Verano de reencuentro
Habían pasado seis meses.
Medio año desde que nos habíamos visto por última vez.
Claro que, habíamos mantenido el contacto, correos electrónicos, mensajes de texto, llamadas, sesiones de skype (algunas más calientes que otras) y en definitiva, seguíamos siendo algo entre mejores amigos y algo más.
Mi madre no estaba pasando el mejor momento económico, por lo que lo que esperaba un verano de calurosas tardes en la vacía ciudad donde ahora vivíamos. Tardes de leer libros de la inmensa colección de mi tío ( con el que ahora vivíamos), maratones de series en el portátil destartalado de mi madre, y algunas charlas con Hugo por Internet desde el rincón del mundo al cual hubiesen decidido llevarlo sus padres de vacaciones.
Al final, y para mi sorpresa esto solo había sido así durante las dos primeras semanas.
Fue el mismo Hugo quien me dio la noticia.
—Despierta dormilón! Nos vamos de vacaciones!
Hugo se había lanzado sobre mi como si yo fuese otro de los almohadones de mi cama. Y aun que tenia calor, su tacto no me molestaba del todo. La idea de uqe me viese recién levantado sin embargo, si que me causaba algo de irritación.
—¿Qué dices? ¿Cuándo has llegado aquí? Debo estar durmiendo aún.
—Eso me alaga, Ry. Pero en realidad estoy aquí. – se tumbó boca arriba, mirando el techo de mi ya asumida nueva habitación. – me gustaba más el anterior. -dijo refiriéndose al techo. – habíamos dejado huella en él. Literalmente.
Lo miré, estaba exactamente igual que hacia seis meses. Los rizos negros rozando la almohada, la piel que empezaba a adquirir un leve bronceado, y la sonrisa perfecta que tenia tatuada en el rostro.
Asomando del cuello de su camiseta, una marca desdibujada que demostraba que lo había pasado "muy bien" unos días atrás. Y la marcada clavícula que encendía todos los deseos que tanto había retenido en los últimos meses.
Se giró hacia mi posición. Y cuando sus ojos entraron en contacto con los míos, me di cuenta de que era real.
—¿Que has dicho de unas vacaciones?
La casa de playa de la familia de Hugo era más bien una mansión.
No estaba realmente en primera línea de playa, sino a unos quince minutos paseando y sobre una pequeña colina, lo que en mi opinión, era muchísimo mejor.
La familia de mi amigo había tenido en su día una gran cantidad de tierras, que habían acabado vendiendo o perdiendo con el paso de las generaciones.
No eran una familia muy adinerada, pero según Hugo siempre decía, sabían aprovechar las oportunidades. La "casa" en la que íbamos a pasar las próximas semanas, había sido en su día una de esas oportunidades.
Estaba muy nervioso. Y no era por otra cosa que el hecho de que Hugo y yo compartiríamos habitación el tiempo que pasáramos en la costa.
Y no es que no hubiesen habitaciones de sobra. Pero habían decidido (o más bien Hugo había decidido) que así aprovecharíamos hasta el ultimo minuto.
Lo que a los padres de ambos les hizo soltar una inocente carcajada.
Una cosa, y que no siempre era buena de Hugo, era que SIEMPRE se salía con la suya, y la mayoría de las veces, ni te dabas cuenta de ello.
La habitación era diferente a lo que Ryan había esperado. Sin rastro de la influencia del moreno. Paredes lisas, una alfombra gigante en el centro de la habitación, y dos camas que alguien había puesto juntas para formar una sola.
—Es extraña ¿verdad? – dijo Hugo leyéndome el pensamiento- Mis padres siempre son muy recelosos a que altere nada de la habitación. Por todo el tema de que luego la alquilan y esas cosas.
Saltó a la cama dejando su equipaje en mitad de la habitación, y se descalzó.
—Pero en fin, tampoco paso mucho tiempo aquí de normal. Deberías ver la biblioteca que hay en el piso de arriba.
La sonrisa de Hugo se iluminó, como siempre que hablaba de literatura. Podia pasar horas enfrascado en historias de todo tipo.
—Y vamos a dormir los dos...
—Como quieras. -me interrumpió. – Normalmente junto las dos camas, para estar más ancho. Pero también podemos dormir en camas separadas...
Por su tono de voz, supe que esa opción no era la que tenia en mente.
-Nah, así esta bien.
Dije lanzando el equipaje sobre la parte de la cama que no ocupaba Hugo.
-Mañana podría enseñarte a hacer surf. – dijo Hugo en nuestra habitación esa misma noche.
Habíamos rescatado una baraja de cartas de mi equipaje y estábamos en mitad de un juego, que me acababa de enseñar Hugo, y en el cual las reglas parecían jugar a favor del moreno.
—¿Yo? ¿Surf? No tengo equilibrio... Ni ganas de meterme en uno de esos trajes tan apretados.
—Venga Ry, será divertido. Además, yo si tengo ganas de verte en uno de esos "trajes tan apretados"
Me miró como lo había hecho en nuestros últimos días juntos meses atrás. Y supe que estábamos a poco de volver a traspasar los limites de nuestra "solo amistad"
—Tendrás que obligarme. - dije, imitando su expresión.
—Por supuesto. – se acerco a mi más, dejando atrás las cartas que habían ocupado su mano.
Hacia calor.
Y no por que fuese verano precisamente.
Iba sin camiseta, así que sentí el calor que desprendía cuando se sentó sobre mis piernas.
—Ry, te he echado de menos.
Y me besó.
Y el "algo más" en el que nos habíamos convertido hace meses regresó.
Y no se fue en ningún momento de la noche.
Ni en la siguiente noche.
Ni siquiera durante la siguiente semana.
Cada vez iba a más.
Una llama que no podíamos (ni queríamos) apagar.
Que crecía con cada día de verano.
Con cada roce (y cada gemido) que le otorgábamos al otro.
Era un fuego que arrasó con el miedo.
Y con el muro de hielo que había construido durante tantos inviernos...
Un fuego que invadió todos los rincones de aquella habitación.
Que calentó la arena de la playa.
Y me hizo olvidar que era temporal.
Que ardíamos tan rápido que, para cuando llegara el Otoño
Y nos separáramos.
Ese "cada vez más".
Se convertiría en nada.
Que no dejaría ni cenizas.
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Ellos (gay / yaoi) [Reescribiendo...]
Teen FictionRyan nunca ha llevado una vida fácil, la verdad, ningún adolescente lo hace, pero esta se complicará aún más cuando, se vea envuelto en el secreto que guarda el chico que le había gustado por años. Todo cambia... Ben, y su mejor amigo James, ap...