"Le pido disculpas por venir cuando apenas ha abierto." El entrenador Ukai se disculpó con sus manos en los bolsillos de su chaqueta deportiva. Ofreció una media sonrisa a la señora parada frente a él.
"No te preocupes. Esto solía pasar mucho antes." La amable dueña del restaurant lo desestimó y sonrió con cariño, como si todos fueran sus nietos. Luego de alejarse, Ukai centró su atención de vuelta en lo chicos, quienes ya tenían su interés en el entrenador. Lo miraban con grandes e inocentes ojos, como si estuvieran esperando instrucciones sobre qué hacer después.
"Correr, saltar y lo demás," él dijo mientras se acercaba a su asiento en la cabecera de la larga mesa. "causará tensión en sus músculos y se desgarrarán las fibras. Después de un partido como este sus músculos deben estar al límite," bajó la mirada hacia la mesa; varios platos con vibrantes colores y aromas que hacían agua la boca estaban dispuestos a lo largo, listos para hacer cosquillear sus papilas gustativas y llenar sus vacíos estómagos. "Así que tienen que repararlos comiendo bien."
"Así es como ganan masa muscular," continuó, sentándose de piernas cruzadas. "y se vuelven más fuertes. Así que coman. Una comida apropiada."
Daichii intercambió una mirada con Sugawara, quien le asintió. Ambos juntaron sus manos y agradecieron por la comida silenciosamente. Pronto, todos en la mesa siguieron a sus capitanes, juntando sus manos y agradeciendo por los alimentos.
[T/N] hizo lo mismo, sentándose junto a Kiyoko. Tomó los palillos con manos pesadas y recogió un poco de arroz, lentamente moviéndolo hacia su boca. Masticó el tibio y simple arroz, sintiendo su apetito desaparecer cada vez más. Se forzó a sí misma para tragar la comida, incluso aunque la quería rechazar.
Después de todo, ¿Cómo podría tener apetito tras su derrota contra Aoba Jousei? Apretó con fuerza los palillos al pensar en eso. Su pecho se revolvió en descontento y enterró sus dientes en su labio inferior, casi sacando sangre.
Fue un terriblemente parejo juego. Tan parejo, que solo hacía su derrota más amarga. Aún podía oír el último rápido de Hinata siendo bloqueado por Seijo, el sonido de su fracaso, resonando en sus oídos. Es tan molesto, pero tan molesto. Apretó su mandíbula.
Justo entonces, oyó como sorbían por la nariz. Levantó la mirada, sus labios levemente separados por la sorpresa, sus ojos se tornaron vidriosos por los chicos quienes lloraban en silencio, con lágrimas deslizándose por sus mejillas mientras comían. Incluso Tsukishima (quien no estaba llorando) lucía desanimado mientras masticaba su comida más lento que lo normal y su rostro con una mueca de dolor.
Las lágrimas nublaron su visión al bajar su mirada, sus labios temblando por la tristeza que estaba conteniendo. Una gota cayó en su mano al sollozar silenciosamente junto a los chicos, sus hombros sacudiéndose ligeramente.
Es tan molesto.
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"Voy donde Shimada-san. Caminen sin mí." Yamaguchi dijo, moviendo una mano hacia el alto bloqueador central y la mánager peli [C/C]. Ambos asintieron de acuerdo y se despidieron, diciéndole que se cuide en su camino.
Los dos caminaron en silencio bajo la luz de los faroles en la calle que intentaban iluminar el oscuro y sombrío camino. Ninguno sentía la necesidad de confortar al otro con palabras.
"Espera aquí." Tsukishima dijo de repente, deteniéndose en sus pasos. Parpadeó curiosa, preguntándose qué pretendía. El caminó hacia Sakanoshita, que [T/N] recién notó estaba frente a ellos. A pesar de dejarla sin explicaciones, hizo lo que le indicó y esperó por él. Momentos después volvió a su lado, con una bolsa café de papel en sus manos. Ella levantó una ceja observando la bolsa que él le ofrecía.
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Tsuki-dayo
Fanfiction[T/n] es miembro del equipo de voleyball femenino de Karasuno. Como Hinata y muchos otros jugadores, ella es apasionada sobre el voleyball y su adrenalina corre cuando toca el balón. Está en la misma clase que Hinata, y es cercana a el junto con Kag...