7

268 49 27
                                    

Respiré entrecortada sin saber que hacer o moverme, observe hacía mis alrededores, escuche unos gritos y unos disparos, y un sollozo ahogado salió de mis labios viendo como ellos se acercaban a gran paso.

Los militares se acercaban a nosotros.

No supe como reaccionar, quería gritar y llorar, quería abrazar a mi padre. Me arrepentí una y otra vez por venir, quería estar en mi cama junto a mi madre.

Todos aquellos pensamientos en tal solo segundos.

—¡PAPÁ!—grite en lo alto pero el estaba muy lejos de mi.

—¡CORRE, ESCÓNDETE!—grito pero negué entre sollozos—. ¡YA!— exclame nuevamente.

Iba en serio. Debía escapar de allí.

Limpie mis lágrimas, observe por última vez a mi padre, con miedo a que el no pudiera encontrarme, suspire y eche un vistazo hacía los militares, nadie se había percatado de mi, aún, tenían los ojos clavados en las demás personas.

Claro, todos menos uno, que capto mi figura antes de entrar a los pastizales.

Mi respiración se volvió agitada a cada paso que daba, siguiendo el sendero del camino, suspire en lo alto buscando oxigeno con urgencia.

—¡DETENTE!—escuche que grito, no estaba muy lejos. El toque de adrenalina se apodero de mi, no, no iba a detenerme—. ¡NO TE HARÉ DAÑO!— grito.

Pero sabía que eran puras mentiras.

Escuche sus pisadas mas cercanas, tenía que hacer algo mas, y lo supe cuando sentí la arena salpicar a mi costado luego de un gran estruendo.

Había disparado.

Suspire y me adentre a los grandes pastos, sigilosamente, suspire controlando mi respiración, la voz se escuchaba lejana aún, no podía ver, todo estaba realmente oscuro, mis pies tocaron cosas del suelo, quizás alguna rana o víbora y aquello lograba que me diera arcadas. 

Pero ningún miedo era tan grande como al ser atrapada.

Y entre toda la oscuridad observe una gran roca, suspire y me encamine hacía ella, controle mis sollozos mordiendo mi labio inferior, todo estaba en silencio.

O eso fue lo que presentí hasta escuchar un sonido a pisadas.

—Sal de donde quiera que estés niña— susurro.

Y mi aliento se acorto, las pisadas cada vez se hacían mas cercanas.

—Vamos, juro que no te haremos nada—clamo y mordí mas mi labio, a tal punto que podía sentir el sabor metálico a la sangre—. Claro, nada a lo que te puedas resistir, encanto— dijo en un susurro.

Sus pasos... podía contarlos en silencio, que crecían con el miedo de ser atrapada.

Sentí el mismo impacto de cuando jugábamos con mis hermanos a la escondida, el miedo a ser descubierto, pero esto no era un juego.

Pude jurar sentir su respiración mas cerca, mi labio dolía mucho y mis ojos pedían a gritos que las lágrimas salieran.

Fue ahí cuando escuche otro grito.

—¡CADETE GOMÉZ!— escuche su exclamación seguido de unos marcados pasos.

Escuche un suspiro del otro.— ¿Que?— exclamo con brusquedad.

—Casi lo pierdo de vista, señor—demando—. Ya nos tenemos que marchar, el grupo se ha escabullido lejos de aquí, hay que seguirlo, mi señor. No podemos permitir esta falta de respeto.

Contuve mi aliento, aún sin inhalar, podía sentir como me quedaba poco a poco sin aire, pero sabía que si respiraba un sollozo saldría de mi boca.

—¿Has visto una niña?— cuestiono y pude sentir le pánico.

—¿Una niña?— pregunto la otra voz.

Escuche un suspiro parecido mejor a un bufido.— Perseguí a una niña, que estaba con el grupo. Pero la he perdido de vista, necesito que la encuentren, no debe estar muy lejos.

Mi piel se erizo y quise llorar, gritar, correr, pero solo quede allí, sin mover ninguna articulación.

—Pero señor...

—¡NADA DE PEROS!— grito—. ¡Trae a toda la gente de inmediato!

Escuche un suspiro de la otra parte.— Esta bien, señor.

Ahora el se estaba alejando pero podía sentir la presencia del otro aún, y tenía que respirar...

—Espera, Lopez— clamo—. Tienes razón, no podemos revolver mas el asunto del que ya está, mejor sigamos buscando a el grupo, ya tendremos a muchas mas niñas para pasar el rato— comento y rieron.

Pero a mi me dio solo asco.

Sus pisadas... sus pisadas ahora se escucharon lejanas lentamente, saque ambas manos de mi boca y deje escapar mi labio de entre mis dientes, segundos mas tarde escuche unos gritos y como el coche se ponía en marcha.

Fue allí donde comencé a respirar nuevamente.

Me costo algunos minutos para recomponerme, deje de llorar y ahogue unos sollozos, había estado muy cerca de que me capturaran.

O peor aún... muy cerca de la muerte.

Aquella noche me las ingenie para llegar a mi casa, mi hermano había llegado ya, mi madre me recibió con un gran abrazo al captar las lágrimas que se esparcían por mi rostro.

Le conté todo, esperando tal vez que ella se enojara por salir y desobedecerla, pero no fue así, ella beso mi cabello y lloro conmigo.

Estuvimos esperando toda esa noche con miedo, ella, mis dos hermanos y yo, la pequeña Gaby se había dormido al rededor de las tres de la mañana.

Pero ninguno de nosotros pude hacerlo, no hasta ver llegar a mi padre.

Sabía como era esto, y el miedo que generaba no ver llegar a la persona que estaba cometiendo delitos con los militares.

Y muchas veces no regresaban.

Fue a mas tardar de las cinco treinta cuando la puerta se abrió, y mi cuerpo tembló al pensar que tal vez era otro militar, pero la figura de mi padre entro por el marco, embarrado, supuse rápidamente que se había caído a una zanja.

Pero a nadie de allí le importo, ya que los tres corrimos hacía el y lo abrazamos.


____________________________

Asumo que llore cuando mamá me contaba todo esto.

No puedo creer que todo lo que este narrando sea real y en verdad le haya pasado a mi familia. Y todo lo que falta aún...

Les voy a contar algo; ¿Por que publico esto?. Me han contado y he oído yo en persona, a gente contando sus problemas con la dictadura, porque hay personas que la habrán pasado un millón de veces mas horrible que mi madre, y esas personas lamentablemente tal vez no estén vivas para contar su historia. 

Personas ignorantes también que piensan que no fue nada; esas personas son las que desconocen de todo lo que ocurrió, sea por estar aliados con los militares o ser de partidos políticos que los miliares estuvieran a favor.

Tal vez alguna de esas personas este leyendo esto... y quiero que esta chica de 17 años te abra un poco la cabeza de lo que en verdad sucedió, no puedo contar la historia de todas las familias vivas de Uruguay, de como la pasaron durante el periodo de la Dictatura, pero me senté unas tres horas con mi madre a escuchar su historia, a anotar los detalles mas importantes para poder relatar lo que en verdad se vivía... porque no era "una jodita de unos años" porque no eran "unos exagerados" porque no "que mentirosos, en verdad no fue así"... no, no fue así, fue mucho mas peor... y ojala estuviera exagerando en lo que narro...

Saludos.

Gracias por leer.


Un amor de dictadura. (Uruguay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora