Capítulo 7: ¿Por ti? Lo que sea.

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Mika aún no podía creer lo que había sucedido ese día, hacía una semana y seis días para ser precisos.

Yuu le había besado. Luego de esto, el ambiente se tornó más tenso o, mejor dicho, complicado, puesto que el morocho le había dicho que no podía asegurarle nada. «" Realmente no tengo ni idea de qué hacer"», le había confesado, con la duda del mundo reflejándose en sus ojos. «"Tengo que pensarlo y lo digo en serio.  Lo voy a pensar de verdad..."»  Y eso fue todo.

Desde ese momento, no se habló más del tema y sus vidas continuaron como si eso nunca hubiera sucedido. Lo cual le preocupó demasiado a Mikaela.

Ya era año nuevo y, según las malas lenguas; "año nuevo, vida nueva".

"Sí, claro...", pensó el rubio luego de recordar ese dicho. "Lo único nuevo es que ahora estoy rodeado de humanos idiotas — a excepción de Yuu-chan, obvio— y que arruiné nuestra relación".

Debía admitirlo; estaba muy sensible desde entonces. No quería hacer nada por miedo a empeorar las cosas y eso se notó en el evento de año nuevo. Mikaela estuvo paralizado toda la noche y no muy sutilmente que digamos. Yuu entendió la razón, pero trató de ignorar la palpable tensión porque... ¿qué podía hacer al respecto? 

Ahora los horarios habían vuelto a ser los mismos de siempre: despertarse, desayunar, entrenar, almorzar, entrenar otra vez, merendar, cenar, acostarse y así infinitamente hasta el cansancio.

— Hoy seré un poco más considerado y los dejaré entrenar en forma libre, pero mañana espero que estén preparados para sudar como unos desgraciados —comenzó a hablar Guren para dar inicio al entrenamiento. Dichas éstas palabras, se dio vuelta y se dirigió a Shinya.

Mikaela giró la cabeza en busca de Yuu, pero a penas lo vio notó que ya había empezado a entrenar solo con su arma demoníaca.

Primer suspiro del día.

Supo que habrían muchos más.

Trató de pensar en alguna manera de seguir por su cuenta ya que, seguramente, ninguno de los otros querría ser su compañero. No es como si él lo quisiera, pero a veces no tenía opción.

Se quedó un par de minutos mirando a Yuichiro, buscando mentalmente una forma, pero no llegó a nada de tanto pensar en lo habilidoso que se había vuelto éste. De pronto y sin darse cuenta, la expresión estresada de su rostro comenzó a relajarse.

Allí estaba otra vez; embobado, con los ojos pegados a los movimientos que Yuu hacía.

Yoichi, que se encontraba a unos metros, decidió acercarse a Mika al verle parado sin hacer nada. En cuanto llegó a su lado, le saludó alegre, pero el rubio ni se percató. El menor le miró con curiosidad y notó que estaba viendo a Yuichiro.

— Umh... ¿Mika-kun? —Definitivamente debía subir el volumen de su voz—. ¡¡Mika-kun!! —pronunció casi en un grito. 

El mencionado reaccionó de un sobresalto.

— ¿¡Qué!? —Miró hacia su costado y luego hacia abajo al ver que se trataba de Yoichi—, Oh, eh... hola.

El oji-verde lanzó una risita.

— Estabas viendo a Yuu-kun muy gracioso —Y antes de que el otro dijera algo, continuó—. ¿Quisieras entrenar conmigo como la otra vez?

Mika sintió un alivio.

— Claro.

Yoichi era alguien amable. Bueno, inteligente, habilidoso también, y se notaba en cuanto sus técnicas. El ser pequeño y delgado le daba cierta ventaja al estar luchado contra un vampiro. Mika al principió trató de ser tranquilo, de ser piadoso por alguna forma decirlo, pero el menor supo que los ataques que recibía eran hechos así a la ligera y no pudo evitar quejarse: "Mika-kun, realmente quiero mejorar. ¿Podrías darme con toda la potencia?" dijo antes de lanzar sus flechas. Éste le hizo caso.

La única esperanza. [MikaYuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora