...

Me imagino los titulares: "Pablo Alborán semidesnudo corre detrás de una chica misteriosa, y muy embarazada"

¿Por qué siempre hace estas locuras? ¿Es que acaso no le da miedo que lo nuestro (si es que hay algo nuestro) salga a la luz?

—Por dios Pablo, te va a ver alguien.

—Aquí son discretos y sinceramente ahora mismo no me importa. Quería pedirte perdón, no te he hablado bien y no te lo merecías.

—Da igual, aun así es mejor que me vaya a casa, aquí no pinto nada.

Ecos #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora