Parte 16 - Verde

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Mi cama estaba deshecha, y las risas de los niños que jugaban en el salón me hicieron sonreir.

Es curioso como pueden ser tan insoportables en ciertas ocasiones y en cambio...

Hoy es un bien día, me digo.
La persiana esta subida y veo unos rayos de sol entre las nubes.
Y, al mirar a los pies de mi cama, están sus zapatillas.

Es algo tan tonto, pero saber que sigue aquí hace que me tiemblen las piernas.
Salgo de la habitación, con su camiseta puesta, y el piso parecía brillar, aún que entraba poca luz del exterior, y cuando pase el umbral del salón y los vi entendí por qué.

Era tan extraño verle así.
Feliz.
Y yo era la culpable de ello.

Mi hermano pequeño estaba volando (no literalmente) mientras Lukas lo levantaba a la altura del techo. Y mis hermanas estiraban a este de la camiseta.

En realidad podía ser todo un sueño, ¿no?
Al menos lo parecía.

Me quedé allí, mirandolos.
Y hacia tanto tiempo que no me sentía tan feliz.
Y cuando me miró...
Sus ojos verdes eran tan hermosos.

Su sonrisa se llenó de un brillo aún más fuerte y se tiró con Jonh al pequeño sofá que era único mueble del salón. No pude verlo desde mi posición, pero intuí como le dijo algo al oído, algo de lo que este se río.

-¡Se ha despertado la bruja malvada! -gritó Lukas, y los tres enanos se abalanzaron sobre mi lanzando almohadas.

Debí interpretar el papel excelentemente, por que tras unos minutos de peleas y cosquillas, acabaron huyendo a otra habitación dejando todo desordenado.

-¿Te he dicho que eres genial?

Le dije, a él, al que durante los anteriores tres años me había parecido la peor persona del universo.

-¿ Te he dicho que amo a esos pequeños diablos?

Creo que me empezaría a doler la cara pronto de tanto sonreir.
Cogí una de las almohadas del suelo, y se la lancé a la cara acercándome a él.
-Idiota.

-Siempre el tuyo. -dijo. Y le besé.

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(Ryan)

Supongo que la habitación en la que desperté era la típica habitación de hospital.
Salvo por que la ventana tenía vistas a toda la ciudad.
Odie eso.

El cielo estaba perfecto en ese momento.
Nubes cubrían todo, salvo escasos rayos de luz que se filtraban como focos.

Todo perfecto.

Y yo estaba aquí dentro.

Vi a mi madre dormida en el sillón a unos pasos de mi cama. Y me odie por no pensar en lo que se habría asustado.

¿Me trajo James aquí?¿Estaba aquí?

Intenté incorporarme, y encontré con la vista una bandeja de comida intacta.
Por si fuese poco. Comida de hospital.

Llevaba una horrible bata verde.
Y una pulsera en la muñeca.
La leí,
mi nombre, mi habitación, el número de planta.

El número de planta que ya conocía como el de trastornos alimentarios.

No puede haber sido capaz.

Quería levantarme, marcharme de allí en ese mismo momento.
Pero una enfermera entraba a la habitación con unos papeles.

-Ryan, no? Estábamos preocupados por ti.

-Esto... Ha habido un error. Yo... No debería estar en esta planta.

La sonrisa de su cara se suavizó.

-Tranquilo, simplemente queremos hacerte unas preguntas, debido al estado en el que estabas cuando tu amigo te trajo, pensamos que podría tratarse de una recaída. Y debido a tu historial...

Tu amigo.
Recaída.
Mi maldito historial.

¿Eran sólo palabras equivocadas o James ya no sería más que eso?

Había estado ingresado en el hospital en tan sólo una ocasión. Años atrás, tras un desmayo en el lugar menos oportuno, el instituto.

Llevaba días sin comer entonces, y sabía como lo pasó mi madre durante el tiempo que me tuvieron en esa planta.

Los doctores decidieron que lo mejor era que me quedase allí unas semanas, para comprobar que realmente no tenía ningún tipo de "problema" con la comida. Y pensaba que había sido bastante verosímil.

-No ha habido ninguna recaída, se lo puedo asegurar.

-En ese caso, no tendrás inconveniente en responder a unas preguntas del doctor, verdad? Deberías despertar a tu madre para que este presente.

-No es necesario, tengo dieciocho, puedo decidir sobre mi mismo, y me gustaría marcharme cuanto antes.

-Espera aquí y llamaré al doctor.

Era exasperante, pero no podía hacer otra cosa que no fuera esperar, mire el reloj de la pared, eran las 7 de la mañana aún, y al volver la mirada había el sillón. Vi a mi madre ya despierta, observándome, con una sonrisa en su rostro.

-Estas despierto.

-Si, yo...

-Nos tenías muy preocupados, a James y a mi, he conseguido que se marchará a casa hace un par de horas.
No estaba por la labor de irse de tu lado.

Puñetazo en el estómago, puñalada más bien.
¿Por que tenía que estar saliendo con el mejor chico de este planeta?
¿Por que era tan gilipollas como para poner eso en peligro?

-Yo... Este viniendo el doctor, dentro de poco volveremos a casa mamá.

-Ryan, creo que... Deberías quedarte, si tienes algún problema, necesitas resolverlo, tu...

-Estoy bien. En serio. Solo ha sido un malentendido, vale?

El doctor entro por la puerta, y la falsedad de su sonrisa me revolvió el estómago.

-Me alegró de que estes despierto, Ryan, estábamos preocupados.

-Ya, claro.

Su sonrisa se amplió.

-Teníamos curiosidad por saber tu visión de la situación. Tu amigo no quiso darnos muchos detalles.

-Simplemente me desmayé, es algo sencillo de entender creo, incluso para ustedes. -dije mientras mis músculos se tensaban. Había dicho que no quería responder preguntas estúpidas, y aun así estaban metiéndose en terreno ajeno. - volví de una fiesta y algo me había sentado mal. Sólo eso, vomite, y cuando me desperté intenté ir a por algo de comida, pero me desmayé. No hay más historia.

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No sabía que hacer con Ryan.
Habían tantas preguntas en la cabeza.
¿Por que lo había mirado de esa manera? ¿Por que le había pedido que se marchará?
Recordó como esté había estado evitándolo en la fiesta, como se había marchado sin esperarle, y se preguntó si había pasado algo que el aún no supiera.

«Sea lo que sea, te quiero Ry, no te voy a perder por esto »

Y salio camino a verle al hospital.

Ellos (gay / yaoi) [Reescribiendo...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora