Parte: 33

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  Capítulo 33.

–Louis, Louis para– Él estaba encima de mí brindando caricias leves a mis brazos y pechos – para, por favor
–¿Qué pasa? ¿Estás bien?
–Sí solo que – suspiré – Louis no puedo, no puedo olvidar todo. Perdóname.
Me envolví en la sábana y escapé al baño "Dios, que he hecho". Lavé mi rostro y metí a bañar lo más pronto posible. – No puedes flaquear Sunny, tiene que aprender a valorarte y así no lo lograrás.
Salí de la ducha y me envolví en una toalla, cuando salí noté que Louis ya no estaba. Es lo mejor.
Divisé la hoja de Jason me dio en la mañana y lo llamé – ¿Aló?
–Hola Jason, soy Sunny.
–¡Sunny! ¿Qué tal? Esperaba tu llamada, pero no tan pronto.
Recuerdo haber escuchado aquella frase antes, ese 'esperaba tu llamada' ese sonido de una voz al otro lado del teléfono diciéndome que lo único que buscaba en mí era follarme hasta que la luna caiga y luego botarme como un trapo.
Recuerdo muchas cosas, con solo escuchar eso. Como si fuese un deja vú avisándome que caeré de nuevo y éste no será el mismo hombre del que yo me enamoré y esperé con ansías durante meses un hijo suyo. Aquel Jason no es Louis, él hombre porque luché y ahora estoy dejando ir por no saber perdonar.
–Sunny ¿Estás ahí? – preguntó preocupado.
–Sigo aquí, perdona.
–Ah, qué bueno. Eh, dime ¿Me llamabas para algo en especial?
–Eh... –tomé mi cabello fuertemente tratando de pensar en algo con qué evadirlo. – Sí, bueno; tenía la vaga idea de hacerte una pregunta...
–Claro, cuéntame – respondió dudoso – soy todo oídos.
–Nada, ¿te puedo encontrar en algún lugar?
–Épa, bueno. ¿Acción me dices?
–Sí, eso. – respondí inconsciente.
–Copia mi dirección.
Corté al recibir la dirección, me puse mis mejores pantaletas y bra de encaje. Me puse un vestido demasiado corto, negro en corte corazón alrededor del busto. Tomé un abrigo de mi armario y salí de casa a escondidas del mundo y de mi conciencia que me repetía miles de veces que estaba equivocada.
Tomé un taxi y éste me llevó al departamento de Jason. Al tercer toqué me abrió la puerta y en diez segundos yo ya estaba sentada a horcajadas de él en el sillón sintiendo su gran y asquerosa erección debajo de mis pantaletas.
"Tú misma te das asco Sunny" – repetía miles de veces en mi cabeza.
Lamentablemente eso no fue suficiente para que parase, la copa de vino que Jason tiró alrededor de mi cuerpo para 'hacerlo más divertido' me embriagó los sentidos hasta el borde de todo lo malo que podía existir en este preciso instante. Sentía su lengua recorrer cada parte mí, cada sentido desbordaba asco en mi interior pero más vergonzoso era saber que la excitación y mi cuerpo respondía a sus caricias.
–Jason, tú... ¿Tú buscas algo en especial conmigo? –solté cuando estaba a punto de llenarme completa – Ya sabes de lo que hablo ¿no?
–Claro, no soy tonto. Y bueno ¿Qué te respondo? – paró un minuto, tiempo que para mí fue como una hora de infierno. De esto depende ver si, si es distinto aunque sé que nada cambiará nada. Además ya sé la respuesta. Empezó a dar duras embestidas alrededor de mí, como si darme aquella respuesta era lo último que desea en este instante.
–Sunny, sabes bien que un chico de mi edad busca sexo. Sexo sin compromisos, no hay problema, no busco novias o tú...
–No, yo-yo solo busco esto – Sentí mi cuerpo hundirse al climax mas asqueroso y embriagante que pude sentir algún día.
–Disculpa, el baño está ahí si lo necesitas. Tengo trabajo mañana – dijo después de retomar fuerzas, salió de mí, tomó sus cosas y entró a su habitación dejándome tirada como puta de encargo. – ¡Va! ¿Pensabas que sería distinto Sunny? – Dijo mi subconsciente – Ahora mejor métete en un burdel.
Me vestí lo más pronto posible sintiendo asco de mí, por haber venido y por haber permitido que mi cuerpo sea tocado por alguien que no es Louis, por alguien a quien no amo. Para alguien que también me ve con un objeto.
No sé en qué momento las lágrimas empezaron a salir ¿Cómo pudiste Sunny? ¿Cómo? Salí del apartamento solo con el abrigo y las bragas puestas y sin nada más que me importe. Tomé el taxi lo más pronto posible y subí las escaleras hacia mi apartamento con los pies escociéndome debajo.
"Te mereces más que eso"
Saqué de mi abrigo la llave de la casa y entré escuchando a penas mis sollozos. Cerré la puerta con llave y me metí en mi habitación permitiéndome derrumbarme sola y en silencio.
–¿Amá? ¿Amá, tas allí? – ¡Swan! O por..., no puede ser. Sequé mis lágrimas lo más pronto posible y paré a abrir la puerta.
–Aquí estoy amor– me agaché a su altura cerrando lo máximo posible mi abrigo.
–¿Podqué lluras? – preguntó mi curioso.
–He terminado de ver una película, fue de esas que hacen llorar. Es como si Pocoyó se peleara con su amigo el elefante.
–¡No! – llevó sus manitas al rostro asombrado –¿Ensedio mami?
–Sí, hacen llorar mucho
–¿Swan qué hac.. – Louis me miró, él si entendía – Oh por Dios.
Miró a Swan y lo cargó intentando no notarme, lágrimas salían otra vez. Das pena Sunny. –¿Qué te parece si vas a la camita? Papá tiene que hablar con mamá, ella debe estar un poco cansada.
–Shi apá – Swan volteó a verme y se despidió agitando su manita, recogió su manta volvió a su habitación.
Yo por mi parte me levanté lentamente sintiendo mi entrepierna arder un poco y me metí en la cama hecha un ovillo. No podía ver a Louis a los ojos.
–Tienes que bañarte, hueles a licor – Louis me destapó cometiendo un gran error. Las sábanas arrastraron mi abrigo y dejó ver mi repugnante cuerpo.
–¿Sun? No, no me digas que – señaló hacia mí – No lo hiciste ¿no?
Noté dolor en su mirada, y a la vez un poco de asco. No podía acercarme así no más. Salté de la cama y lo abracé a mí – perdóname, perdóname, perdóname por favor. Por favor hazlo Louis, yo no sabía lo que hacía. – Sentí una punzada en la entrepierna que me hizo gadear de dolor.
–¿Estás bien? – Me tomó de los hombros – ¿Te duele?
–Un poco, no sé. No me dolía, pero sí, ahora sí. – confesé avergonzada.
–Vamos a bañarte.
Me dirigió al bañó y se deshizo de la única prenda que traía puesta de un tirón en ambos lados de la braga. Puso a llenar la bañera y me ingresó ahí cuando el agua estaba a temperatura.
–Louis, háblame por favor –rogué.
–No puedo Sunny, me es difícil procesarlo. – lavó mi cabello y cuerpo lentamente, dejó que yo limpiara mi dolorida intimidad y sacó de la bañera para envolverme en toallas.
–Yo, yo sé que te he fallado muchas veces Sunny – empezó a hablar mientras me secaba – He cometido errores que te han sacado muchas lágrimas y te he hecho vivir un infierno cuando estabas embarazada de Swan, hasta hoy en día sigo siendo un patán. – terminó la frase con voz quebrada– pero me duele demasiado, me desgarra el corazón – tomó mi rostro obligándome a verlo – haberte arrastrado a esto. Eso me duele. Y no me lo perdonaré nunca.
–No Louis, no te culpes que yo fui la arrebatada que decidió.
Louis me pegó a su pecho y abrazó fuertemente haciéndome llorar de impotencia a todo lo que sucedía – Mi niña. A pesar de todo siempre serás mi inocente Sunshine ¿Estás claro?
–Sí, yo... sí Louis. Siempre.
–Vamos a que descanses.
Entramos a mi habitación y Louis buscó un pijama holgada para mí, a decir verdad solo un bóxer de algodón. Me hizo ponérmelo y abrazada a él salí de la habitación, ingresé a la 'habitación' donde antes dormíamos juntos, bueno, desde ahora también creo. Sacó dos polos de su armario, me puso uno a mí y uno él para cambiarse el mojado. Ingresamos a la cama y me acunó en sus brazos hasta que quedé dormida.
–Mañana iremos a un doctor Sunshine, te amo.
Fueron sus palabras antes de quedar dormida.  

That summer nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora