Capítulo 10

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Golpeó la puerta. Un nudo se estaba instalando en su pecho, repetía en susurros las palabras que había ensayado de memoria frente al espejo, hasta le costaba imaginar cuál sería su rostro. La puerta se abrió, era Julia del otro lado, su expresión era fría.

— Qué quieres?—estaba enojada. Era claro.

— Vine a ver a Mia—dijo calmo.

— Ahora?—fingió una risa—. No llegas un poco tarde?—sarcástica.

— Solo déjame explicarle porqué. No contesta mis llamadas, me estoy volviendo loco, Julia.

— Entonces le diré que siga así porque ya sé que estuviste con Celia ese día.

— Cómo?

— Qué cómo lo sé?—retórica—. Vi la foto en Facebook. Bueno, vimos la foto en Facebook.

— Ella la vio?—preguntó alarmado. Julia asintió—. Solo dejame decirle que lo siento. Soy un tonto.

— Eres un gilipollas, un imbécil y desearía insultarte aún más pero eres mi primo. No logro entender cómo es que te olvidaste de ella, te pedí que no la lastimaras.

— No quise hacerlo, Julia.

— No? Entonces por qué le prometiste ir?

— Iba a ir, lo juro, pero Celia me llamó y me dijo que quería ir a un sitio. Eso es todo.

— Vamos, y tu amiga?

— Oye, ella últimamente no cogía mis llamados.

— Porque vivís hablando de ella, eres insoportable.

Inhaló aire.

— Solo dile que vine a verla. No tiene caso hablar contigo.

— Oh, gracias—sarcástica—. Le diré y también intentaré arreglar las cosas. Pero Mia no esta así porque tu no hayas ido, bueno, no es la verdadera razón.

Un nudo se formó en su garganta y quiso suspirar de lo aliviado que se encontraba ahora que sabía que él no era la razón. Pero no podía ser egoísta, algo le sucedía a Mia y, ese algo, la estaba lastimando.

— Qué pasó?—preguntó.

Julia se volteó para comprobar que nadie estuviera cerca, en realidad, que Mia no lo esté. Se volvió hacia Rubén y suspiró, como si recordar lo que sucedió le causara dolor. Y de hecho, ver el rostro de Mia tan triste, era doloroso.

— Dijeron que no fue suficiente—dijo. Él sabía a qué se refería; a la audición.

Rubén se quedó callado. Imaginando a su amiga, su rostro empapado de lágrimas, y sintió como se le achicaba el corazón. Solo asintió, le pidió a Julia que le avisara de su visita y se fue. Parecía que le habían arrancado las palabras, no sabía qué pensar y qué hacer. Fue a pie hasta su casa, no quedaba tan lejos, aquello lo ayudaría a ordenar sus pensamientos.

Rubén se alejó de Mia. Ya no le enviaba mensajes y tampoco insistía con las llamadas. Solo le preguntaba a Julia como se encontraba y agradecía cada vez que le decía «Ensayando». También se encargó de no estar al pendiente de Celia, incluso prefirió ser su amigo, estaba dispuesto a hacer sacrificios. «Con tal de que vuelvas, Mia». Su familia se preocupó cuando dejaron de ver a la muchacha rondando por la casa, se había acostumbrado tanto a su presencia, a escuchar risas de dos jóvenes amigos. Pero Rubén sentía que no era capaz de soportar el hecho de estar lejos de ella, la necesitaba tanto y no se dio cuenta hasta que la vio. Se había atrevido a ir a Academia de Danza, solo para verla hacer lo que más le gustaba; bailar. Se había quedado observando la clase desde el mismo lugar que lo hacía siempre, mirando a través de la ventana, ocultándose de vez en cuando por temor a que ella lo vea. No podía dejar de verla ni por un segundo, era increíble la sonrisa que se le formaba de lado a lado cuando ella reía cuando se equivocaba en un paso o hacia un gesto divertido. Saber que  estaba volviendo a ser ella lo reconfortaba, más que jugar a un videojuego, o patinar en skate. La felicidad de Rubén se completaba con Mia en su vida. ¿Pero cómo iba a reconocerlo? Si apenas era consciente de ello, jamás se lo diría. Entonces de un segundo a otro, la perdió de vista, jamás lo había hecho antes. La puerta se abrió, Mia salió de allí, con el pelo suelto y con la respiración entrecortada. Se la veía algo cansada. Tenía una sonrisa en su rostro, pero se difumina tan rápido que a Rubén no le dio tiempo reaccionar. Mia se acercó despacio, no sabia que era lo que él hacía allí, después de haber desaparecido de aquel modo.

Hell (r.d) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora