Capítulo 35

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– ¿Cuándo me tengo que hacer los análisis? – pregunté resignada. – ¿Me los puedo hacer ahora mismo?
–Claro, mejor así. Cuando vengas a recogerlos no dudes en venir por mí, vas a estar bien Sunny. No creo que haya tanta mala suerte – la doctora me miró tranquila – muchas personas se acuestan con desconocidos, y el análisis solo es para darte un descarte de cualquier problema, no te asustes ni preocupes ¿de acuerdo?
Ya un poco más tranquila respondí – Hecho. Ya vuelvo.
Salí del consultorio y Louis se aproximó a mí lo más pronto posible – ¿Qué dijo? ¿Está todo bien? Dime que sí por favor.
–Tengo un desgarro en la parte superior del útero, la doctora dice que no es de consideración pero me ha recetado pastillas y notificado descanso.
–Muy bien, vamos a obedecer en todo. ¿Algo más?
–Eh, sí. Necesito que hacerme algunos análisis. – hablé nerviosa – Ya sabes, para descartar enfermedades u otros – omití la palabra "embarazo"
–Ah, entiendo. Vamos – Louis y yo no dirigimos al laboratorio y ahí me hicieron los exámenes lo más pronto posible.
–Louis, necesito hacerte una pregunta – volteé a verlo nerviosa–.
–Dime – me dijo seguro–. Sunny pueden pasar miles de cosas pero yo no pienso abandonarte de nuevo.
– ¿Y si he quedado embarazada? O estoy enferma, – agaché la cabeza en signo de vergüenza – yo no conocía al chico, solo supe que su nombre era Jason.
Louis no habló, se quedó callado unos minutos– ¿Sabes algo Sunny?
– ¿Qué? – tener nervios es poco.
–Me llega al carajo, igual lo amaré – habló seguro – no voy a sacrificar ya nunca más la felicidad de mi familia. Y su estas enferma me iré lo más lejos que tenga que ir en busca de algún doctor que te cure o viviremos así, pero unidos y felices Sun – recalcó lo último. – Yo te amo, y no pienso dejarte ir.
–Perdóname nuevamente por favor. –lo miré a los ojos – me siento más que sucia. En verdad discúlpame.
Louis me abrazó fuerte, consoló mis lágrimas y calló mis lamentos – Tú eres mi niña, todo está bien. Todo amor, todo.
El ambiente se tornó callado, las personas iban y venían haciendo análisis y recogiéndolos. Personas de todo tipo y clase. Todos pasaban mientras que Louis y yo yacíamos abrazados en el mismo sitio de hace dos horas esperando las respuestas de aquel análisis.
– ¿Sunny Car...–corrigió al ver mi libreta– Tomlinson?
–Aquí.
Ambos nos acercamos, entregué el recibo de pago y entregaron mis papeles y aquel sobre. Miré a Louis de reojo, se notaba tenso. – ¿Vamos con la doctora?
–Vamos.
Dijo y caminamos rumbo a ella, al llegar al consultorio ella me abrió e hizo pasar a ambos. – Aquí están los resultados del análisis doctora.
Louis me obligó a sentarme, pero él quedó parado a mi costado. Sus dedos tamboreaban cada segundo en el brazo de la silla poniéndome los pelos de punta.
La doctora abrió el sobre, se quedó leyéndolo tan lentamente para mi gusto que sentía que iba a desfallecer en cualquier momento, el estrés me estaba consumiendo.
–Sunny, estás limpia.
– ¿Cómo? – me obligué a preguntar luego de tan sorpresiva respuesta.
–Estas limpia, no hay embarazo y tampoco alguna enfermedad.
–Wow – la sangre volvió a mí y junto a ella la paz. Louis volteó a verme e inmediatamente salté a abrazarlo. "Estoy limpia" – Oh por Dios, no puedo creerlo. Gracias, gracias.
Louis y yo nos despedimos de la doctora. Estaba completamente feliz, ambos íbamos saliendo sorprendentemente callados; entramos al estacionamiento y yo un poco desorientada por el silencio de Louis ingresé al auto ya incómoda.
– ¿No te pone feliz que esté limpia? Porqué a mí sí me emociona. – le hablé enojada.
–No es que no me emocione – dijo sentado frente al volante – Solo que ha habido tantas tensiones en tan solo dos días que no puedo creerlo.
–Pues tienes tan solo 20 segundos para procesarlo o si no estaré tremendamente cabreada.
–Ven aquí – Louis me tomó entre sus brazos y quedé entre su cuerpo y el volante, me tomó desprevenida juntando sus labios con los míos. Tomé su cuello haciendo que la presión de nuestros labios sea más intensa y el beso pasó a ser más que fiero. Casi desnudamos nuestros sentimientos y la necesidad del uno por el otro; la desesperación de casi habernos perdido en algo más que una tonta separación.
Louis y yo nos dimos cuenta que estar separados o simplemente pelear tantas veces había provocado tanta desconfianza y carecíamos de amor el uno por el otro. Ya no más, quiero... mejor dicho necesito mi cuento de hadas y sé que Louis quiere el suyo y ambos rotos nos reconstruiremos juntos y aprenderemos a vivir este cuento de hadas a nuestra manera.
Será mucho más genial y única.
Dos horas después ambos corríamos a casa de Lux en busca de Swan. Habíamos hecho el amor en el auto y en la entrada de la casa olvidando completamente la existencia del dueño de las mejores sonrisas mañaneras.
Lux con cara de pocos amigos nos entregó al bebé casi a golpes haciéndonos dar cuenta que él nos necesitaba, que seguía enfermo y exactamente recuerdo su última frase antes de aventarnos la puerta de su casa "Ahora mismo no necesita unos adolescentes arrechos y con ganas de llegar al éxtasis sino unos adultos que lo mimen", lo acepto me sentí unos minutos mal por mi bebé, pero luego él nos dijo que estaba feliz que sonriamos otra vez y ahí supe que a pesar de ese error él nos quería.
Louis y yo estábamos recostados en el sofá cama de la sala con Swan en nuestros brazos siendo atendido con muchos besos, caricias y abrazos después de la inyección y medicamentos que el emergencista le puso cuando regresábamos de casa de Lux. Él dormía incómodo mientras que nosotros cambiábamos su polo cada que se le humedecía de sudor y le revisábamos la temperatura cada cierta hora.
–Louis no me atrevo a ponerle el hielo, está llorando – le dije afligida. Sobé su pancita lentamente y cambié el paño de su frente.
–Pues tenemos que hacerlo, Sun yo también estoy desesperado y no sé que hacer.
– ¿Y si llamamos a nuestras mamás? Nosé ellas saben más y en verdad estoy a segundos de tirarme a llorar junto a él, además me está doliendo el vientre de nuevo.
Louis removió su cabello desesperado maldiciendo en voz baja y sacó su celular con manos temblorosas, marcó a Susan y a mi mamá quienes ellas asustadas por la alta hora de la madrugada corrieron de vuelta a casa.
Media hora después ellos llegaron; digo ellos porque el papá de Louis también vino.
– ¿Qué pasa? Nos preocupan – Dijo Susan.
Louis se levantó y las hizo sentarse; yo no podía ya que el malestar de mi vientre bajo había aumentado con el mal descanso que me he llevado además que Louis y yo no debimos haber hecho el amor, si eso ya me había causado dolores este ajetreo peor.
Dejando las lamentaciones para después les explicamos que Swan había estado mal, que yo tuve que ir al hospital porque también tenía una 'infección' y lo habíamos dejado con Lux, les explicamos todo lo demás y nos ayudaron.
–Sunny tú quédate aquí con Susan que Louis y yo iremos a comprar hielo con Mark, el padre de Louis, por ahí también llamaremos a un doctor. – dijo mi madre.
–Mamá, por favor no dejes que Sunny se levante para nada por favor y ayúdame llenando la bañera con agua fría ¿sí? – le dijo Louis.
–Claro, Claro vayan pronto – respondió Susan y Louis se despidió de mí y el bebe para salir de casa lo más pronto posible.
– ¿Te sientes bien querida?
–No mucho, pero la prioridad es mi bebé en este momento.
–Eso es cierto y a la vez no, se te nota enferma y tal vez Swan te pueda contagiar si esto es algo más que una fiebre.
–Ni lo diga, además estoy bien y ya me han recetado pastillas solo que me dijeron que descanse y me he agitado mucho como ve, solo es malestar.
–Okay, y este pequeño tiburoncito ¿Cómo te sientes mi hijito? – le dijo ella brindando caricias a Swan.
–Ami, ami... ami me duede – dijo Swan removiéndose y sus lagrimotas salieron nuevamente.
–Oh.. no pequeño no llores bebé – cargué a Swan en mis brazos y le saqué su polito – ¿Me puede pasar por favor su toalla y coger uno de los polos de su cómoda?
–Oh sí ya vuelvo – dijo desapareciendo de mi vista lo más rápido posible
Bañé la frente de mi bebé con Vinagre Bullí – Ya va a pasar bebé, ya pasará ¿sí?
Lo abracé a mí. Cuando Susan volvió le puse el bivirí a mi bebé y puse las compresas de hielo en la heladera.
–Hija cuidado que Louis me ha dicho que no puedes moverte mucho.
–Solo fui a dejar las compresas – me disculpé.
Minutos más tarde Louis llegó con mamá y Mark.
Sacaron las compresas otra vez de la heladera y las llevaron junto con el hielo a la bañera, donde echaron todo y volvieron por Swan. No sé si esto le dolería más a mi hijo o a mí.
–El doctor dijo que lo dejemos aquí hasta que la fiebre baje, y él ya está por llegar. – avisó Mark.
Swan fue desnudado por mamá y yo me abracé a Louis con labios temblorosos. Mi hijo iba a sufrir ahí dentro.
–Va a estar bien, el doctor dice que es lo más efectivo. – Louis daba caricias a mis brazos mientras que las lágrimas de horror de Swan salían con pequeños grititos por el agua helada invadiendo cada centímetro de su cuerpecito.
No aguanté más y me hice espacio entre todos para calmarlo poco a poco y limpiar su rostro cuantas veces lo necesite.
Nuestros padres salieron a la sala dejándonos a Louis y a mí junto a Swan quien no paraba de llorar e intentaba salir de ahí.
–Amiiiiiiiiiiiiiii, amiiiiiiii pofavor, pofavor. Amiiiiiiii pofavor ache fio, mucho fiooo – Me suplicaba, y yo lo único que podía hacer es abrazarlo dejando que mis brazos se mojen de el agua helada.
–Hay que tomarle la temperatura – Louis se separó de mí y fue por el termómetro, al traerlo lo pusimos en la boca de Swan quien lo escupió desesperado.
–No Swan, por favor hijo haznos caso – le suplicó Lou – Ven campeón, si sale el numerito azúl podrás salir ¿sí?
–Shi api, shi – Swan dejó que sus lágrimas salieran silenciosas y permitió que Lou ingrese el termómetro a su boca.
–Bien hecho amor, bien hecho.
Yo me levanté lentamente del piso y me senté en la tapa del váter, tomé una toalla y me tapé admirando a Lou; era un gran padre.  



That summer nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora