San-juu

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Tsukishima se sostuvo del gris pasamanos plástico mientras el tren comenzaba a moverse una vez más. La voz de los anuncios fue apagada por las ligeras conversaciones en el tren en movimiento. Se acomodó para encontrar un lugar más cómodo para pararse pero era un poco inútil ya que el vagón estaba lleno. No podía decidir qué era peor: estar atascado en un tren rodeado por extraños o estar en un tren rodeado por sus compañeros y los jugadores de Nekoma.

"Nos bajaremos en la próxima parada." Kuroo hizo sonar su voz sobre las otras, asegurándose que los chicos de Karasuno hubieran recibido el mensaje. Tsukishima gruñó y luchó para atravesar la multitud hacia la puerta. Se tragó las ganas de chasquear la lengua por la gente que se presionaba contra él mientras el tren se detenía en la siguiente estación.

Los chicos rápidamente se bajaron del tren antes de que las puertas se cerraran y este desapareciera. Contaron a todos, asegurándose de que todos dejaron el vagón. Tal vez solo debí quedarme en el tren... Tsukishima pensó, guardando las manos en sus bolsillos.

"¡Oh! ¿Qué hay sobre la otra linda mánager-chan?" Taketora preguntó, escaneando los alrededores con una mano sobre sus ojos.

"Ah, [T/N]-chan tiene unas cosas que hacer por su cuenta, así que no estará con nosotros hasta después del almuerzo." Sugawara explicó con una sonrisa.

"¿Dices que está recorriendo la ciudad por sí sola?" Yaku preguntó representando a sus compañeros, quienes estaban levantando una ceja. "¿Estará bien?"

"No te preocupes, ella vivió en Tokyo un tiempo. Debería estar bien..." Daichii dijo, pero no podía evitar sentirse un poco preocupado por la de primer año.

"Le ofrecimos que alguien la acompañe pero ella insistió que tenía algo que hacer por su cuenta y que quería que disfrutemos el viaje." Asahi rio suavemente, rascando su nuca.

"Ya veo..." Kuroo asintió, pensando para sí mismo sin emitir sonido. Suspiró para luego sonreír a sus rivales, poniendo las manos en su cintura. "Bueno, entonces... ¿nos vamos?"

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[T/N] afirmó su agarre en la tira de su pequeño bolso, dando un gran respiro. Se cuestionó si realmente estaba lista para hacer lo que había decidido. Sus palmas se comenzaron a tornar sudorosas y su corazón se aceleraba. No le gustaba la sensación de ahogo que sentía en su garganta.

"Tal vez solo debería devolverme..." Murmuró para sí misma pero sus piernas permanecieron donde estaban. No podía remover su mirada del grande y blanco edificio frente a ella. "Pero... También debería presentar mis respetos..." contempló, luchando consigo misma.

"Ya que estoy aquí, solo vamos a hacerlo..." Gruñó antes de caminar hacia las puertas automáticas del hospital. Instantáneamente, el familiar aroma de desinfectante y medicina hizo cosquillas en su nariz. Podía oír los suaves y distantes murmullos de los pacientes que esperaban su turno y ocasionales tosidas, incluso el llanto de algunos niños.

Su corazón se presionó contra su pecho. Sus manos formaron puños y mordió su labio inferior para controlar el temblor. Estaba desesperada por voltearse cuando una ola de recuerdos la atravesó, pero sus pies permanecieron sin moverse, desobedeciéndola.

"¡Oh!, ¿no es esa [T/N]-chan?" una calmante voz habló tras ella, distrayéndola de sus nauseabundos pensamientos. Se volteó, su pálida cara recuperando un poco su color cuando notó quien era. Sus labios formaron una sonrisa cuando la enfermera parada frente a ella llamó su nombre una vez más. "¡De verdad eres tú, [T/N]-chan!"

"¡Mishima-san!" [T/N] saludó a la enfermera mientras la mujer mayor se apresuraba hacia ella, envolviéndola en un abrazo. [T/N] devolvió el abrazo, rodeando con sus brazos a Mishima.

Tsuki-dayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora