The Love Can All [H.S]

Capitulo 40

El tiempo pasaba tan rápido. En un abrir y cerrar de ojos era mi último día de quimioterapia, Cris me permitió regresar mañana a casa, dijo que yo reaccionaba bien a el tratamiento y no había riesgo alguno. Allí estaba en la sala de tratamiento con Harry tomando mi mano y sujetando el bote de basura que estaba siendo usado como depósito para mi vomito. El siempre se mantuvo tan atento en estos momentos. Harry y yo volvimos a tener una relación casi perfecta, digo casi ya que no somos pareja pero parecemos una.

Me rendí antes el líquido colocado en mis vías, dejandome caer en la camilla con su mano sosteniendo la mía.

No se cuanto tiempo dormí, al despertarme no estaba en mi habitación de la clínica, ni en la casa Styles, estaba en el asiento trasero de un automóvil en movimiento, ni llevaba mi ropa de hospital, unos jeans negros ajustados a mis piernas, una camisa de cuadros con una chaqueta en cima y un gorro en mi calva cabeza, unas vans negras en mis pies. Que hago yo aquí?

Me incorpore y mire al frente, Harry al volante. Su mirada fija en el camino, estire mis pies y me senté cómodamente, ajuste el cinturón de seguridad. Harry me miró fugazmente y sonrió, yo sonreí automáticamente. Mire fuera de la ventana, bosque a ambos lados, la brisa fresca en mi rostro mientras bajaba la ventanilla del auto. Respire profundo, el aire puro inundando mis pulmones.

Parecieron horas hasta que llegamos a un campo abierto, una casa rústica a lo lejos, Harry siguió el camino hasta ella. Bajo del auto y abrió la puerta para que yo bajase, me tomó de la mano entrelazando nuestros dedos guiandome hasta el lado trasero de la casa, me paralice cuando vi a mi familia allí, sentados en una banca frente a una mesa, mi verdadera familia, mamá, Tricia, Zayn, Brad, Susan y los Styles. Lleve mis manos a mi boca abierta tapándola. La felicidad inundó cada uno de mis sentidos, cada parte de mi cuerpo, mi corazón unió sus partes rotas.

Comenzaron a cantar la canción de cumpleaños, ahí la razón de nuestro encuentro, mi cumpleaños. Mis ojos derramaron gotas saladas pero no de tristeza, al contrario, gotas saladas de felicidad, cada pieza estaba en su lugar. Me dolía saber que habían personas que deberían estar acá pero se alejaron de mi, decidieron salir de mi vida, como mis amigas y los chicos, mi padre, Hillary, todos ellos estarían en mis recuerdos, ya no estaría mas en mi vida y así lo quizo el destino. Sacudí mi cabeza de aquellos tristes recuerdos volviendo a mi realidad.

-Sopla las velas hija- Dijo mamá en cuanto terminaron de entonar aquella canción- Pero pide un deseo antes.

Pensé en mi deseo "Que todas estas personas siguieran en mi vida, para siempre" y sople las velas con entusiasmo. Cada uno de aquellas personas se levantaron y me abrazaron y dijeron palabras muy dulces y buenos deseos. Pero una pequeña no, Susan.

-Susan, amor, ven y dale un abrazo a mami- Le dije a la pequeña que estaba sentada en la banca con los brazos cruzados. Al escucharme me miró con los ojos llorosos, me agache esperando que viniera a mi, ella corrió y me abrazo lo más fuerte que pudo.

-Te extrañe muchísimo mi niña! Estas más grande y guapa!- Bese su mejilla sonrojada ante mi cometario.

-Tu te ves muy bonita mami, no importa tu apariencia o que no tengas cabello, sigues siendo muy bonita- Llore antes sus palabras, tan sinceras que me hicieron creer en ellas sin importar nada

-Gracias preciosa- Le acaricie su cabello rubio y ondulado- Dame un beso- Asintió y beso mi mejilla.

-Ahora los regalos!- Chillo Gemma con emoción.

-Yo primero!- Habló mi madre, se acercó con una cajita pequeña en sus manos- Para ti mi hermosa.

Bese sus mejillas y quite la envoltura, abrí la cajita y al ver lo que contenía mis ojos se abrieron, llore de emoción una vez más, el collar con nuestras fotos dentro y la llave de este, lo recuperó aún después de perderlo en nuestro escape de aquel lugar horrible.