Las alarmas comenzaron a sonar. Indicando que era hora de prepararnos. Los últimos cuatro días habían pasado muy rápido y había llegado el momento de partir en dirección a la Tierra. Hoy, más que nunca, agentes iban y venían de un lado a otro. Chocando con quien fuera que se atravesara en su camino. Solamente una hora faltaba para el despegue y todo debía estar preparado para cuando eso ocurriera.
Todos y cada uno de los tripulantes, incluyéndome, se encontraban en los vestidores colocándose sus trajes. Negros, un poco ajustados al cuerpo, y con los compartimientos necesarios para colocar nuestras armas, transmisores, y demás elementos necesarios, como una pequeña botella de agua. Cada uno tenía también ya su auricular colocado. Por ahí seria por donde podríamos comunicarnos, tanto entre nosotros como con la base.
Quince minutos faltaban cuando todos salimos de aquella habitación. A medida que avanzábamos por la gran sala que debíamos cruzar para llegar a la zona de embarque, la gente nos seguía con la mirada. Algunas madres con sus ojos llenos de lágrimas, que no sabía diferenciar si eran de orgullo o de dolor, miraban a sus hijos sin apartar la vista ni un momento. Casi sin siquiera pestañear. Otros hombres, miraban a cada uno de nosotros y asentían con la cabeza, tampoco pude diferenciar si era orgullo o pena lo que escondían sus rostros. Niños, formaban filas a los lados para saludar a medida que pasábamos. Algunos incluso extendían sus manos para que nosotros las chocáramos con las nuestras. El brillo en sus miradas indicaba que ante sus ojos éramos héroes. Y eso esperaba. Convertirme en el héroe que recuperara por ellos, la tierra que les pertenecía.
Al entrar a la sala de embarque, algunos de los líderes nos esperaban para la despedida. Entre ellos, mi padre. Quien al verme suspiró y se acercó a mí para tomarme por el hombro.
-Thomas, ¿estás seguro que esto es lo que quieres hacer?- Preguntó mirándome a los ojos.- Si queres podemos...
-No. –Dije interrumpiéndolo. – Es exactamente lo que quiero hacer. – Continué con seriedad, mirándolo de la misma manera.
-Bien. –Respondió no muy seguro de lo que había dicho.
Durante todo este tiempo se lo había pasado intentando evitar que fuera yo uno de los que viajaran a la Tierra. Aunque no pudiera comprenderlo. Nadie deseaba tanto volver a aquel lugar, como yo lo hacía. Esos meses encerrado en este "edificio" se habían vuelto para mí una eternidad.
-¿Estás listo? – Preguntó John uniéndose a nosotros, sacándome de mis pensamientos.
- Siempre. – Conteste sonriendo.
John había sido mi amigo desde que éramos pequeños, y aunque él se encargaba de la logística y las tecnologías, siempre encontrábamos algún momento para reunirnos como en los viejos tiempos. En este viaje, él se encargaría de controlar todo desde la base. Detrás de una de las computadoras ubicadas en el centro de control. Así que aún a considerables kilómetros de distancia, seguiríamos en contacto.
-Entonces, ¡buena suerte! - Dijo él sonriendo. - La vas a necesitar. - Añadió de modo burlón. para después alejarse y ubicarse en su lugar.
-Caballeros. - Dijo Lucy acercándose a nosotros.
-Lucy. - Dije con sorpresa. Incómodo al recordar aquello que James había mencionado durante el almuerzo.
-Será mejor que me vaya. - Dijo John al ver mi incomodidad. - Debo preparar las cosas para el despegue. -Agregó, para luego con un movimiento de su cabeza despedirse y marcharse en dirección a su asiento.
- Sabes que estás a tempo de arrepentirte. - Dijo Lucy en voz baja y con nerviosismo.
-No lo voy a hacer. – Contesté seguro de mí mismo.
-Thomas, yo... - Comenzó a decir pero fue interrumpida.
- ¡Atención por favor! Tres minutos para el despegue. – Comunico una voz robótica a través de los altavoces.
-Buena suerte...- Dijo después de suspirar con resignación y alejarse.
La hora había llegado. Uno a uno, los tripulantes comenzaron a entrar al jet. Fui uno de los últimos, y al ingresar vi a James sonriéndome. Sin prestarle mucha atención, seguí mi camino y me ubique en mi respectivo asiento colocándome el cinturón de seguridad. De todos modos, James se acercó y tomó asiento en el lugar disponible a mi lado.
-Debo admitir que esperaba una despedida un poco más fogosa.- Dijo riendo. Yo sólo voltee y me quede mirándolo fijamente sin entender.
-Un beso hubiese estado bien. – Continuó asintiendo con la cabeza. Dirigí mi mirada al frente.
-¿En serio no te das cuenta? Esa chica está loca por vos... - Siguió diciendo.
- Mira, James. En verdad no entiendo lo que estás diciendo.- Volví mi vista hacia él. – Lucy es sólo una chica, que trabaja para mi padre. Y que al verlo preocupado por mí, también se preocupa. Eso es todo.
-Claro. Si así es como quieres definirlo...
Rodé mis ojos y acabé la conversación. Durante todo el viaje nadie dijo una palabra más. Los minutos se me hacían infinitos. No veía la hora de llegar, bajar de la nave y recorrer la zona. Hacía tiempo no volvía, y esperaba encontrar algún tipo de cambio.
Luego de lo que fueron quince minutos, la Tierra comenzaba a hacerse cada vez más visible. Desde las pequeñas ventanas circulares ubicadas a los lados de la nave se podían observar claramente las copas de los árboles tocándose unas a otras, como si intentasen crear una especie de capa protectora. La parte trasera de la nave comenzó a abrirse indicando que el momento de descender había llegado. Cada uno trabó su casco, se colocó su paracaídas y se acomodó en su fila correspondiente para saltar. Comenzaba a sentir esa sensación extraña en mi estómago. Mezcla de emoción y ansiedad. No podía esperar a llegar y tocar el suelo nuevamente.
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RADIOACTIVE -Editando-
Science FictionLuego de un experimento fallido cada persona en la Tierra debió ser exiliada. Aunque no muchos pudieron lograrlo, ya que estaban contaminados o no contaban con los recursos necesarios. Varios años pasaron para que aquellas personas pudieran volver...