Capítulo 37

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-¿Podemos detenernos un minuto? Hace horas que estamos caminando....- Pidió Craig con tono cansado- Luego de haber estado caminando por tres horas, sin parar, también yo comenzaba a cansarme.

- No. No podemos. No ahora. No aquí. – Respondió la Militum mientras continuaba a paso acelerado frente a nosotros.

-¿Y cuando estemos en un lugar más seguro?- Volvió a inquirir mi compañero de cuarto.

- Tal vez.- Dijo ella.

-¿Un lugar más seguro?- Pregunté analizando las palabras de Craig. Éste asintió.- Eso quiere decir que este lugar es peligroso...– Volví a decir, esta vez más como una afirmación que como una pregunta.

-Así es Thomas.- Respondió ella, y de repente ya no me sentía tan cómodo caminando por allí.

***

-¿Qué es precisamente lo que hace este lugar 'peligroso'?- Cuestioné luego de pensar por unos minutos y analizar lo que había a mi alrededor. El lugar no parecía ser inseguro, pero algo me decía que lo era. Además de que el silencio no ayudaba para nada.

-Ümbers.- Dijo Craig.- Eso lo hace peligroso.

- ¿Y de dónde vienen? – Pregunté con curiosidad.

-No te gustaría saberlo....- Oí decir a Casey, quien seguía al frente.

-Quiero saberlo.- Espeté. Y aunque mis ojos estaban sobre su espalda, casi pude notar cerraba sus ojos intentando calmarse.

-No deberías hablarle así a tu superior.- Me dijo Craig en voz baja y agaché la mirada. A veces olvidaba que probablemente no era otra cosa que 'uno más de ellos' ahora.

- Vienen del cielo.- Dijo la Militum.

-¿Cómo?- Volví a inquirir.

-Thomas...- Dijo Craig a modo de regaño.

-Bien. Acá podremos descansar.- Soltó de repente ella, deteniéndose y girando para poder vernos.

- ¡Al fin!- Dijo Craig lanzándose al suelo.

-Sólo unos minutos.- Dijo la Militum.- No podemos perder más tiempo.

***

-Entonces, ¿qué son los Ümber?- Volví a mi cuestionario.

- Nunca te cansas de hacer preguntas, ¿no es así?- Dijo Craig exasperado.

-Estoy confundido y necesito respuestas.- Me defendí. El joven dirigió su vista hacia la Militum y ella elevó sus hombros.

-Son personas. –Soltó sin más.

-¿Cómo?- Dije perplejo.

-O bueno, al menos antes lo fueron.- Volvió a hablar.

-¿Antes de qué?

-Antes de ser transformados.- Respondió y lo miré con seriedad.- Antes de la transformación generada por las diferentes sustancias toxicas que....- Dijo, pero se detuvo. Lo alenté a seguir. Respiró profundo y continuó.- Sustancias tóxicas que los aireados inyectan a la gente para poder cambiar de esa manera la estructura de su ADN y hacerlo más poderoso que el ADN común. Aunque por supuesto, hasta ahora no les funcionó.

Asentí sin decir nada más. Había obtenido respuesta a una de mis tantas preguntas y no estaba seguro de cómo me sentía con ello. Aunque algo sentía por seguro, vergüenza. Esa, era una de las tantas sensaciones que atravesaban mi cuerpo. Vergüenza de saber que mi padre era uno de los cuales ordenaba inyectar a personas. Además de impotencia, al pensar que pude haber hecho algo, pero no lo hice.

En silencio, creyendo que había escuchado suficientes respuestas por un día, continué caminando. Tan hundido y abrumado por mis pensamientos que no noté cuando los demás se habían detenido. Cuando choqué contra la espalda de Casey, fue cuando me dí cuenta. Ella volteó a verme confundida. Pero no dijo nada. Parecía estar escuchando. Craig hacia lo mismo.

-¿Puede ser posible?- Preguntó éste último.

-No es la época del año.- Dijo la Militum.- Pero en días como estos cualquier cosa puede ser posible. – Agregó para luego dirigir su vista hacia nuestra izquierda. Entrecerrando los ojos, tratando de enfocar a la lejanía. Luego los abrió de repente. Haciendo que Craig y yo también miráramos.

-¿Qué rayos es eso?- Dije asombrado. Parecían ser una especie de murciélagos, pero bastante más pequeños. Volaban rápidamente en nuestra dirección. Eran cientos de ellos. Zigzagueando entre los árboles se acercaban más y más. Parecían observarnos como si fuésemos sus futuras presas.

-Corran- Dijo Casey elevando su voz, pero como ambos estábamos tan concentrados en lo que veíamos no podíamos movernos. – ¡Corran!- Repitió elevando su voz aún más. Y fue entonces cuando salimos de nuestro asombro y comenzamos a correr. Ella nos dejó pasar y corrió detrás de nosotros. Craig iba adelante.

Aquellas especies no dejaban de seguirnos. Incluso parecían estar cada vez más cerca que antes. Intentaba no girar a ver, pero el zumbido y el sonido que producía el revoloteo de sus alas se volvían cada vez más difíciles de soportar. En un momento, Craig, sin poder soportarlo más volteó su cabeza para observar aquellas cosas voladoras. Sin dejar de correr y mirando hacia atrás no pudo notar frente a él, la raíz de un árbol sobresaliente entre la tierra. Y acabó por caer, desplomándose en el suelo.

Al verlo caer, la Militum y yo nos detuvimos rápidamente esperando a que se levantara. Pero éste no podía hacerlo. Cada intento era fallido y cada vez que lo intentaba un quejido salía de sus labios. Aparentemente algo andaba mal con su pie. Y si teníamos en cuenta que aquellas cosas nos seguían de cerca, el tiempo no jugaba precisamente a nuestro favor.

-Creo que me torcí el tobillo...- Dijo Craig, al parecer, molesto consigo mismo. Casey se veía de igual modo molesta, pero no dijo nada. Miró alrededor y cuando pareció encontrar lo que buscaba me miró.

-Por favor, ayúdalo a ponerse de pie y síganme.- Dijo ella y la miré. – Todavía soy su superior, por si no recuerdan.- Agregó para luego rodear a Craig y dirigirse hacia uno de los lados.

Como ella dijo, me agaché y como pude ayudé a Craig a ponerse de pie. Coloqué uno de sus brazos alrededor de mis hombros, y así lo guie hacia donde la Militum se encontraba. Con cuidado lo deje en el suelo, y arrastrándose se colocó debajo de aquel hueco que había bajo un árbol. Una vez que estuvo ya acomodado, levanté mi vista y la dirigí a Casey quien se encontraba parada a un lado. Hizo un gesto con su cabeza, para que entrara. Pero no lo hice.

-Damas primero.- Dije en su lugar. Ella me dirigió una mirada que decía que no había tiempo para eso, pero de todos modos y frunciendo los labios entró. Así, una vez que ella estuvo lo suficientemente resguardada, entré yo.

Como por arte de magia, aquellas criaturas pasaron de largo, sin siguiera notarnos. Agradecí por ello. Todos suspiramos con alivio una vez que todas aquellas especies habían ya pasado.

-Tenemos que seguir.- Dijo Craig comenzando a moverse con intención de salir de allí. Casey lo detuvo colocando su brazo frente a él.

-No.- Dijo y volteó a verlo.- Debes descansar y recuperar tu pierna. –Agregó.

-No podemos perder tiempo.- Dijo Craig.

-Lo sé.- Respondió ella.- Pero tampoco podemos cargar contigo. Eso llevaría más tiempo y esfuerzo que esperar a que te recuperes. No sabemos que podemos encontrar allá afuera y no podemos darnos el lujo de estar vulnerables. –Craig asintió guardando silencio, mientras se acomodaba de nuevo donde estaba. Ella recostó su espalda contra la tierra que se encontraba detrás nuestro y dijo.- Deben faltar unas horas para que amanezca. Esperaremos hasta entonces para continuar. Ahora descansen, lo que sigue no es muy lindo. Pero si tenemos suerte, tal vez no sea tan malo.

RADIOACTIVE -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora