Parte 15- Abrazos en la caída

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Sus brazos lo habian rodeado com fuerza en ese momento, y la parte egoista de su corazón le convenció de que no podia perderlo.

-Ryan... - James acariciaba su pelo, y lo mecía con suavidad contra su pecho.

El aire se había vuelto asfixiante para James, que no podía dejar de observar por la habitación los restos de la recaída.
¿Que le había llevado a esto? ¿Era su culpa? Deseo volver atrás e impedirlo todo.
No quería que volviera a pasar por aquello. No quería que se abriera de nuevo esa puerta.
Los minutos pasaron silenciosos, entre sollozos y susurros de consuelo.
Y al final Ryan se durmió.

James lo dejó en la cama, y recogió en silencio la habitación, ¿que más podía hacer?
Se dispuso a tumbarse a su lado, y lo hizo, y supo que las cosas habían cambiado de nuevo. Que lo bueno había acabado por el momento.

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Los pasillos estaban abarrotados cuando se deslizaba entre los mayores del instituto. A su lado, un chico de pelo oscuro reía a la vez que esquivaba a una de las chicas de último año. Una melodía sonó, y más gente salió de las puertas de las aulas en el interminable pasillo.
La risa llenaba la espesa capa del sueño, y la vista de Ryan fue bloqueada por la gente.

Había música, y los gigantes de su alrededor eran ahora de su misma estatura. De fondo, la misma risa, todo era más oscuro y más brillante al mismo tiempo. Focos, una fiesta, una mano rodeo su cintura por su espalda, y la cabellera negra del chico rozó su rostro. "Te dije que esto valdría la pena" Y esa risa.


- Hey, estas despierto. - La voz de James sonó quebrada en los oídos de Ryan. El sueño lo había llevado a su infancia, y a su último verano con Hugo.
La realidad no era tan buena como los recuerdos.
Los ojos de James mostraban todo lo que odiaba en esos momentos.
Compasión.
Culpa.

Era yo el que lo había engañado, el que había roto nuestra promesa.
Era yo el que no podía seguir mirándolo a los ojos.

-Vete, James.

-No.

-Siempre puedo irme yo. -dije en un susurro.

Por fortuna, estaba vestido. Mis pies recorrieron el suelo de la habitación. Cinco pasos, el dolor apareció como un puñetazo en el estomago.
Siete pasos, me mordí el labio.
Abrí la puerta y él se levantó tras de mi.
Once pasos, el sabor metálico lleno mis sentidos.
Trece pasos, y la vista se nubló.

Las escaleras que bajaban al siguiente piso estaban cerca, otro paso, y puede, sólo puede, que la caída hubiese sido mucho peor.
Pero todo se desvaneció.
Y la fuerza de sus brazos dolió más que el vacío del estómago.
Y dolió más de lo que habría dolido la caída.

Por que pronto ese soporte desaparecería de mi vida.

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Lo cierto, he decidido no complicarme con este capítulo (pues ya lo he reescrito cerca de 30 veces) así que aquí está.
Es corto, si.
¿Resuelve algo?
Absolutamente no.
Pero necesitaba superar el obstáculo que me suponía, y esperó que sirva para que a partir de ahora la historia vaya más rodada
:)

Si la ha gustado, no olvidéis dejarme una estrellita :p

Nos leemos,

~Dyb

Ellos (gay / yaoi) [Reescribiendo...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora