CATORCE.

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Los días siguientes pasaron muy rápido. Tanto que apenas y he podido reconocer que ya estamos en el aeropuerto despidiendo a Zack y a Marck. Les digo adiós con un gran abrazo y les digo que nos veremos pronto. Tal vez yo vaya a California para el verano.

Hasta que los veo pasar a la sala de abordar es cuando al fin dejo escapar unas cuantas lágrimas.

—Los veras pronto — dice Colton —y sé que se hablaran seguido.

—Lo sé — mi voz suena estrangulada — es solo que solía verlos todos los días y ahora solo los podre ver a través de la pantalla de mi celular — pero eso es muchísimo más de lo que veras a tus padres, me regaño mentalmente.

—Tranquila, me tienes a mí y creo que Justin podría llegar a ser un gran amigo tuyo ¿no? —asiento distraídamente mientras avanzamos al estacionamiento.

Justo ahora no se si en verdad Justin y yo podamos lograr algo, es decir, estos dos últimos días, estaba pegada como larva a mis mejores amigos, pero solo era porque su partida estaba próxima, y cada vez que Justin me veía con ellos, fruncía el ceño, negaba y se alejaba de nosotros como si estuviésemos contaminados de una enfermedad súper gravísima. De hecho, ayer por la noche me quede en la sala de estar con la excusa de que quería ver la televisión, pero la realidad era que estaba esperando a Justin. Me quede despierta hasta las dos de la mañana, pero él aun no llegaba, así que me fui a dormir a mi cuarto. Para cuando desperté hoy en la mañana, Colton me dijo que Justin no había llegado a dormir y no le había podido avisar hasta hoy en la mañana, según me dijo se había tenido que quedar en el hospital a monitorear a un paciente. Aunque para mi sonaba más excusa que nada. Pero no podía decir nada, es decir, no todavía, porque Justin y yo no somos nada ¿O si lo somos?

Colton me dejo en el edificio donde vivimos y condujo hasta el hospital para ir a trabajar. Cuando entre al apartamento Justin estaba en la cocina, levanto la vista de lo que estaba haciendo y me saludo con un asentimiento de cabeza.

Lo primero que me dijo fue—: ¿Al fin se fueron tus amigos? — su voz sonó brusca, y un tanto grosera.

— ¡Vaya! ¡Hooola! — Dije con sarcasmo — Si, mis amigos ya se fueron, gracias por la preocupación.

—No me preocupa nada, en realidad.

—Se nota.

Por primera vez desde que entre al departamento, me vio directamente a los ojos, e hizo esa cosa con su mandíbula, antes de pasar saliva y decirme —Lo siento, eso se escuchó mal.

Me hundí ligeramente de hombros y comencé a quitarme el abrigo; en el exterior hacia un maldito frio del infierno, sentía que me congelaba si me quedaba quieta por un minuto o algo así.

Él no dijo nada más y yo tampoco.

Suspire.

—Estaré en mi habitación por si necesitas algo — dije y comencé a caminar hacia las escaleras, una vez que colgué mi abrigo en el perchero.

—No me has preguntado porque no llegue a dormir.

Resople. — ¿Tengo que? — pregunte sarcástica. De alguna manera cuando Justin dirigía su actitud de idiota hacia mí, yo era perfectamente capaz de responderle de la misma manera —, de acuerdo. ¿Por qué no llegaste a dormir, Justin?

—Me quede a cuidar a este chico, el del accidente de auto el día de navidad — asentí, lentamente, en la espera de que me dijera más — él — dijo, y trago saliva, negó levemente y soltó lo que tenía en las manos. Por alguna razón, sentí a mi corazón encogerse —él... nn-no lo logro. Falleció hoy en la madrugada. N-no pude salvarlo.

Jadee y corrí a abrazarlo. Justin se dejó caer de rodillas y se abrazo a mi cintura, con su rostro fuertemente enterrado en mi vientre —No pude salvarlo, el murió por mi culpa — lloró. Llore con él.

Abrace fuertemente sus hombros inclinándome hacia él, acariciando su nuca —No es tu culpa, estoy segura de que hiciste todo lo que pudiste.

—Pude haber hecho más, siempre se puede hacer más.

—Siempre hay excepciones, quizás esta vez no se pudo, pero en el futuro, salvarás muchas vidas, Justin, sé que lo harás.

El negó con su cabeza fuertemente, y siguió aferrado a mi regazo. Cuando comenzó a separarse, fijó su mirada en la mancha húmeda, provocada por él en mi blusa.

—Lo siento por eso —señalo.

Limpie tímidamente mi nariz y mis mejillas con el dorso de mi mano. —Descuida. Está bien.

—Lo siento también por mi comentario grosero respecto a tus amigos — asentí —, me agradaron, a pesar de que no pase mucho tiempo con ellos.

—Si — dije, Justin comenzó a ponerse de pie limpiando su rostro —, son buenos chicos.

—Sé que lo son, o no serias tan cercana a ello.

Reí — Si, bueno, es que no soy muy buena haciendo amigos, en realidad, contrario a las expectativas, soy un asco, no tengo ninguna habilidad social, y a ellos los conozco desde siempre y creo que me es muy fácil ser realmente yo cuando estoy con ellos ¿sabes? Siento que no tengo que fingir.

— ¿Conmigo finges?

—No — susurro —, quiero decir, vivimos juntos, sería demasiado extraño actuar diferente en mi propia casa solo porque tu andas por ahí también, no se sentiría sano ni natural. ¿Entiendes lo que quiero decir?

—Sí, entiendo tu punto.

Asiento, de pronto tímida. Juego un poco con mi cabello.

— ¿Te gustaría comer conmigo? — pregunta Justin, señalando a los insumos que tiene en la isla de la cocina.

—Claro, gracias ¿quieres que te ayude a algo?

—Sí, esto estaría bien gracias.

Justin me indica que es lo que tengo que hacer y lo ayudo con gusto. Tardamos alrededor de media hora en tener lista la comida. En todo ese tiempo, nos besamos fugazmente, nos regalamos nuestras mejores sonrisas, y hubo un montón de roces accidentales que hacían que mi piel hormigueara de la emoción.

Estar con Justin se sentía bien, normal, como si fuese mi lugar en el mundo a donde pertenezco.

Después de comer, nos acomodamos en el sofá, frente a frente.

Platicamos durante toda la tarde, el contándome historias, anécdotas de su trabajo en el hospital y su vida como estudiante, yo contándole sobre como era mi vida en California, hablándole sobre mis papás. Le conté como es que Marck y yo simplemente decidimos que éramos novios.

Él rio, pero pude notar un atisbo de celos en su mirada. —La otra noche — dijo —, te vi con su playera puesta. No me gusto eso, sentí que te estaba marcando como si fueras su propiedad.

Reí —Oh, Justin. Yo tome esa camisa de su maleta sin su consentimiento. Siempre me gustó, y es la que yo solía usar en los partidos para apoyarle — frunció el ceño — a él y al equipo entero, por supuesto.

Arrugo su nariz de una manera muy tierna —Hare como que te creo.

—Oh deberías — dije riendo — porque es la verdad.

Le sonreí.

Él me sonrió de vuelta.

Cinco segundos después.

Estamos besándonos.





ESPERO QUE LES GUSTE. xoxo ♥ ❀ 



El hombre de mi vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora