Capitulo 24

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-Te ves bien...- Dijo examinando mi vestuario.

-Gracias. –Respondí con algo timidez. Me sentía raro.- ¿Cómo esta Kendrik?

-Bien. ¿Sabes? Él tiene un gran corazón.- Dijo sonriendo, mientras parecía recordar al pequeño. – A pesar de ser un traidor, no puede esperar para verte de nuevo.

-No soy un traidor.- Dije con intenciones de defenderme, aunque ella tenía razón. Lo era. – Y también me gustaría verlo.

El silencio que se había producido comenzaba a volverse algo incómodo. Ninguno de los dos hacia más, que estar parado frente al otro sin decir nada. Sólo mirándonos. Ella parecía observar cautelosamente todo alrededor, para luego volver su vista hacia mí.

-Anoche me dijiste que tenías algo que mostrarme, ¿Podrías hacerlo ahora?

-Yo no dije que tuviese algo para mostrarte, solamente dije si tan solo pudiera hacerlo...

-Y yo sé que puedes hacerlo... -Dije con seguridad, intentando persuadirla.

-¿Cómo sé que debo confiar en vos?- Señalo despectivamente.

- Ya estás aquí, ¿no?- Dije levantando una de mis cejas, mientras sonreía. Ella simplemente puso los ojos en blanco.

- Supongo que luego de vivir ochenta años flotando en el aire no le tienes miedo a volar, ¿o sí?- Preguntó sonriendo de lado.

-¿Acaso crees que tengo ochenta años?- Dije fingiendo indignación.

-Eso parece.- Dijo para luego voltear y caminar hacia el borde. La seguí en silencio.

Se detuvo y miró hacia abajo. Luego volvió su mirada hacia mí, que estaba parado a su lado. Miró hacia atrás, asegurándose que no hubiese nadie y se colocó detrás de mí.

-Espero que no te moleste.- Dijo colocando sus manos en mi espalda. Creí que me iba a elevar, usando sus alas. Pero no lo hizo.

La escuché llenar de aire sus pulmones. Separó sus manos de mi espalda, pero luego las volvió a colocar donde estaban. Cerré los ojos esperando elevarme. Pero eso no paso. En lugar de eso, sentí por primera vez lo que era una caída libre. Abrí los ojos tanto como me era posible, y no pude evitar gritar. Me había dejado caer. Mis brazos y piernas se movían sin control, tratando torpemente de evitar el impacto.

Cuando estuve a unos pocos metros del suelo, mis ojos se cerraron inconscientemente esperando la colisión. Pero esta no llegó. En lugar de eso, sentí unas manos posarse en mi cintura. Volví a abrir los ojos al notar como ascendía.

Sus manos me sostenían con fuerza y delicadeza al mismo tiempo. Su pecho se encontraba presionado sobre mi espalda. A mis lados podía ver como sus grandes alas negras se movían de adentro hacia afuera, una y otra vez. Moviéndose al compás de su respiración.

Llegamos al centro de un denso bosque y fue ahí donde ella descendió. Con suavidad me ubicó sobre el césped, para luego dejarme ir de su agarre. Se separó y dio unos pasos hasta quedar frente a mí.

-¿Qué tal?- Preguntó ella sonriendo.- Ya puedes respirar...- Continuó a modo de burla.

-Podrías haberme sostenido desde el principio, ¿no te parece?- Dije con un haz de reproche en mi voz- Casi me da un ataque al corazón...

-Podría, si...- Dijo ella con desinterés.- Pero no sería igual de divertido.- Siguió dejando escapar una sonrisa al final.

- ¿Por qué vinimos aquí?- Pregunté intrigado. Aquel lugar era en verdad muy oscuro y lo único que nos iluminaba en ese momento, eran los haces de luz de luna que se colaban entre los árboles.

-En realidad, este no es el lugar que quiero mostrarte. Pero primero quiero estar segura que no vas a traicionarme. –Respondió ella.- Otra vez.- Agregó.

-Bueno, ya estamos aquí ¿no? –Dije con humor, ella me miro elevando una de sus cejas.- Después de todo lo que pasó, créeme, no podría...- Dije ahora de manera más seria.

-Muy bien, espero no te arrepientas. –Dijo dando la vuelta para mirar a lo que parecía ser un camino. Se detuvo por un momento, pero luego volvió a mirarme.- De todos modos voy a vendarte los ojos. – Dijo sacando una venda color negra de lo que parecía ser su cinturón.

Sin oponerme, doble un poco mis rodillas para que ella pudiera llegar a mi altura y así rodear mi rostro con aquella venda. Pude sentir cómo me rodeaba hasta colocarse detrás de mí, para así atar el vendaje. Tras asegurarse de sujetarlo fuertemente, me dio un leve golpe en el hombro y soltó un "Andando". Oí sus pasos alejarse, sin embargo no me moví.

-¿En verdad crees que puedo caminar con los ojos vendados?- Pregunté con algo de gracia en mi tono de voz.- Ni siquiera tengo idea de dónde te encuentras ahora...

-Correcto.- Dijo ella y escuche sus pasos acercándose.- Olvidé que eras un completo...

-¿Adorable hombre?- Interrumpí.

- Mmm... sí, claro. Como digas.- Dijo ella para luego tomarme de la mano.- Vamos, es por aquí. – Indicó, para luego comenzar a moverse.

Su mano era cálida, a pesar del frio de la noche. Y su agarre era firme y seguro. Pero su piel era muy suave, a excepción de algunas partes donde podía sentir que había una que otra lastimadura. Podría sostener su mano incansablemente. No tenía ni la más mínima intensión de soltarla en este momento.

-¡Hey!- Solté cuando golpee mi rostro con la rama de algún árbol.

-Lo siento, olvidé que eras más alto... - Dijo ella en su defensa.- Estoy acostumbrada a caminar con Kenny, él sí es más bajito...

Sin decir nada más continuó su camino, con paso firme y aun sosteniendo mi mano. Caminó derecho por unos cuantos minutos, para luego girar a la derecha. A lo lejos pude escuchar el sonido de agua cayendo, en lo que parecía ser una cascada. No muy grande, por lo que podía oír, y se encontraba bastante cerca.

Había escuchado hace tiempo el sonido del agua caer, en un video. Mientras nos preparaban para la exploración terrestre. Pero nada se le comparaba. El sonido, el olor a tierra húmeda, la brisa de la noche al mismo tiempo. Ya podía imaginarme también la luz de la luna reflejada sobre el agua, cambiando su color de un azul muy oscuro por uno plateado.

Concentrado en mis pensamientos, había alejado a mis sentidos de la caminata. Por lo tanto no presté atención a lo que pisaba en el camino y tropecé con lo que parecía ser la raíz de un árbol.

-¿Por qué no ves por dónde caminas? – Dijo ella con humor al sentir como chocaba con torpeza contra su cuerpo. La oí soltar una pequeña risa luego de decir aquello.

-¿Tal vez porque tengo una venda cubriendo mis ojos?- Conteste del mismo modo.

- No hay excusas señor Alecker, hágase cargo de sus acciones.- Soltó ella.

-Sólo Thomas, por favor... - Respondí con algo de nostalgia al recordar lo que había hecho mi padre.

-Oh, ¿entonces ya no quieres ese apellido, Alecker?- Dijo ella.

-No estoy muy seguro de querer tener algo que ver con él.- Dije yo.

-En ese caso, no estoy tan segura de mostrarte lo que quieres ver. –Comentó ella.- No creo que estés preparado.

-¿Tiene mi padre algo que ver con lo que hay allí?- Pregunté, no queriendo obtener respuesta alguna.

-Patrick Alecker tiene mucho que ver con todo lo que sucede aquí. – respondió ella con suavidad, como si intentara no lastimarme.

-Entonces necesito verlo.- Dije con firmeza. Ella detuvo su paso, suspiró y giró.

-¿Estás seguro que es lo que quieres hacer? –Preguntó moviendo su pulgar sobre mi mano con nerviosismo. Me tomo unos segundos responder, pero afirme.

-Está bien. Ya falta poco.- Dijo antes de volverse y comenzar a caminar nuevamente. La sentía algo incómoda, pero su paso aún era firme y constante.


RADIOACTIVE -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora