La única esperanza. [MikaYuu]

Capítulo 9: No preguntes. Hazlo.

Al igual que en uno de sus sueños, Yuichiro lo miraba con amor, pero a diferencia de ellos, esto estaba sucediendo.
Tenía sobre su mejilla la mano del morocho que, con calma, le acariciaba, y no pudo evitar acordarse de ese día en el que se volvió un vampiro completo. Pudo recordar que, en esos momentos, Yuu le tocaba a cada instante para transmitirle tranquilidad, como diciéndole que todo estaría bien, que le seguiría queriendo pase lo que pase. 

En silencio, se escuchaba el viento correr detrás de la ventana y sus propios latidos que, sincronizados, iban a un ritmo más lento.

Pam, pam... Pam, pam.

No lograba entender cómo esa misma mañana estuvo sintiéndose desdichado y, ahora, tan afortunado. Tampoco entendía qué fue lo que le hizo cambiar de opinión a su..., bueno, ¿exactamente qué eran ahora?

— Yuu-chan —pronunció en voz baja. El mencionado detuvo su movimiento y dejó su mano sobre el brazo del mayor—. ¿Significa que lo has pensado? — Y de respuesta pudo verlo asentir con calma—. Entonces..., ¿qué somos ahora?

— ¿Qué quieres que seamos, Mika? —preguntó, transformando su mirada en una más llena de picardía. Tan similar a la que le había puesto ese día cuando le dijo: "Pero tú tomaste mi sangre", mientras le acariciaba el mentón.

El rubio suspiró abrumado, sentándose por un momento.

— Tú quieres que me muera —dijo con el tono más serio del mundo, aunque en realidad iba con un trasfondo gracioso.

Yuu no pudo evitar reírse.

— ¿Cómo?

— De vergüenza.

— La gente no se muere de vergüenza, Mika —continuó el otro aún riéndose.

Mikaela apretó los labios en una sonrisa, sintiéndose perdido por él.

— Bueno, voy a ser el primero. Además..., sí sabes lo que quiero —musitó avergonzado.

— ¿Quieres ser mi novio?

— Bueno... — Corrió la mirada a un costado, pensando que de seguro ya estaba sonrojadísimo.

¿Desde cuándo Yuichiro era así? Sabía que lo estaba haciendo a propósito.

— Porque yo quiero ser tu novio, Mika.

— ¿Estás seguro?

— Umh, no sé. Pero algo me dice que no soy de esas personas que besan a otras porque sí.

— Eres un idiota —rió el rubio volviendo a unir el contacto visual—. Pero sí, me gustaría ser tu novio. Decirlo así me hace pensar que todo éste tiempo me lo he estado complicando demasiado...

— Piensas demasiado las cosas.

Mika asintió pensativo y volvió a recostarse junto a él.

— Entonces... ¿puedo volver a besarte? —preguntó por lo bajo, aún incrédulo de la situación.

Yuichiro rodó los ojos, divertido por su actitud.

— ¡Ahí vas de nuevo! No me preguntes, sólo hazlo. Yo no te pregunté.

— Tú no preguntas ni siquiera para saber si el baño que quieres está ocupado, Yuu-chan.

— Bueno, en eso tienes razón. La otra vez interrumpí a Kimizuki que estaba adentro cuando abrí la puerta. —Los ojos del vampiro se agrandaron—. ¡Pero no alcancé a ver nada! Hubiera sido muy perturbador...

— Ya es perturbador que estemos hablando sobre Kimizuki en el baño. 

Ésta vez, Yuu lanzó una carcajada y, Mika, apenas lo vio dejar de reír, acercó su rostro dándole a entender que le quería besar.