Parte: 32

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  Capitulo 32.

Salí de la oficina decepcionada, ¿Ser madre joven es un pecado? Cometí un error y lo he pagado con creces y aun más ahora.
Miro la salida y Amanda aparece en mi campo de visión muy arreglada y alegre ¿Qué hace aquí?
—Sunny, me parece raro que no me hayas pedido una carta de recomendación.
—Y a mí que estés trabajando en la competencia - la miro desafiante.
—No me vendo hija, sólo venía a cerciorarme que no te contrataran.
— ¿Qué dices? - exclamo furiosa - tú me has arruinado los planes.
—No hija, sólo me encargo de que aprendas a salir desde cero, eres muy buena pero tienes que aprender a que a pesar de que las puertas se cierren no te puedes rendir.
— ¿Así? Pues no te creo nada, eres egoísta y mala Amanda, no te creí así.
—Mientras que ese hombre esté en tu vida no tendrás más que hacer que hundirte con él.

Salí de la empresa furiosa con Louis y Amanda, pero más con él ¿Cómo es posible que hasta esto me arruine? Maldita sea el haber insistido en enamorarlo, chaparme a Kyte hubiese sido lo mejor, aceptarlo en aquel partido me hubiese cambiado la vida, ¡Pero no! Busqué lo peor.

Tome el taxi y le dije que me dirigiera a Embarcadero, unas copas a plena luz del día no le van mal a nadie.

Llegué al lugar y escogí una discoteca al azar, pagué mi entrada y fui al bar — Un Tequila por favor. — éste me miro mal y fue por él ¿Acaso ser mujer me lo impide? Putos machistas.
— Aquí tiene - me lo entregó y habló cuando aquel líquido ya estaba quemando mi garganta son 10 libras por trago corto.
-Cóbrate éste y cuatro más - le entregué el billete y así me tomé los otros cuatro. Sin pensarlo dos veces.

Tomé mi bolso y papeles para salir. — Disculpa, ¿Tu nombre es?
—Eh para qué lo necesitas - luché por mantenerme firme y no parecer borracha, cosa que si lo estaba y mucho.
—Toma, llámame si lo deseas. - me entregó un papel con su nombre y teléfono.
—Oye eh... -mire el papel- Jason, yo tengo un hijo y...
—No te he preguntado ni dónde vives ¿Crees que me interesa? - me interrumpió.
—Ah, si claro. Adiós Jason.
—Adiós, Sunny - ¿Cómo lo supo?

Confundida salí del bar y tomé un taxi a casa.
Al llegar a casa Louis estaba junto a Swan en la alfombra, ambos juagaban, fue ese el momento donde sentí al licor subirse a mi cabeza y preferí entrar rápido a mi cuarto.
-¿Sunny, estas bien? – dijo Louis al tocar mi puerta.
-Sí, en un rato salgo – dije rápido, me puse unos pantalones cortos, una sudadera y pantuflas. Tomé el papel de Jason y lo dejé en mi velador.
-¿Cómo está mi bebé?- Swan comenzó a reír alocadamente.
-Ama, ama te extañe – cargué a mi bebé y lo besé apasionadamente por todo su cuerpecito
– Mamá te ama – lo apachurré a mí cuando empezó a quejarse – pequeño renegón.
–El jardín de infantes llamó – interrumpió Louis.
–¿Qué dijo? – Pregunté – ¿Ya habrá iniciado la inscripción?
–Sí, dijo los niños empezarán a asistir desde el próximo lunes.
–Pues no creo que Swan vaya, ya no es necesario. – le avisé – voy a cuidar yo de él.
–Espera ¿qué?
–Sí, no conseguí el trabajo. Fin de la historia.
–¿Cómo que fin de la historia? Oye Sunny, debieron dártelo eres muy buena correctora. No entiendo como...como no lo hicieron.
–Mejor no preguntes Louis, ya no quiero pelear. Simplemente no conseguí el trabajo.
Me volví hacia la cocina y tomé una botella de vino del bar junto con una copa. – Necesito un poco de esto.
–Hey deja, ¿crees que no me di cuenta que tu aliento tiene olor a trago? Para ya.
–Tú no opines de mí, no tienes derecho.
Tomé la bebida y salí a mi habitación – Estúpido Louis.

–Ya, ódiame Sunny. Odiame – entró el a mi habitación
–¿Qué dices? – saqué el corcho de la botella y me serví – Obvio que te odio.
–Sí, hazlo. Odiame, pero bebe conmigo que yo también quiero olvidar mis errores.
–¿Cómo que también? Yo no cometo errores. Mejor llámame doña perfecta ¿no?
–Sí y yo don errores, pero ¿sabes algo? Somos idénticos – serví otra copa para cada uno – somos idénticos porque ambos nos amamos y no sabemos pedir perdón.
–Yo no debo pedir perdón ¿O sí?
–A decir verdad, sí. Has herido mis sentimientos, me he humillado a ti y no me has hecho nada más que dar reproches.
Sentí el licor subir a mi cabeza y correr por mis venas – Lo he hecho porque te amo y no sé otra forma de gritarte que me has lastimado en lo más profundo.
-Y yo no me he quejado, pero me he sentido lastimado. Y creo que me has herido más a mí que lo que yo a ti.
– Te odio, Louis – tomé su rostro lentamente estudiándolo. Sus ojos verdes, su cabello despeinado y esa sonrisa baja bragas que tiene me enamoran cada vez más.
–Y yo a ti, te odio más... siempre más que tú – sus labios rozaron con los míos y tomaron cada parte de mí en un momento. Permití su lengua ingresar, permití darle más de mí.
–¿Y Swan? Está afuera. – Interrumpí finalizando el beso
–Conoce bien la televisión. Ven aquí – me tomó nuevamente.
¬–Te – beso – odio – beso.
–Yo te amo, perdóname Sun – se abrazó a mí y yo me acurruqué hecha un ovillo a él.
–Ya lo estabas antes de pedírmelo.

"Pasión y perdón" podría titular a esa noche.

That summer nightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora