25

162 32 0
                                    

Había conseguido un trabajo en el verano, en donde solo tenía que ayudar a una mujer en su puesto de verduras, eran solo los sábados unas cuatro horas, me pagaba unas cuantas monedas y también nos regalaba frutas y verduras para casa.

Era una excelente mujer, y era la única que me oía hablar de Pablo.

—Estas enamorada, cariño— me había dicho.

Yo simplemente me había limitado a reír.— No— me excuse—. Claro que no, solo me parece lindo.

—Te parece lindo, y es amor juvenil— clamo mientras pesaba unas papas—. Pero eres joven, no puedo culparte por ello.

—¿Tu crees que el guste de mi?— cuestione.

—¿Tu gustas de el?

—¡N-no!

—¡S-si!— exclamo y reí.

—Bueno— sisee y tome una bolsa colocando manzanas—. Tal vez un poquito, así— dije y junte mi dedo indice y pulgar dejando un leve espacio entre ellos.

Ella rodó los ojos pero termino accediendo, aunque mas tarde me confirmaría, que estaba mintiendo, aunque yo misma lo sabía.


Un amor de dictadura. (Uruguay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora