Capítulo 35:
Iris:
- Tú dirás entonces – dijo Lara cruzando los brazos sobre el pecho, y haciendo tintinear la pulsera de su muñeca.
Lo cierto es que no sabía por dónde empezar el discurso o la disculpa, o lo que fuera aquello, y la verdad es que nunca me he especializado en ser delicada en lo que digo.
- Quería hablarte de Felipe, o bueno, más bien de él no, de lo que... nosotras... en fin... que no hemos tenido una relación muy cordial a decir verdad y...
- Lo sé y me disculpo por ello - ¿que se disculpa? ¡Pero si iba a hacerlo yo! – no te he tratado como debería. Por mucho que yo amara a Felipe, tendría que haber reconocido a tiempo que me ganaste, mi oportunidad pasó hace tiempo y debo aceptarlo con madurez.
- Vaya Lara, estoy sorprendida, francamente – dije con sinceridad – yo iba a decirte prácticamente lo mismo, que no debería haber sido tan hostil contigo, que hubiera pasado lo que hubiera pasado, debía haber sido menos dura al tratarte...
- Entonces no hay más que hablar, estamos de acuerdo – dijo sonriente – sé que me llevo una gran amiga desde aquí, en ti, espero que coincidas conmigo en esto también.
Me tendió la mano en señal de amistad, y en lugar de estrechársela, la abracé.
- Por supuesto, amiga mía – le contesté mientras ella me estrechaba y besaba mi mejilla.
Nos separamos y despedimos, probablemente hasta siempre. Y tan feliz, y con la conciencia tranquila, volví a cenar a casa. Lo que no me imaginaba es que aquel gesto acabaría siendo un beso de Judas.
Sol:
Victoria y yo bajamos a las zonas comunes, como todas las noches, pero sin Lara, Loreto, Felipe, ni Fran, lo cual últimamente se había vuelto normal. Mi prima iba entristecida y excesivamente callada, para variar, y yo muy confusa. Si era verdad que me había pasado en la piscina con Damián, ahora debería hacer frente a la mala cara de Edu.
Pero, ¿a quién quería más a mi lado? Edu, Damián; Damián, Edu. Voy a tener pesadillas con esto en las próximas semanas... Para mi tranquilidad, abajo solo estaban Iris y Damián por el momento.
- ¿Y el resto? – preguntó Victoria, si no me equivoco, con un deje de esperanza en la voz. Le contestó Damián.
- Fran está cenando en el pueblo con su familia, no creo que baje.- Victoria tomó asiento en una de las bancas de las mesas, y suspiró sin más.
- Felipe me ha dicho por WhatsApp que están a punto de sacar los postres, no creo que les quede mucho – apuntó Iris
- ¿Alguien le ha hablado a Edu? – pregunté de forma instintiva.
El rubio, que estaba sentado directamente sobre la mesa junto al sitio que había ocupado Vic, se removió incómodo y miró más allá de mí. Iris estaba distraída con el móvil y de pie a mi lado cuando la voz de Eduardo nos sobresaltó a ambas.
- No hace falta, ya estoy aquí – dijo con frialdad
Me giré para mirarle, pero él no cruzó su mirada conmigo, hizo como si yo fuese transparente y se sentó junto a Damián, pero en la banca reclinándose hacia atrás sobre la mesa.
- Qué susto Edu, pareces un gato a veces – le dijo Iris por toda respuesta.
- Me sobran las palabras, según con quién esté y cómo actúe – me lanzó una mirada que más pareció un dardo envenenado.
- Bueno, hay quienes malinterpretan ciertas formas de proceder.- dije cruzando los brazos sobre mi pecho, intentando protegerme de alguna forma.
Damián tensó los músculos de la espalda y suspiró pesadamente. Iris bloqueó la pantalla de su teléfono, e intentó intervenir para relajar el ambiente que podía cortarse con un cuchillo.
- Las peleas de matrimonio en privado, chicos, tengamos la fiesta en paz. – miró a su hermano a modo de advertencia, para que no se metiera. Damián se tragó el nudo que probablemente tenía en la garganta y permaneció mirando al suelo.
Por su parte Victoria no dejaba de teclear en la pantalla de su Smartphone, a veces a un ritmo tan frenético que daba la sensación de estar realmente ofendida o enfadada.
- Victoria, ¿se puede saber qué te pasa? ¡Le vas a hacer un boquete al móvil! – Dije para desviar la atención de mi persona.
- ¡Y cómo no! Adivina quién se muda al piso de Lara. – Comenzamos un partido de ping-pong que los demás siguieron con atención.
- No tengo ni idea, ¿cómo voy a saberlo?
- Porque le conoces
- ¿Qué?, ¿quién?
- Carlos. Carlos va a vivir aquí lo que queda de vacaciones.
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Tormentas de Verano
Teen FictionHa llegado el verano, y con él todos los amores de años pasados. También hay cosas nuevas y cambios, muchos cambios. Descubrimientos inesperados, mentiras, errores, amores que matan, sol y playa, todo ello mezclado en una tormenta veraniega que te m...