Quince: amor

570 32 2
                                    

La tomó posesivamente de la cintura recorriendo sus labios por su cuello, deleitándose con la exquisitez de su piel. Ella se atrincheró a su cuerpo, abrazando vigorosamente su cuello y sujetando con gran fuerza sus piernas a su cadera. Sus poderosas manos acariciaban con ímpetu y delicadeza a la vez el débil cuerpo de la humana.

Extasiada por las placenteras caricias del hombre, no pudo evitar emitir reiteradas veces gemidos de placer y apretar con furor cada músculo que cubría su masculino cuerpo. Las prendas que traían puestas fueron desaparecieron de la vista de ambos dejando semidesnudos sus excitados cuerpos. Aun sujetada a la pelvis del hombre, ella besaba intensamente sus labios e igualmente acariciaba cada parte de su fibroso cuerpo.

Sin dejar de besarla, la presionó ansioso contra la pared haciendo que la joven sintiera su virilidad latente y su cola que inspeccionaba detalladamente cada fragmento de su anatomía se aferró a su pierna hasta llegar a su tobillo. Sus satisfactorias caricias descendieron por el fino cuello de la mujer hasta llegar a sus agraciados pechos, a los cuales le prestó la debida atención acariciándolos aun mas lento y suave tras haber destrozado de un tirón su corpiño. Luego fue besando su plano vientre llegando a su excitada feminidad y de un mordisco le arrancó la prenda intima que vestía. Él pudo ver un leve rubor cubriendo las mejillas de la joven, nunca había estado tan íntimamente con alguien como ahora. Una sonrisa se formó en su rostro, seria el primero en tomarla, en hacerla completamente suya y ella seria la primera mujer que tomaría. Nuevamente la besó en los labios más intenso, más salvaje, mas apasionado. Posó su mano derecha en su cintura y la otra en su espalda presionando sus cuerpos, eliminando toda distancia entre ellos. Era increíble la sensación de su desnudo cuerpo rozando con el suyo.

Ella acariciaba su cabello mientras se ceñía con más impulso a su cadera, dejando al descubierto sus incontenibles ansias de unirse a él. Lo único que los separaba era el bóxer de vegeta. De pronto ella se detiene con las caricias y se separa de sus labios, una baja risa se escapa de su boca al ver la sorpresa y el disgusto formarse en el rostro del hombre. Aun abrazada a su cuello desenreda sus piernas y sus pies tocan el piso. Él se niega a soltarla y la rodea de la cintura con sus brazos, bulma posa sus calidas manos en su pecho y le da un pequeño beso. Lo mira a los ojos y con una juguetona mirada lo empuja lentamente hacia atrás. Él entiende su acción y se deja llevar hasta sentarse al filo de la cama que se encontraba detrás de ellos. Bulma se mantiene de pie y ejerce presión en su pecho para que posteriormente su espalda toque la suave seda de las sabanas. Desciende pausadamente sus manos por su pecho, conociendo a cabalidad sus perfectos abdominales. Se detuvo al llegar a su bóxer y un aire de duda y titubeo la bloqueaba. Él lo notó pero una amplia sonrisa se formó en su rostro al ver que ella siguió el camino de su cuerpo y terminó de despojarlo de la última prenda que lo cubría. Por unos segundos observó perpleja el completo cuerpo desnudo del individuo frente a ella, era la primera vez que veía así a un hombre.

Vegeta lo supo por la expresión en su mirada y también descubrió la repentina incertidumbre de la mujer en cuanto a que hacer. Entonces se incorporó de la cama conservándose aun sentado a ella, mirándola a los ojos tomó su mano derecha y la atrajo mansamente hacia él. Bulma finalmente reaccionó y se acercó a su cuerpo sentándose sobre él, sintiendo el ardiente contacto de su hombría con su feminidad. Súbitamente su respiración se aceleró y un leve temblor recorrió por su espina dorsal.

Ambos no realizaron ningún movimiento solo observaban al otro esperando a que diera el primer paso. Vegeta se acercó a su rostro y besó apasionadamente sus labios, ella nuevamente acaricio su cabello y rodeó sus piernas a su cintura. La excitación ya lo había dominado plenamente pero el contacto tan intrínseco con su cuerpo lo descontrolaba totalmente. Era una dulce tortura cada segundo que trascurría. Acariciaba cada curva y jugaba con su tenue cabello mientras la besaba. Sin previo aviso y de un brusco empuje la penetró pero se detuvo de inmediato cuando escuchó un dinámico clamor escapar de sus labios, deshaciendo el beso que los unía.

Eterno Lazo...bulma &vegetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora