Es obvio decir que Kureto no podía entregarle la pastilla a Mika o, mejor dicho, a Yuu. Hacía ya un año, se habían visto cara a cara por primera vez y no de una... muy buena manera que digamos, ya que éste había amarrado y torturado a Yoichi y Shiho, tratando de sacar información. Así que, para que la misión se llevara a cabo, debía mandar a Guren para que se lo entregara a Yuichiro, y así llegar hasta las manos de Mikala.
Sabía que no sería tan fácil como planeaba.
Yuichiro esa mañana había sido llamado a la oficina de Guren, a la cual ya acostumbraba ir debido a que siempre lo regañaban por algo, pero ésta vez el motivo era totalmente diferente. A penas se sentó frente al escritorio del teniente, arqueó las cejas preguntándose porqué tanto suspenso. Fue entonces cuando el mayor le enseñó la pastilla en su pequeño recipiente de plástico.
— ¿Tienes una idea de qué es esto?
— Eh... ¿una píldora? —contestó encogiéndose de hombros.
— Sí, bueno. Esto ayudará a Mika cuando estemos en el campo de batalla. Porque —enfatizó con fuerza antes de que le interrumpiera—, a pesar de ser vampiro, él puede debilitarse por la falta de sangre, y no queremos que tú le des porque si no tú serás el que estará débil.
— Espera ¿esto quiere decir que lo hará incluso más resistente? —Guren asintió—. ¡Es genial! Entonces, ¿qué quieres que haga?
— Solamente debes dársela. Procurar que se la tome en el momento indicado.
— ¿Y cuándo sé que...?
— Una hora antes. Luego de sesenta minutos, la pastilla hará efecto y durará alrededor de otra hora más. Sabes que yo no puedo entregársela ya que no confía en nosotros.
El oji-verde suspiró. Tenía razón; Mika tenía la idea de que eran malvados clavada en su cabeza.
Tomó la pastilla y la guardó en uno de sus bolsillos. Guren apretó los labios pensando en que Yuu realmente era muy crédulo. Ah, pero ya podía escuchar a Shinya decir: "No, no es crédulo. Lo que sucede es que tiene toda la confianza puesta en ti ya que tú lo rescataste." Él era como su figura paterna después de todo, y aun así, le estaba haciendo eso a tal par de muchachos.
Yuu se retiró cerrando la puerta en ésta oportunidad, y Guren apoyó los codos en el escritorio, mirando perdidamente a la entrada ya cerrada.
— Este idiota... —suspiró cerrando los ojos.
Eran apenas las nueve y media de la mañana. La fresca brisa matutina entraba a la cocina con calma, despeinando con suavidad los cabellos de Yoichi que se encontraba sentado junto a la barra llena de tazas. A su lado estaba Mika, observando a su alrededor con una expresión aburrida. Mitsuba, que recién llegaba, se acomodaba con su chocolatada junto a Shinoa y Kimizuki que había encontrado un periódico viejo para leer.
— Mika —comenzó a hablar la de cabello lila desde su lugar—, me he estado preguntando... ¿por qué usas el chan con Yuu-san? Por lo general, se usa en chicas... o en niños pequeños.
El rubio le lanzó una mirada al morocho que acababa de sentarse entre Yoichi y él.
— Mmm, bueno. Supongo que es porque Yuu-chan parecía una niña cuando éramos pequeños.
— ¿¡EEEHHH!? —gritó dejando la taza a un lado con brusquedad sin siquiera haber tomado una gota de ella— ¿¡Qué dices!? ¡El que parecía niña eras tú!
Mika rió por lo bajo; sabía que aquello le haría enojarse. De hecho él conocía todas las cosas que molestaban a su novio así que, cuando estaba aburrido, no dudaba en utilizar sus métodos para hacerle rabiar y divertirse un poco.
ESTÁS LEYENDO
La única esperanza. [MikaYuu]
FanfictionMikaela Hyakuya sólo tiene un objetivo: llegar al día en que Yuichiro acepte escapar con él, pero por cómo pintan las cosas sabe que para ello pasará un largo tiempo. Luego de por fin reunirse definitivamente, brotarán problemas que tendrán un tono...