Ese día, justo el anterior al esperado y más temido, habían terminado de elaborar el uniforme que usaría Mikaela.
Yuichiro llegaba a la habitación de éste con una gran caja entre sus brazos y, al dejarla sobre la cama, la abrió con desespero como si se tratase de un obsequio de navidad. Y de ella sacó los pantalones, el saco, las botas e incluso venía incluido el sombrero del ejército. Sus ojos brillaron de emoción; apostaba a que Mika se vería genial.
¡Por fin, Mikaela sería totalmente uno de ellos! ¡Tomen eso, idiotas!
No esperó un segundo que ya le tiró todo el uniforme prácticamente por la cara al que estaba al frente suyo, para que lo vistiera en ese preciso instante, y se sentó en el borde de la cama para esperar a que ya saliera del baño cuando ni siquiera había entrado. Podría haberse cambiado allí mismo, pero quería que fuera más como una sorpresa.
A veces Yuu podía ser realmente infantil.
Luego de unos minutos, escuchó cómo la puerta chillaba al ser abierta y subió la mirada encontrándose con su novio totalmente uniformado y sosteniendo en su diestra la gorra con un dejo de timidez.
Mika le miró preguntándose qué pasaba por su mente. El pelinegro simplemente sonrió.
— JODER, MIKA —dijo de golpe casi en un grito—. ¿Por qué luces todo bien? Yo me pongo algo y me veo para la mierda.
El mayor no pudo evitar reír ante ese comentario.
— Ponte el sombrero —continuó desde su lugar. Y eso fue lo que el otro hizo—. No, no, sácatelo. Esa cosa es horrible. Y bastante inútil ya que lo pienso, no puedes luchar cómodamente si andas pensando en si se te cae o no.
— Eres bastante molesto, Yuu-chan —murmuró con gracia.
Caminó hacia el espejo para verlo por sus propios medios, pero en cuanto llegó frente a él, sus ojos se abrieron aún más y supo en su interior, que comenzaba una época totalmente nueva. Algo le decía, que luego de la guerra, habrían cosas distintas. Podía sentirlo. Un cambio se acercaba a la vida de todos.
— Hey..., aquí vienen los guantes también. Olvidé pasártelos, toma —dijo al tiempo en que se los entregaba.
Se los puso en menos de tres movimientos sin despegar la vista del espejo, y a través de éste, observó a Yuu que no le quitaba los ojos de encima. Al darse cuenta de que lo miraba por allí, unió su mirada y le sonrió con esa complicidad que los caracterizaba como pareja.
Se siente extraño vestir lo que tú, se siente extraño saber que ahora me toca tener el valor para salir de mi habitación y enfrentar todo el mundo que hay allí afuera. Porque no importa cómo me vista, o cómo actué frente a los demás, mi mirada me condena, me aleja, me ahoga en algo que no quiero ser. Y es que no importa cuántos años pasen, el tiempo no sanará ésta herida, por el contrario, sé que la extenderá, será más dolorosa.
No, no te preocupes por mí. ¿Has visto lo tan bueno que soy ocultando el dolor? El sufrimiento que siento por saber que te veré morir mientras que yo... ¿qué sucederá conmigo? ¿Qué sucederá si llega ese día?
Por favor, para. Para, te lo suplico. Deja de decir que sin importar lo que pase, yo debo continuar. ¿Qué sentido tiene el que continué sin ti, cuando tú eres la única razón por la que respiro? La única razón por la que sigo luchando.
Un suspiro se escapó de los labios del mayor, para enseguida tensarse en una mueca angustiada. Yuichiro vio su expresión con preocupación y le tocó el brazo como para mentalmente preguntarle si había algo mal.
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La única esperanza. [MikaYuu]
FanfictionMikaela Hyakuya sólo tiene un objetivo: llegar al día en que Yuichiro acepte escapar con él, pero por cómo pintan las cosas sabe que para ello pasará un largo tiempo. Luego de por fin reunirse definitivamente, brotarán problemas que tendrán un tono...