XXXV

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Regina se quedó inmóvil, no volteaba... Tomó aliento y giró sonriendole a Javier.


Franco: Regina!!
Javier: Se conocen?
Regina:
No!!
Javier: ¿Franco conoces a Regina?- Franco clavó su mirada en los ojos de Regina.
Franco: No, no tenía el gusto.
Javier: Pero sabes su nombre...
Franco: Me lo dijiste un día.
Javier: Aaaah, no me acordaba, mira esta Hermosura es Mi Economista.
Regina: Mucho Gusto Regina Olivares.
Franco: El gusto es mío, soy Franco Santoro.
Javier: Me vas a negar que no es toda una Hermosura.
Franco: No lo niego, lo confirmo.
Javier: Pero cuidado es casada jajaja...
Franco: Que Lástima No! – Regina sonreía ante Javier, ante Franco bajaba la mirada.
Javier: Ya vengo, los dejo un momento para que conversen. – Franco se acercó un poco a Regina...
Franco: ¿Qué te sucedió?
Regina:
¿Qué haces aquí?
Franco: ¿Dónde está mi hijo, o hija?
Regina:
...
Franco: Habla Regina!!!
Javier: Franco te robo un momento a Regina...
Franco: Tranquilo...Javier tomó de la mano a Regina, ella se quedó mirándolo, él la miraba con rabia... Regina y Javier Conversaban con algunos inversionistas, Franco no quitaba la vista de Regina, ella de vez en cuando volteaba pero regresaba la mirada.Delfina llegó a la empresa de Franco, la secretaría ya conocía de ella.
Secretaria: Señorita, Don Franco no está.
Delfina:
¿Cómo sabe usted que vengo a Buscar a Franco?
Secretaria:
Ah No?
Delfina:
Bueno sí, ¿Dónde está?
Secretaria: Fuera del país.
Delfina: ¿Qué? ¿Se demora?
Secretaria: No lo sé.
Delfina: Usted nunca sabe nada, negligente!!!
Secretaria: Chismosa!!
Delfina: Atrevida!!!
Secretaria: ¿Qué le digo al señor Santoro?
Delfina: Nada!!Javier: Acompáñame a aquel salón.
Regina:
Si, claro. – Caminaron y entraron, Franco los siguió.
Javier: Estas Hermosa, me dejaste impactado.
Regina: Javier, Cuidado... - él la acercó hacía él, sus bocas estaban a centímetros. – Javier, por favor.
Javier: El sabor de tus labios aún no lo he olvidado.- Se acerca y la besa.
Franco: Soy inoportuno? – Javier se aleja un poco de Regina, ella queda quieta, en silencio, asombrada.
Javier: No para nada... ven, entra, ¿Regina puedes estar con Franco unos minutos mientras dialogo algo con uno de los inversionistas?
Regina: Eeeeh, ¿Te puedo acompañar?
Javier: Es algo que debo arreglar con él, Acompaña a Franco Por Favor.
Regina: Si, Claro.
Franco: ¿Ahora si me vas a decir qué es lo qué está pasando?
Regina: Aquí no...
Franco: Ven acá. – Franco la tomó del brazo con fuerza.
Regina: ¿Qué haces?
Franco: Vamos a hablar en un lugar más privado.
Regina: Suéltame!!
Franco: Perdón! Vamos!!

Regina: Déjame avisar que me voy a ausentar.
Franco: ¿a Javier?, Her mo su ra.
Regina: Si a Javier... Voy a llamarlo.- Lo miró con enojo.
Franco: Hazlo.
Regina: Hola Javier...
Javier: Hermosura ¿Dónde estás?
Regina:
Estaré unos minutos fuera
Javier:
¿Cómo fuera? ¿Pasó algo?
Regina: no, no me demoro
Javier: Y sabes dónde está franco?
Regina: ¿Franco? Él salió, dijo que luego regresaba.
Javier: Qué Extraño, no lo vi Salir, Bueno hermosura apenas regreses me avisas.
Regina: Ok, Hasta Luego.
Franco: Que Bien Arreglas las cosas. ¿Vamos?
Regina: Pero ¿a dónde?

Eugenio: Esteban!!! ¿Qué estuviste haciendo en Colombia?
Esteban:
Asuntos personales Papá.
Eugenio:
Te recuerdo que además de ser uno de mis abogados, eres mi Hijo, ¿qué asuntos?
Esteban: Fui con un amigo es un trabajo que no está relacionado con la empresa.
Eugenio: Un Tal Franco Santoro, ¿él?
Esteban: Si, es un arquitecto y me pidió el favor de ayudarle con algo relacionado con los asuntos legales de una edificación aquí en México, además me dijo que lo acompañara a Colombia. ¿Por?
Eugenio: ¿No sucedió nada inusual en el viaje?
Esteban: No Papá, ¿hay algo que deba saber?
Eugenio: No nada, Hijo ¿vas a volver a Colombia?
Esteban: Si, por qué No!!
Eugenio: No Nada, pensé que era algo de la empresa que no me habías informado.
Franco: Entra por aquí... - Entraron a un salón muy elegante.
Regina: ¿Qué estás haciendo en Colombia?
Franco: ¿Qué haces así vestida, que pasó con tu maquillaje? Esta no es la Regina de la que me enamoré.
Regina: Esa Regina murió, con ella murió mi pasado.
Franco: Pero te recuerdo que hay alguien de tu pasado que es mi presente.
Regina: Franco este no es el lugar para hablar de eso.
Franco: ¿Cuándo entonces? – Franco se acercó a ella quedando frente a frente - ¿Sabes todo lo que te he buscado? ¿Lo que he llorado por ti y por mi hijo?, Me preguntado miles de veces ¿por qué te fuiste sin decir nada?
Regina: Te dejé una carta...
Franco: Una carta que me dejó lleno de dudas. Pero a pesar de todo, sé que ya nació mi hijo, ¡tus padres están convencidos que mi hijo es de Patricio! – Los ojos de ambos estaban a punto de brotar lágrimas.
Regina: ¿Cómo lo sabes?
Franco: También sabía qué estabas aquí en Colombia, pero lo que menos pensé es que te encontraría aquí.
Regina: ¿Quién te dijo todo?
Franco: Esteban y yo hemos estado buscándote como locos. ¿Por qué Regina? ¿Por qué huir? – Regina se volteó, dándole la espalda a Franco. – No Cumpliste. – Regina lloraba en silencio.
Regina: El Niño está en mi casa.- Franco la toma por los hombros y la gira delicadamente.
Franco: ¿Cómo se llama?
Regina: Marco... - él limpia sus lágrimas.
Franco: Quiero verlo... quiero conocer a mi hijo.
Regina: No me pidas eso, aún no.
Franco: Regina, Marco es mi hijo. – Regina pasa su mano por su propio rostro y torna fuerte la mirada.
Regina: ¿Me lo vas a quitar?

Franco: Claro que No, vengo para que estemos los tres juntos, tú y Marco son mi complemento.
Regina: Pero ya yo no quiero estar contigo!!!- él acerca sus labios a la boca de Regina.
Franco: Dime que no anhelas estar a mi lado, dime que no extrañas estar conmigo, dime que mis caricias no te hacen vibrar...
Regina: Franco aléjate... - Franco la abraza atrayéndola hacia él.
Franco: Niégame que aún me amas...- La Respiración de Regina poco a poco se aceleraba – Yo si he extrañado tu cuerpo, extraño que tus besos acaricien mis labios, que tu respiración se agite en mi oído.
Regina: Franco!!! – El pulgar de Franco acariciaba el labio de Regina.
Franco: Dime Que no quieres estar conmigo y te dejo tranquila.
Regina: No puedo decirte eso.- Un beso apasionado dio inicio a un reencuentro anhelado, soñado, deseado por Franco y Regina.   



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