Mi mandíbula pareció chocar contra el suelo y mis ojos se abrieron mientras mi mirada paseaba alrededor de la habitación. Sobre cada lado, a lo largo de los primeros tres metros, se encontraban algunas máquinas con gran cantidad de teclas, como una especie de gran computador. Arriba de estas había varias pantallas. Algunas, ahora apagadas y otras con algunos datos o signos en ellas. Más allá, sobre el lado izquierdo, había una estantería con cientos de tubos de ensayo con líquidos de varios colores. Algunas jeringas y otros elementos se encontraban también allí. Pero eso no era lo peor de todo. Lo peor era lo que se encontraba atrás. Justo al final de la habitación.
Cientos de compartimientos se hallaban alineados. Ubicados en filas de unos diez compartimientos cada una. Cada compartimiento era una especie de tubo transparente que iba desde el suelo hasta el techo. Cada uno de ellos parecía contener alguna especie de líquido, pero aun así a través de ellas se podía observar lo más terrorífico en toda la habitación. Dentro de cada compartimiento se encontraban lo que parecían ser... ¿personas?
Sin poder creer lo que mis ojos veían, me acerqué un poco para poder ver mejor. Oh, que gran error. Haberme acercado solamente confirmaba mis sospechas.
-No puede ser. – Dije sin pensar.
-Si puede ser...- Se oyó la voz de Ethan decir en un susurro.
-No creí que tuvieran tantos.- Dijo Sebastian.
- Thomas, quiero que hagas lo siguiente. – Escuché a Owen decir. – Ve hacia la estantería y coloca en cada uno de los tubos un poco de la Spirulina que hay en tu bolsillo derecho.
Como dijo Owen, me acerqué rápidamente a la estantería y coloqué mi mano en el bolsillo buscando la Spirulina. Abrí el pequeño frasco en el cual se encontraba y coloqué un poco en cada uno de los tubos.
-¡Espera!- Dijo Casey y me detuve al instante.- Toma algunos de los frascos y guárdalos. Puede sernos útil. Uno en el cual no hayas puesto la Spirulina.- Contesto antes de que preguntara.
-Hay tres colores... ¿cuál quieres que tome?- Pregunté dudoso.
-¡Toma los tres!- Dijo Evan con su tan familiar tono de voz.
Tomé las tres muestras, para luego terminar de colocar aquel polvo en los otros. Eché una última mirada a los compartimientos al final de la habitación y tras oír la orden de Ethan de salir de allí, así lo hice. Con cautela salí de aquel lugar y me dirigí rápidamente a mi habitación. Cuando cerré la puerta, miré la hora en el reloj en la pared y este marcaba las cinco y media de la mañana. En cualquier momento comenzaría a despertar la gente de la nave por lo que agradecía ya estar en mi habitación.
***
-¿Cómo dices?- Dijo mi padre cuando le conté lo que tenía planeado hacer.
-Así es... Toda esta situación ha elevado mis niveles de estrés a un nivel máximo. Creo que tomarme un tiempo, sólo para mí. Para relajarme, para pensar, para meditar e idear nuevas tácticas de ataque. Ahora que ya estuve allí una vez, creo que puedo encontrar la manera de apropiarnos de lo que nos pertenece.- Dije intentando convencerlo.
-A pesar de creer que dejarte pasar un tiempo a solas no te favorecerá en nada, pienso que si de ese modo podrás pensar en cómo recuperar lo nuestro, no tengo más opción que permitirte ir allí. – Dijo mientras se acercaba a su escritorio. De un cajón saco un reloj de bolsillo y me lo entrego con confianza.
-Pertenecía a tu madre.- Dijo mientras lo tomaba entre mis manos.- Creo que será bueno que lo tengas, quizá te brinde buena suerte. –Agregó mientras me dirigía a la puerta. – Y no tardes mucho, mientras más rápido tomemos la Tierra, más vidas se salvaran.- Agregó.
Salí de aquel lugar y fui por última vez a mi habitación. Recorrí cada uno de los ambientes a modo de despedida, mientras tomaba algunas de mis cosas y las guardaba en un bolso. Colocando el reloj en uno de mis bolsillos y sin más, di un último vistazo a mí alrededor y salí. Trepando al ducto d ventilación por donde había ingresado horas antes. Desplazándome, llegué hasta una puerta que separaba la parte más utilizada de la nave, de la parte menos utilizada. Tomé una llave y gire cada uno de los tornillos, hasta poder remover la tapa. Cuando esta abrió, la atravesé y volví a cerrar utilizando la llave. Caminé utilizando la poca luz que había para guiarme. Hasta encontrar al fin, la escalera de emergencia. Subí uno a uno los pisos hasta llegar a la cubierta y antes de salir me aseguré que no hubiese nadie alrededor.
-Ya era hora. – Escuché su voz decir a mis espaldas. – Se hace tarde para el desayuno. –Dijo mirándome mientras arrugaba los ojos debido a la luz del sol que tenía en frente.
-Lo siento. – Dije mientras veía como se acercaba a mí.
-Bien.- Dijo para después empujarme. Sin poder evitarlo lancé un grito al sentir la adrenalina de caer y la opresión en mi estómago.
-Deja de gritar. – Me dijo cuándo me hubo sostenido.- Discreción, debe ser tu segundo nombre. – Añadió en voz baja.
- Si fueses arrojada inesperadamente desde una gran altura y no pudieras volar, creo que vos también gritarías del mismo modo. –Me defendí.- Al menos podrías decirme: "Hey sostente fuerte, vas a ir en caída libre a tu muerte."
-No ibas a morir.- Dijo ella en su defensa.
- Y es entonces cuando dices "Porque yo estaría allí para atraparte." y después añadirías un "Siempre lo haré".- Dije mientras imitaba un tono dramático.
-Sí, no lo creo.- Espetó ella soltándome.
-Está bien, lo siento. Lo siento. ¡Agárrame! – Dije elevando mi voz debido a la desesperación que me producía estar en caída libre. Y así lo hizo, permitiéndome volver a respirar con tranquilidad.
***
Al llegar a la base, nos dirigimos en silencio a la oficina del presidente. Mientras recorríamos los pasillos, no podía evitar notar las miradas de cada uno de los presentes sobre mí. En cierto punto resultaba algo intimidante. Lográndome poner nervioso.
-Buen trabajo.- Fue lo primero que dijo Owen al vernos entrar a la sala.
-Gracias señor. –Dije a modo de respuesta.
-Ahora que ya has finalizado tu tarea, quedas en libertad. Aunque aún así tendremos un ojo sobre ti, Thomas.- Comentó el presidente, mientras me apuntaba con sus largos dedos.
-Claro señor, pero antes... antes me gustaría hacerles un par de preguntas. Luego de ver todo aquello, no puedo seguir sin saber de qué se trata todo esto.- Dije intentando no sonar arrogante.
–Ya alguien se encargará de responder tus preguntas, hacerlo no es mi deber.- Respondió.- En cuanto salgas de esta sala podrás conocer la zona en la cual recibirás tu asilo. – Agregó dando por finalizada la conversación.
-Disculpe el atrevimiento señor, pero también creí que tal vez...-
- ¿Qué? Que serias parte del equipo.- Dijo interrumpiéndome.
- Sí señor. Creí que pasaría a ser uno de sus soldados...- Respondí honestamente.
-¿Estas intentando concertar conmigo?- Preguntó elevando una de sus cejas.
-No señor. Solo le estoy pidiendo la oportunidad para demostrar que puedo ser uno de sus soldados. – Volví a decir de manera seria. Intentando mostrar seguridad.
El presidente se detuvo por un momento mientras me observaba. Luego su mirada se dirigió al fondo de la habitación, donde se encontraban Owen y Casey. Entonces volvió su vista a mí. Pude notar como su pecho se llenaba de aire, mientras esperaba a que dijera algo.
-Vas a tener que trabajar duro.- Dijo al fin y no pude evitar sonreír ampliamente.
-Lo haré señor.- Dije y noté como una leve sonrisa asomó en su rostro para luego desvanecerse.
-Puedes retirarte. – Fue lo último que dijo. Y antes de que pudiera arrepentirse, me puse de pie y salí de allí.
Una vez en el pasillo, solté todo el aire que no sabía, había estado conteniendo.
-Bienvenido al juego, novato. – Dijo Casey colocando su mano derecha sobre mi hombro.
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RADIOACTIVE -Editando-
Science FictionLuego de un experimento fallido cada persona en la Tierra debió ser exiliada. Aunque no muchos pudieron lograrlo, ya que estaban contaminados o no contaban con los recursos necesarios. Varios años pasaron para que aquellas personas pudieran volver...