Capítulo 11: Diecisiete años soñando.

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Tres meses después: Mayo 1, 2021.

El sonido de los aplausos sonaba con fuerza al tiempo en que todos revolvían el cabello de Mikaela con alegría. Luego de soplar las velas que formaban el número 17 juntas, Yuu le abrazó y le dio un beso en los labios, ganándose abucheos de broma por parte de sus amigos.

Es verdad, él no podía comer torta, pero todos estaban tan antojados de una que Shinya les cumplió el deseo. Pero esto no le amargaba en lo absoluto a Mika ya que, después de cuatro dolorosos años, logró tener un cumpleaños feliz junto a la persona que tanto amaba.

Mientras todos comían y le preguntaban a Mika qué había deseado, Yuichiro se escabulló hasta lo oficina de Guren. Ni siquiera se molestó el golpear la puerta, sino que simplemente entró encontrándose con aquél hombre que muy cómodo leía.

Los ojos del mayor se asomaron por sobre el libro.

— Creí haberte enseñado modales, mocoso.

— Tú tienes los pies sobre el escritorio —replicó dándole una mirada triunfante.

Guren giró los ojos.

— ¡Porque es mi escritorio y además estaba cómodo estando solo! Como sea, ¿qué...?

— Quiero que me ayudes con dinero —dijo sin esperar a que terminara su pregunta—. Digo, si me puedes prestar para comprar varias cosas. Es por el cumpleaños de Mika.

— Pues que trabaje el Mika ese y compre sus cosas. 

Yuu suspiró con desgano.

El de ojos morados se levantó con cansancio de su asiento y dejó lo que estaba leyendo a un costado. De uno de los cajones del escritorio sacó la billetera para contar el dinero que tenía. Entonces, estiró su brazo para entregárselo.

Yuu recibió la cartera y contó lo que le había dado. Automáticamente, abrió los ojos como dos bolas.

— ¿¡En serio me das todo esto!?

— Sí —dijo sin más, sentándose de nuevo—. No lo gasten en estupideces porque no te daré ni un yen más hasta dentro de un año. Ah, y pídele a Shinya que te busque mis lentes de sol así no le ven los ojos a tu amigo.

— ¡Gracias, Guren! —exclamó desbordante de alegría y salió corriendo de la sala como si tuviese seis años.

Ah..., pero olvidó de cerrar la puerta.

"Éste mocoso", se quejó mentalmente. Tuvo que volver a levantarse.

— ¿A dónde estamos yendo? —preguntó Mikaela, notando que llevaban varias cuadras caminando.

Yuu le miró de reojo y sonrió con picardía, encogiéndose de hombros.

— A un mágico lugar —El rubio arqueó las cejas—, llamado centro comercial.

— Ya entiendo para qué traigo los lentes entonces —comentó observando las gafas con curiosidad. Descolgó estas del cuello de su camisa y se las puso, mostrándole a su novio cómo le quedaban.

— Qué guapo —dijo chocando contra su costado y Mika se rió entre dientes—. Se te ven geniales, pero... ¿sabes para qué no sirven?

— ¿Para qué?

— ¡PARA CORRER! —gritó y se fue lo más rápido que pudo.

Por un pequeño momento, Mika se quedó titubeante en su lugar, pero salió detrás del otro en cuanto cayó de que se trataba de una carrerita. Dios..., la última vez que había hecho una ya no la recordaba.

La única esperanza. [MikaYuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora