Capítulo 6

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Kendrik salió primero de la habitación y yo lo seguía detrás. Caminábamos por un largo pasillo de color gris y que, por lo que podía ver, contaba con bastante avanzada tecnología. La gente que pasaba a nuestros lados vestía ropa negra y blanca, bastante parecida a la de Kendrik y a la que ahora también yo estaba usando. Moderna, aerodinámica, con piezas de alguna materialidad brillosa y piezas totalmente opacas. Otras prendas eran mucho mas rectas y rígidas. Grandes y geométricas, casi arquitectónicas.

No podía creer que hubiera tanta gente acá. ¿De dónde habían salido? ¿Cómo había sido posible que en ninguna de nuestras misiones a la Tierra los habíamos visto antes? Me sentía tan confundido y abrumado al no poder obtener ninguna respuesta a mis preguntas mentales. Ver tanta gente y de edades tan variadas me resultaba muy desconcertante. Algunos de ellos incluso lucían extraños, a algunos de ellos les faltaba alguna extremidad mientras que a otros le sobraba alguna. O la textura o el tono de su piel era distinto. Culpe a la radioactividad del ambiente, imaginando que aquello era el resultado a su exposición. Sin embargo, había también unos cuantos cuya apariencia parecía ser absolutamente normal. Uno de ellos, por ejemplo, era Kendrik. Quien lucía como un regular niño humano. ¿Cómo habían podido lograr sobrevivir tanto tiempo aquí, bajo las condiciones deplorables del ambiente?

Al final del pasillo nos encontramos con un gran elevador. Kendrik presionó un botón azul y las puertas se abrieron permitiéndonos el ingreso. El elevador era bastante amplio, tenía una capacidad para alrededor de unas diez personas. Al ingresar, en su interior pude notar sobre el lado derecho una especie de pantalla con varios botones digitales. Cada uno con un número diferente y otros tres debajo de estos sin nada escrito. Distinguí en el último botón enumerado un veintidós de color blanco. ¿Tantos pisos tendría este edificio? No, no podía ser cierto. Uno de los lados del elevador era de cristal, por lo que al subir se podía ver todo lo que era el interior de aquel edificio de aparente forma de anillo. En el centro, un espacio verde albergaba a todos aquellos que quisieran salir a tomar un poco de aire. A través de los muros acristalados, también se podía observar a la gente ir y venir en cada uno de los pisos.

De repente el elevador se detuvo y en un cartel encima de la puerta se encendió un número doce. Las puertas se abrieron y dejaron a nuestra vista largas filas de mesas y sillas. Ahora entendía por qué lo llamaban 'El Gran Comedor'. En verdad era grande. A pesar del inmenso tamaño, no había mucha gente. Simplemente algún que otro grupo reducido de personas esparcido a lo largo del salón. Seguimos caminando y nos sentamos en la última mesa del medio. Las filas eran cinco paralelas y al final de estas se encontraba una más en posición opuesta. Creando una especie de peine hecho a base de mesas y sillas.

-Tenemos suerte de llegar temprano y conseguir un buen lugar.- Dijo Kendrik sentándose.

No contesté. Más bien me concentré en observar cada una de las cosas que pasaban alrededor. Intentaba guardar cada detalle en mi memoria. Formas, colores, caras, figuras, olores... El olor a comida inundaba ya el ambiente y poco a poco el comedor comenzaba a llenarse con más y más gente. Y mientras más personas llegaban, más me sorprendía debido a la cantidad increíble que eran. Todas las filas se llenaban, excepto la que estaba colocada de manera opuesta. Un hombre de más o menos mi edad de acercó a donde estábamos nosotros y tomó asiento justo frente a mí. Vestía un tipo de uniforme color gris oscuro, holgado y lleno de bolsillos. Tenía algo escrito sobre el lado izquierdo del pecho, pero no supe entender que era lo que decía. Su cabello era claro, al igual que sus ojos.

-¿Así que eres el nuevo?- Pregunto mirándome.

-Al parecer si...- Dije en voz baja.

- Ken nos contó que te encontró herido. ¿Cómo te sientes ahora?

RADIOACTIVE -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora