Tsuki-dayo

Shi-juu Go - Final

"Entonces confiésame tus sentimientos."

Esas palabras resonaban en los oídos de [T/N] repetidamente, como grandes campanas vibrando tras ser golpeadas. Miraba fijamente los ojos de Tsukishima, examinando los sinceros tonos dorados. Su mandíbula colgaba por sus palabras pero era incapaz de producir algún tipo de respuesta. Todo lo que podía hacer era observarlo completamente desconcertada y permitir que su cerebro trate de procesar lo que acababa de ocurrir.

La mirada de Tsukishima no vacilaba ni un poco, mirando directo en sus ojos [C/O]. El agarre en sus brazos se mantenía firme y estable, justo como el tono de su voz. Esperó por su respuesta, sosteniéndola en silencio. Pero viendo la reacción a su demanda, dudaba que fuera capaz de escuchar lo que quería que ella diga.

Sus manos se deslizaban descendiendo por sus brazos, liberándola. Suspiró, cerrando sus ojos y volteando su cabeza en otra dirección. "Olvídalo." Giró su cuerpo para alejarse de ella, incapaz de esconder la decepción en su voz. Justo cuando estaba por irse, [T/N] se dio cuenta de que había estado distraída por demasiado tiempo.

Jadeó en voz baja por su figura en movimiento, su corazón revolviéndose en su pecho al verlo cada vez más lejano a ella. Su lengua se revolvía en su boca y su mente se convirtió en un desastre de pensamientos enredados, sin poder modular las palabras que quería decir. Su corazón retumbaba contra sus costillas con fuerza, amenazando con saltar fuera de su cuerpo si no lo hacía rápido.

"¡T-Tsu!..." Con sus manos temblando ligeramente y una piel ruborizada estiró su dedo, enredándolo sobre el suyo delicado y delgado. Tsukishima se congeló al sentir un tirón en su mano. Sus labios estaban casi adormecidos pero continuó presionándose para hablar.

"¡Tsuki dayo!"

Los ojos del rubio se abrieron de golpe. Un respiro escapó de sus labios, poniendo su inspiración en una pequeña pausa. Sus tímpanos vibraban, repitiendo las palabras de nuevo y de nuevo en su mente, aunque era en un hilo de voz. Su cabeza giraba y estaba haciendo su mejor esfuerzo para mantener su compostura. Su mano permaneció tensa por su toque, sin querer moverse, temiendo que si lo hacía sus dedos ya no sostendrían los de él.

[T/N] ya no podía sentir su cuerpo. Apretó su dedo un poco más firme, dando un respiro tembloroso. Su ceño se frunció y su rostro se contrajo, tratando de calmar el demente latido de su corazón.

"La cosa con Tooru-nii... El solo se estaba despidiendo. No nos veremos en un largo tiempo. Y-Yo..." tartamudeó. Él se quedó callado, esperando pacientemente que regule su respiración y junte el coraje suficiente. "M-Me gustas, Tsukishima." Hizo su mejor esfuerzo para tragar, pero solo formó un gran bulto en su garganta.

"Es por eso que... Yo quiero – necesito que me creas..." Agachó su cabeza, encontrando muy interesantes sus zapatos. Aún podía verse a sí misma sosteniendo su dedo. Le recordaba del campamento en la playa donde sus dedos se engancharon bajo los fuegos artificiales, lejos de la multitud, y como el finalmente había admitido su amor por el voleyball. La cantidad de confianza y sinceridad en su voz en ese entonces, quería oírlo de nuevo.

Tsukishima movió sus manos levemente y volteó su cuerpo ligeramente para tener una mejor visión de ella. Movió su mano de modo que sus dedos envolvieran los de ella. Sus palmas se rosaban entre ellas, compartiendo su calidez. Se encogió ligeramente por su gesto pero se fundió en él rápidamente.

"¿Lo dices en serio?" Preguntó en voz tan baja y calmada que no estaba segura si podría soportar escucharlo hablar así de nuevo.

Ella asintió, cerrando sus ojos por la cantidad masiva de sangre que se apresuraba por todo su cuerpo. Meneó sus dedos, deslizándolos en los espacios vacíos entre los de él. Podía ver que aún había espacios entre ellos. "Si..." Respondió, solo en caso de que no la hubiera visto mover su cabeza.