Eterno Lazo...bulma &vegeta

Treinta

Casi no reconozco el piso en el cual me encuentro postrado. Intento levantarme y un ensordecedor zumbido estalla mis tímpanos provocando una fuerte vibración por todo mi cuerpo.

Dolor. Comienzo a sentirlo patentemente y con gran ardor.

Insisto en erguirme a pesar de que se intensifica la agudeza de la convulsión. Logro ponerme de pie, casi no siento la tierra debajo de mi. Los segundos en conseguir un normal equilibrio de mi cuerpo parecen perdurables junto a la nube de mis ojos. Escucho difícilmente que alguien se acerca desesperado a mi lado.

-¡rey vegeta!- la voz del soldado se convierte al igual que los demás sonidos en una molesta resonancia. Mantengo la cabeza en alto a pesar de que mi cuerpo decae desfallecido como resultado de las heridas. -rey no puede seguir luchando en estas condiciones ¡debe retirarse!- escucho con mas atención su demanda y puedo percibir los desgarradores gritos de mis soldados. ¡Maldita sea! Los hombres de broly están ganando terreno y asesinando gran parte de mi ejército. Entonces mi mente me recuerda mi primordial objetivo.

-broly... ¿Dónde está?- le interrogo al soldado junto a mi, con la mas estable voz que me es posible. No alcanzo a escuchar su respuesta que una descomunal bola de ki devasta por completo todo el campo de batalla donde me encuentro.

Nuevamente soy despedido a kilómetros de allí como un insignificante insecto. Con gran dificultad consigo elevar la cabeza y observo mínimamente la escena. Los rastros del soldado son arrastrados por las energías dispersadas a mí alrededor.

Me propongo levantarme del suelo y no volver a caer sobre él. Una potente oleada de polvo amenaza con mi equilibrio, cierro los ojos por el cercano estallido. Súbitamente un cautivador aroma aplasta mi concentración y todo repentinamente se borra. Mi ser se estremece al reconocer a cientos de kilómetros la calidez que emana su cuerpo. Sin dudas es ella, su ki es sublime y distinguido. Logro formar la imagen en mi mente, visualizarla aun con los ojos cerrados.

Esta aquí, entre los soldados que luchan por sobrevivir, está desprotegida y al alcance de la muerte.

Distraído y perdido en la real ensoñación no percibí las hoscas manos atraparme en un compresor agarre.

Bulma escapó minutos después de la explosión. ¿Cómo se le ocurrió ir en plena guerra a los campos de combate? Vegeta me va a asesinar si algo llega a pasarle.

-¡milk!- la llamo algo desesperado al traspasar la puerta.

-¿Qué sucede kakaroto?- interroga al verme caminar precipitadamente hacia el lecho imperial donde se encuentra nuestro primogénito.

-quédate aquí y no salgas- le ordeno con mayor calma arrimándome al adormilado niño. Percibo a centímetros de su cuerpo la tranquilizante respiración que despide y esa pacifica paz que logra envolverme en una tierna devoción hacia él.

-kakaroto...- la voz de milk transmite cierta confusión pero fugazmente se torna temerosa. Comprende el cambio de la situación. En cuanto a mi me inclino un poco y beso la frente de mi hijo. Una pequeña sonrisa se traza en su serena faz.

-regresaré en cuanto pueda, mientras tanto no salgas de aquí milk- declaro alejándome de la cama y caminando directo a la puerta.

-¡kakaroto!- vocifera sin retención. Me detengo pero evito voltear hacia ella. Escucho sus pasos detrás de mi -kakaroto- su dulce voz desprende una penetrante angustia. Me toma del brazo y obliga a girar. -por favor, ten cuidado- implora con dolor. Su desesperada mirada perfora mi corazón y por un instante ese par de ojos suplicantes hace vacilar mi decisión.

Me sonríe con su mirada tan alegre. Aun en estos críticos momentos no pierde el optimismo. -regresaré- promete con total seguridad. Confío en su palabra y aun así lo abrazo con todas mis fuerzas, suplicando a alguna divinidad que conceda mi deseo de tenerlo conmigo.