Dieciocho: promesa

321 28 1
                                    

Debo decírselo pero no quiero hacerlo. Tengo una vaga idea de cómo reaccionará y prefiero evitarlo. En este momento bulma aun no se ha despertado. Lentamente y sigiloso remuevo mis brazos de su cuerpo. Automáticamente ella me busca pero no me encuentra en la cama. -¿vegeta?- me llama irguiéndose y abriendo pesadamente los ojos.

-debo irme- el tono de mi voz es mas punzante de lo que esperé. Busco rápido un uniforme en el armario.

-¿tan temprano?- pregunta desconfiada. Pues aun no ha amanecido y raramente entreno a tan tempranas horas de la madrugada. No respondo y mi vista está en el uniforme que hallé. Bulma nota el atuendo real que me dispongo a vestir. -te vas a una misión ¿verdad?- me pregunta con cierta desilusión en la voz. Sigo sin responder y apresuradamente comienzo a vestirme. Al no escuchar respuesta y ser prácticamente ignorada bulma se levanta de la cama. -podrías decírmelo- me reclama demandante ciñendo a su cuerpo la sábana se dirige hacia su cuarto.

-no tengo porque informarte sobre los asuntos del reino- mentira. Mis palabras contradicen lo que en verdad pienso.

-¿Por qué soy solo una esclava? ¿Por qué no significo nada?- pregunta retóricamente deteniéndose y volteando hacia a mí. Ahora su mirada se torna desafiante y decepcionada a la vez. El silencio es una clara respuesta para ella, cuando para mí solo significa una vana solución a mi dificultad. Un inusual pero conocido brillo noto en sus ojos. Como odio lastimarla pero no tengo otra opción, elijo esto a una dolorosa despedida. Sin vociferar nada mas regresa a su cuarto y cierra con furia la puerta.

En cuanto a mí permanezco silencioso y trato de convencerme que es lo mejor. Termino de vestirme y sin verla por ultima vez me retiro de la habitación. Me dirijo hacia la sala de controles generales, donde se planifican las misiones de los soldados y por supuesto las reuniones con planetas aliados. Esta vez iré a un planeta no tan lejano del nuestro, llamado Nehemita. Me reuniré con el gobernante del mismo para discutir sobre nuestra oferta de ser un aliado del reino saiayin. Es beneficioso para la relación entre los planetas que los visite personalmente a platicar los asuntos pendientes que tengamos. Durante el camino ya se observan a soldados preparándose. Un ejército me acompañará, solo para conservar los protocolos. Al llegar a la sala todos los presentes al igual que los soldados del pasillo se inclinan ante mí respetuosamente. Asiento la cabeza y continúo caminando.

-señor están preparando su nave, en menos de una hora despegarán- me informa un saiayin.

-¡vegeta!- giro a ver quien es el individuo que me llama.

-¿si kakaroto?- pregunto algo molesto observándolo con el seño fruncido.

-¿ya nos vamos?- interroga impaciente e inquieto. Siempre es lo mismo, cada vez que me acompaña a una reunión está ansioso. Desde que ya no invadimos a los planetas y no los conquistamos, verdaderamente todos los saiayin, incluyéndome, estamos deseosos por salir en la primera misión que nos ofrezcan. Los entrenamientos se han convertido en una rutina y ya no es emocionante aun con las cámaras de gravedad.

-dentro de una hora- respondo finalmente su pregunta. Antes de que insista con la misma pregunta unas diez veces seguidas me retiro de la sala. Camino hacia el patio externo, donde la nave está asentada y los sirvientes cargan los insumos necesarios para el viaje. Me avecino a unos cuantos metros de la misma y observo tranquilamente el trabajo que realizan. No puedo dejar de pensar en ella, sabía que esto sucedería. Es por eso mismo que evité decírselo ayer cuando me informaron sobre la reunión. Planeaba partir antes de que despertara y así obviar las despedidas y las lagrimas de ella, que tanto odio que ocurra. Pero antes de irme tengo que asegurarme del bienestar de bulma. A unos pasos siento un ki detrás de mí. Perfecto, es quien necesitaba.

Eterno Lazo...bulma &vegetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora