Capítulo 4: Verdaderas intenciones.

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El frío color del paisaje detrás de las ventanas, debido a los copos de nieve que con calma caían, demostraba que el invierno había llegado. A pesar del clima, el ejército no se detenía por nada en el mundo y mucho menos sus superiores, quienes tenían el ojo clavado en un objetivo. Un objetivo que demostraba cuán grande podía llegar a ser la ambición de los Hiragi. ¿Su meta? Simplemente se resumía en eliminar hasta el último vampiro de Japón y tener al mundo bajo el control del Ejército Demoníaco Imperial Japonés, costara... lo que tuviese que costar.

— Como todos saben, el chupasangre de Mikaela nos será de muchísima ayuda, así que no se dejen corromper por las ganas de dispararle. 

Se trataba de la primera reunión en el mes en la cual, Kureto, tenía la intensión de transmitir la idea de lo que sería la base de la futura misión principal. Una mesa conformada por los integrantes de la familia Hiragi y otras familias importantes, los Ichinose (es decir, Guren) y al menos diez eruditos en cuanto al tema.

— Él, al igual que Yuichiro, fueron parte de los experimentos de la secta Hyakuya, así que debemos protegerlos como oro. Ya hemos visto el resultado del serafín que posee nuestro soldado en su interior, demostrando su poder pero gran descontrol al querer matar a nuestra raza y no sólo a la enemiga. Por lo tanto, si deseamos que uno de ellos extermine a todos los vampiros, claramente deberemos utilizar al que ya es parte de estos.

— ¿Cómo lograríamos usar a Mikaela?

— Por lo que sé, no se deja ni tocar —comentó otro de los presentes, muy preocupado.

— Esa es una de las preguntas que me he formulado desde que llegó, pero es sencillo; necesitamos acercanos a él.

— Seguro por parte de Yuichiro, ¿no es así? Haciendo que éste indirectamente nos ayude sin saberlo siquiera —interrumpió Shinya que se encontraba apoyado en sus codos como si estuviera cansado.

— Exactamente —dijo Kureto sin una pizca de duda—. Para empezar con todo esto, primero debemos aumentar el nivel de poder en la pastilla que Mikaela deberá consumir en el día que nos sea necesario.

Uno de los intelectuales presentes se levantó y, luego de aclarase la voz, dijo:

— Teniente, necesitaríamos una muestra sólida de su ADN. Un cabello suyo, por ejemplo. Eso si quiere más precisión en cuanto a los resultados. Además, respecto a la idea de que por ser vampiro querrá asesinar a estos... ¿es sólo una hipótesis o se apoya en algo?

— Una hipótesis —respondió con seriedad—, pero ustedes son nuestros científicos, por lo tanto les encargo que su trabajo sea el doble de bueno y que esté para antes del comienzo del mes de junio de este año que viene. Respecto a la muestra de ADN —Corrió la vista hasta el de cabellos plateados y Guren, quien se encontraba a su lado, presintió que ellos serían los elegidos por estar cerca del rubio en los entrenamientos—, ustedes se encargarán de ello.


Con tranquilidad, Shiho se dirigía hacia el salón principal acompañado de Yoichi quien le ayudaba a llevar unas cuantas cajas. Al llegar, se encontraron con las chicas que apreciaban al enorme pino y sus frondosas ramas.

Se trataba de mediados de diciembre, así que habían decido sacar a la luz todo lo que se relacionaba a la navidad. Sí..., se supone que el ocho se debe armar el árbol, pero todos habían confundido la fecha debido a que tenían la cabeza en los entrenamientos.

Mikaela ya casi había olvidado cómo lucía un pino decorado, más aún cómo se sentía el calor de un hogar, pero pensó que, si le ponía un poco de ganas, podría llegar a sentir algo parecido. Yuu le insistía con que se relajara; "lo armaremos todos juntos", le había dicho mientras iban a donde todos estaban. "¡Será genial, Mika!", y rodeó con su brazo al rubio que le sonreía con timidez.

La única esperanza. [MikaYuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora