Capítulo 10

26 1 0
                                    

Capítulo 10:

Victoria:

Entre risas llegamos a un banco rodeado por un hermoso jazmín. Que extraño, nunca me había fijado que estaba allí.

No se que pretenderá Fran, pero sea como sea no voy a dejar que haga conmigo lo que le plazca. Creo que, por primera vez en su vida, voy a bajarle los humos a este casanova.

Y allí nos sentamos. El rubio cogió una flor del jazmín y me la colocó cariñosamente tras la oreja, sobre mi pelo castaño claro, pero al ser tan pequeña pronto resbaló de su posición lo que nos provocó la risa a ambos.

Me escudriño el rostro con sus ojos azules, que se encontraron con los míos verdes, y después vi como sus ojos se dirigieron a mis labios. Supe enseguida cual era su intención. Todo estaba siendo tan romántico y bonito que estuve tentada de dejarme llevar.

Pero no, ya he pasado por esto antes. La última vez que me dejé llevar por el momento me traicionaron los sentimientos. Pensé que me amaba y lo único que hizo fue besarme y después como si nunca hubiese existido. Jamás de nuevo, me juré entonces. Aun así no me fue fácil olvidar a Carlos...

Entonces sentí más próximo a Fran. «Oh dios, ¿que hago? No quiero que me bese sin saber que de verdad me quiere.»

- ¡EH, MIRA ESO! - su cara de desconcierto es monumental, tuve que hacer un esfuerzo sobrehumano para aguantar la risa - ah nada, creía que era una moneda...

Bien Vic, creo que ahora definitivamente piensa que te falta un tornillo.

Edu:

Me fui a grandes zancadas, reconcomido de rabia. Abrí la puerta del ático y la cerré con toda mi fuerza, pegando un portazo. Menos mal que mis padres habían salido a cenar.

Mi imaginación no hacía mas que dar vueltas a lo que estarían haciendo Sol y Miguel. Y me moría de celos. Tiré las llaves sobre el aparador de la entrada y me fui a mi cuarto. Intenté dar otro portazo pero la puerta rebotó dejando una rendija abierta. 

Me tiré sobre la cama mirando hacia el techo con los ojos abiertos y lo único que veía era su cara. Sol. Sus ojos, su sonrisa. Y duele tanto... Me dí media vuelta y apreté los ojos con fuerza y allí me quedé. Una lágrima llena de ira resbaló por mi rostro, en la penumbra y el silencio de una casa vacía y oscura. Vacía y oscura como mi corazón.

Tormentas de VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora