Cinco minutos habían pasado ya, desde que habíamos llegado a donde se encontraba la oficina del presidente. Una secretaria se encontraba sentada en un escritorio a unos metros de la puerta. Donovan se había acercado para pedirle que le informara al presidente que estábamos afuera y necesitábamos hablar con él. La mujer le había comunicado que estaba ocupado, pero que en cuanto se desocupase nos avisaría para que pudiéramos pasar.
Mientras esperaba sentado, tratando de mantenerme en calma, pensaba en qué diría una vez que estuviera allí dentro. Cómo actuaria frente al presidente para lograr obtener su permiso para quedarme. Kendrik, por otro lado, no se esforzaba por ocultar su nerviosismo. En lugar de eso, iba de un lado a otro, haciendo una especie de círculo frente a la fila de sillas en la que estábamos sentados Donovan y yo.
De repente el teléfono sonó, acabando con el tenso silencio que se encontraba en aquel hall. La secretaria lo tomó para luego llevarlo a su oído. Después de una conversación que duró no más de un minuto volvió a colocar el teléfono en su lugar y se puso de pie. Dando unos pasos, se acercó a la puerta de doble hoja que nos separaba de la oficina del presidente, tomo el picaporte de una de ellas y la abrió.
-Ya pueden ingresar.- Dijo volteando a vernos, invitándonos a pasar con una señal.
Kendrik se detuvo de golpe y permaneció de esa manera por un instante. Donovan y yo nos pusimos rápidamente de pie, como si un resorte nos empujara hacia arriba. Los tres nos dirigimos a la habitación contigua. Era grande pero acogedora. La pared paralela a la puerta estaba conformada por un largo vidrio que se extendía de piso a techo y de pared a pared. A través de este vidrio se podía ver la clara imagen de lo que parecía ser una pequeña ciudad llena de edificios bajos y destruidos. Lo que antes habían sido altos edificios, habían sido destruidos en orden de quedar con la altura de aproximadamente cuatro pisos. Al parecer nosotros también nos encontrábamos en uno, el más alto de ellos, ya que aquellos edificios se veían proyectados desde arriba. ¿Entonces no sólo había gente aquí sino también en aquellos edificios?
Traté de observar tanto como pude, sin llamar la atención. A cada lado de la habitación me encontré con grandes estanterías repletas de libros. Pensé en cuántos libros habrían sólo en aquella habitación. Eran incluso muchos más de los que teníamos allá arriba. Un gran escritorio se encontraba montado frente a nuestros ojos. Detrás de este había una gran, y por lo que pude notar, cómoda silla. En ésta, estaba sentado quien sería el presidente para toda esta gente. Delante había también unas dos sillas, en una Donovan tomó asiento. En la otra lo hice yo. Kendrik permaneció de pie sin ofrecer queja alguna.
-Y bien, ¿Qué los trae por aquí? – Preguntó el presidente acomodando unos papeles a un lado del escritorio.
El hombre tenía alrededor de unos cincuenta años. Su cabello era de color Cataño al igual que sus ojos. Llevaba unos anteojos con un marco algo gracioso debido a su color. Nunca había visto unos así en mi vida. A pesar de sus coloridos anteojos, vestía de manera formal. Traje y corbata. Ambos prolijamente arreglados al igual que su cabello.
-Señor, vinimos a pedir su autorización para ofrecer asilo en nuestra base para este joven. – Comenzó Donovan con seguridad y firmeza.- Al menos por un tiempo.- Añadió sin tanta firmeza esta vez.
-¿Y quién es él? –Preguntó mirando a Donovan.- ¿De dónde eres? – Continuó, su mirada puesta en mi esta vez.
-Soy Thomas Newit.- Contesté de inmediato- Vengo de... -No sabía cómo continuar mi respuesta. No estaba seguro de qué tan bien se oiría.
-Es de el Bosque Negro.- Finalizó Kendrik. – Lo encontré luchando contra un Ümber y casi muere al ser picado por una KleinKolf. No podía dejarlo tirado allí asique como pude lo traje hasta aquí y lo ayude a recuperarse. Ya está bastante mejor. Incluso...
-Ya. Es suficiente.- Lo detuvo Donovan antes de que comenzara a divagar como solía hacer.
- Bien Thomas, ¿qué te trajo por aquí? ¿Por qué decidiste salir de 'Bosque Negro'? Si es que lo que dices es verdad... – Cuestionó de una manera algo extraña y con un deje de sarcasmo. Como si no hubiese caído en mi mentira.
-Bueno, en realidad, yo... - Comencé a decir dubitativamente, pero armándome de confianza a medida que continuaba con mi relato. - No tenía donde más ir. La mayoría de los que se encontraban allí, los cuales eran bastante pocos, fueron atacados por Ümbers. Aquellas horribles criaturas comenzaron a ocupar el bosque y a atacar a quien sea que se le cruce en frente. Necesitaba salir de allí y buscar una manera de mejorar mis habilidades para poder acabar con aquellos despreciables monstruos.- El rostro del presidente pareció cambiar por un momento.
-¿Has dicho habilidades? ¿A qué clase de habilidades te refieres?- Preguntó con interés. Al parecer al final había creído mis mentiras. Y no sólo eso, sino que se había interesado en mis habilidades, lo que hacía mis probabilidades de obtener una oportunidad para quedarme con ellos fueran mayores.
-Bueno. Tengo distintas habilidades. La clase de habilidades que alguien puede obtener luego de haber vivido solo en el medio de un oscuro bosque. Habilidades de supervivencia, para la logística, y de tácticas y estrategias. También me considero bueno con las armas. Al menos con las que conseguí mientras estuve en el bosque.
-Bien, ya oí suficiente. - Me interrumpió el presidente. - Por el momento puedes quedarte por el lapso de diez días. Durante esos días deberás mostrar las habilidades que dices poseer, al igual que tus intenciones para con nosotros.-Dijo comenzando a establecer algunas condiciones.- Si algo sale mal, puedes comenzar a despedirte. Si todo sale bien, veremos entonces qué pasará contigo.
-Eso significa que se puede quedar, ¿no es así?- Preguntó Kendrik tan emocionado como siempre.
-Al menos temporalmente. – Dijo seriamente, pero de igual modo, mirando a Kendrik de una manera especial.
-Donovan, tu deberás encargarte de Thomas. Su entrenamiento, su actividad en la base, sus estudios... Espero puedas mantener todo bajo control.
-Por supuesto. Así será señor. – Dijo Donovan.
-En cuanto a ti, - Volvió su penetrante mirada hacia mi. - espero no arrepentirme de mi decisión.
-Por supuesto que no.- Contesté con rapidez. Él solo me miró, alzó su ceja derecha y ladeó la cabeza un poco hacia la izquierda como esperando algo más. – No señor... - Dije completando mi frase.
-Está bien, pueden retirarse ya. – Finalizó así la 'reunión'. Presionó un botón en su escritorio y a los pocos segundos su secretaria se encontraba sosteniendo la puerta abierta para que saliéramos a allí.
ESTÁS LEYENDO
RADIOACTIVE -Editando-
Science FictionLuego de un experimento fallido cada persona en la Tierra debió ser exiliada. Aunque no muchos pudieron lograrlo, ya que estaban contaminados o no contaban con los recursos necesarios. Varios años pasaron para que aquellas personas pudieran volver...